Ante la dura realidad —dice Dagoberto— los cubanos pueden asumir diferentes actitudes: la del avestruz, golondrina, bombero o intensivista, guardabosque...
El Decreto-Ley 35 vuelve a ponernos ante la cotidiana y larga disyuntiva de la verdad o la mentira, de la realidad o la propaganda, de la voz o la mordaza.
Las plagas de Cuba —dice el autor— son responsabilidad de todos los cubanos, en especial de aquellos que impiden la “salida” de su pueblo hacia la libertad.
Ante el agravamiento de la crisis en Cuba —dice el autor— se obliga al sacrificio de todo un pueblo para mantener el poder de unos pocos y reciclar un modelo que “no funciona ni para nosotros mismos”.
¿Qué pensarán de Cuba, de nosotros los cubanos, o del Gobierno... otras naciones al leer que un artista [en Cuba] se considera poco confiable, contrario a su Patria, o incluso traidor, cuando se encuentra con otro compatriota y comparten...?