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Jorge Luis Porrata, artista ilustrador

Jorge Luis Porrata, ilustrador y escritor, entiende el texto y lo apoya brillantemente: hay en él una capacidad de exégesis mediante la imagen.

Jorge Luis Porrata, ilustrador
Jorge Luis Porrata, artista ilustrador | Imagen: Árbol invertido (montaje)

La ilustración de libros es un arte menor, me dijo Porrata hace veinte años en Camagüey. Es posible que yo haya contestado entonces: no me gustan los adjetivos, pero seguramente me puse a perorar sobre los libros ilustrados del siglo XIX, franceses, ingleses, rusos, que rescataban de otra manera los pergaminos iluminados medievales, con una pérdida de lujo y una ganancia de emoción. El Romanticismo nos permitía soñar, y las ilustraciones ampliaban la narración con una puesta en escena imaginativa, exquisita. ¿Quién no vio las escenas de la Comedia con los grabados inmortales de Doré? El joven Porrata comenzaba a crear unas viñetas admirables, que él creía inferior a sus grabados en serio. El escritor Porrata comenzaba a trascender su propia palabra hacia unas imágenes que ilustraban unos libros suyos no escritos; peor, que ya no había necesidad de escribir. Lo que le aguardaba, sin embargo, ni lo imaginábamos: ilustrar los libros de sus amigos. Cuando Carlos Sotuyo y Antonio Domínguez crearon, en 2005, Ediciones Homagno en Miami, ya teníamos un ilustrado ilustrador: y hoy son diez libros los beneficiados por fuera y por dentro con el trabajo excepcional de este artista.

Libros ilustrados por Jorge Luis Porrata. Ediciones Homagno.
Libros ilustrados por Jorge Luis Porrata. Ediciones Homagno.

Una poética de la línea

Hay el ilustrador que crea unas imágenes para satisfacer una necesidad decorativa o una demanda del mercado; y logra ser eficaz para esos propósitos, pero sin rango de arte ni servicio de artista, que supone una mirada propia sobre el mundo. Hay el artista —Picasso— que ocasionalmente decora un libro, incluso suyo, con un trabajo derivado de su línea principal; y a veces es mucho, pero nada más. El verdadero artista ilustrador mantiene una coherencia de estilo que delata un sentido del mundo, un propósito espiritual. Es el caso de Porrata. 

Atengámonos  a la realidad de esos diez libros magistralmente ilustrados, sin cobrar un centavo. ¿Cómo ese escándalo, y precisamente en la sede del marketing, los Estados Unidos? Porrata padece de una desconexión natural con el mal. Hay mal en dondequiera, pero él está en otro lado. No al lado, sino antes. Para entender su arte de ilustrador debemos recibir —más allá de leer— su breve libro bilingüe What the animal had to say, compuesto de unas fabulillas de sabiduría destinadas a niños inteligentes y a mayores que sigan siendo niños. Las escribió en inglés: ténganse en cuenta que sus hijos nacieron en el Norte. Pero ni el idioma ni el país ni ninguna otra consideración mundana poseen ninguna importancia en ese librillo. La sabiduría es universal, y por eso apela a esas ilustraciones suyas donde una expresión cabalmente infantil se despliega sin complejos ni pretensiones. Es así y basta. En medio de la depravación contemporánea, donde eludir la vulgaridad, la violencia y la tontería va semejando un síndrome de inferioridad o incluso un delito insoportable, Porrata decide dibujar desde una paz exquisita donde absolutamente todo es verdadero y, por lo tanto, alegre. Ninguna evasión: el mundo está presente con su mal, pero al mismo tiempo está liquidado de antemano. La inutilidad del mal, su ridículo absoluto, divierte a este poeta de la línea. Para Porrata el mal es una payasada. Y responde al mal creando figuras payasas, humildes, simpáticas, vibrantes de vida en abundancia, siempre honestas.  

Porque no se trata de un mundo angélico sino verdaderamente humano. Pecado, pero venial. Los personajes de Porrata pueden ser buenos o de alguna manera fastidiosos, pero rara vez son malos de veras. Así es la mayor parte de la humanidad, por cierto. Una de las razones por las que la gente común desprecia el arte contemporáneo es que ese arte le presenta un mal excesivo y sin remedio, que desconocen y desde luego rechazan. El arte mima la realidad para ir más allá de ella, o queda preso de su miseria y fracasa como arte. La gente común demanda un arte positivo, estimulador, que le confirme que hay vida en abundancia; pero el culto del mal inventado por los políticos exige un antiarte de la neurosis y el crimen, que espanta a los padres de familia y a los niños bien dotados. 

Libros ilustrados por Jorge Luis Porrata. Ediciones Homagno.
Libros ilustrados por Jorge Luis Porrata. Ediciones Homagno.

La virtud de interpretar con imágenes

Parece que los personajes de Porrata pertenecen a un mundo de gracia distante del nuestro: más bien somos nosotros mismos y, en primer término, los autores que ha ilustrado, por dentro. Tan buenos como pudiéramos ser y a veces somos. Pero siempre con algo de caricatura, de ironía. Nunca somos algo, por mucho que nos esforcemos. Pero somos. Es. Porque ese mundo del ilustrador suma animales, vegetales, cosas. Es todo este lado del ser, con su variedad y su grandeza, con sus limitaciones y también con sus misteriosos poderes. Porrata estudió Biología y de ahí heredó una inspiración de curvas, flujos, espirales, formas como embrionarias, extraños animales que se funden con arquitecturas humanas y construyen una narrativa implícita, de esbozo y no de desarrollo. Como autor de videoarte y animados, Porrata tiene posibilidades técnicas para completar ese curioso mundo del más acá pecador y bendito. En los libros que ilustra insinúa —lo no completado es su fuerte, en verdad— unos vínculos, una historia, unas dinámicas que continúan en el texto. Una cota se encuentra en la cubierta y los interiores del poemario Las islas de tu cuerpo de Carlos Sotuyo: las viñetas de la cubierta se expanden en el interior como si abrazaran los poemas y los reunieran en un solo espacio lúdico, dilatado en un Big Bang divertido. Pero en este y otros casos, el humor y la ironía que provienen de la empatía y la bondad construyen un escenario majestuoso, pleno de dignidad y elevación. Como si Porrata siguiera el consejo de Lezama: hay que decir que el Libro de la Vida está bien escrito. Porrata eleva y dignifica a los autores con un respeto por la Vida y la Obra que ellos representan. Pocos artistas cubanos alardearían de situarse, a nivel de concepto implícito y de trabajo ostensible, en el culto de los cubanos a la dignidad plena del ser humano y de la vida. Él lo logra naturalmente, como un niño o un caracol.

Y como en la vida infantil, el espacio es lúdico, esto es, acción. Los personajes, entendiendo por tal no solo las caricaturas humanas o las estructuras vegetales o animales sino también escaleras, torres y cualquier cosa real o imaginaria, están en acción. Interactúan con el espacio alrededor o con otras figuras, o consigo mismas. Ascienden, estallan, se mueven. Por qué o para qué se mueven, estallan o ascienden, importa menos que el impulso de la acción, el comienzo divino que viene como del centro de la figura. Vida en Abundancia. El niño la tiene como patrimonio natural, comprobable. Cristo nos promete lo que conocemos y hemos olvidado. Porrata crea esos dínamos del bien que introducen los textos literarios, el texto como un discurso paralelo, equivalente. Pero siendo el ilustrador un escritor, entiende el texto y lo apoya brillantemente: hay en él una capacidad de exégesis mediante la imagen. Que a veces alcanza un prodigio de síntesis, como en la cubierta de mi libro El cancionero trascendental: en un solo dibujo está todo el extenso libro con su variedad y sus ambiciones. En otros momentos la viñeta o el dibujo a toda página recrea un poema, un cuento, con esa misma eficacia soñadora de los ilustradores decimonónicos y con la libertad y las resonancias del arte de hoy. La gracia exquisita de las viñetas a color de mi Libro de Jóveno compite con esos referentes. Los magistrales dibujos del libro de cuentos Su rastro breve de Daniel Morales merecen colgar en una galería. 

Libros ilustrados por Jorge Luis Porrata. Ediciones Homagno.
Libros ilustrados por Jorge Luis Porrata. Ediciones Homagno.

¿Cómo logra estas excelencias? Una economía puramente clásica dicta esas ilustraciones. Ningún exceso para retratar la Abundancia. Línea, y secundariamente color. La abundancia se desborda en la línea siempre limpia, perfilada, vibrante. La línea se divierte creando figuras y espacios, corre y se dilata sin prejuicios, y con una como contención risueña, interior. La línea engendra unas composiciones casi siempre centradas, incluso mandálicas, y asimismo de equilibrios difíciles. El color apoya a la línea y a la composición, sobre todo para crear el espacio en que las figuras actúan. Una predilección por los tonos pastel, por gamas claras y suaves, actualmente en desuso. Porrata no le teme a la Belleza. Incorpora el desdibujo, la fealdad de lo feo, el ácido visual. Y los somete a una visión superior de optimismo y felicidad. A mí me duele que la pobreza de Ediciones Homagno, que nos garantiza la libertad y la honestidad absolutas, nos impida llevar las cubiertas e interiores de este ilustrador a la calidad de impresión y presencia que merecen. Aunque apenas estamos empezando. Los editores, y también su obra. 

Libros ilustrados por Jorge Luis Porrata. Ediciones Homagno.
Libros ilustrados por Jorge Luis Porrata. Ediciones Homagno.
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Rafael Almanza

Rafael Almanza

(Camagüey, Cuba, 1957). Poeta, narrador, ensayista y crítico de arte y literatura. Licenciado en Economía por la Universidad de Camagüey. Gran Premio de ensayo “Vitral 2004” con su libro Los hechos del Apóstol (Ed. Vitral, Pinar del Río, 2005). Autor, entre otros títulos, de En torno al pensamiento económico de José Martí (Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1990), El octavo día (Cuentos. Ed. Oriente, Santiago de Cuba, 1998), Hombre y tecnología en José Martí (Ed.  Oriente, Santiago de Cuba, 2001), Vida del padre Olallo (Barcelona, 2005), y los poemarios Libro de Jóveno (Ed. Homagno, Miami, 2003) y El gran camino de la vida (Ed. Homagno,Miami, 2005), además del monumental ensayo Eliseo DiEgo: el juEgo de diEs? (Ed. Letras Cubanas, 2008). Colaborador permanente de la revista digital La Hora de Cuba, además de otras publicaciones cubanas y extranjeras. Decidió no publicar más por editoriales y medios estatales y vive retirado en su casa, ajeno a instituciones del gobierno, aunque admirado y querido por quienes lo aprecian como uno de los intelectuales cubanos más auténticos.

Comentarios:


Amilkar Feria … (no verificado) | Lun, 18/10/2021 - 08:44

Excelente definición del quehacer del ilustrador. Me identifico y apoyo las palabras del Maestro Almanza en su disertación. Felicidades a Porrata por su arte.

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