"...La madrugada y yo somos la usanza / de un mismo Dios enloquecido y solo. / Ambos pujamos hacia un mismo polo / ausente de inquietud y de esperanza...".
"...Sobre ellos la gran voz sin rostro / anunciaba triunfante la nueva era / de la universal violencia mesiánica / y del bárbaro delirio antihumano...".