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Vidas | Nahyla quería ser coronada "Miss Cuba Travesti". Un sueño cumplido

De ser un chico rural, con "novias y socios", pasó a ganar primero el concurso Miss Santa Clara Travesti 2017 y luego el Miss Cuba Travesti 2019. "Cuando me visto de mujer no soy Luis Miguel, soy Nahyla".

Travesti Luis Miguel parque Remedios
Nahyla en el parque José Martí (antigua Plaza de Isabel II) de Remedios, provincia Villa Clara, Cuba.

Esta entrevista debió haber sido publicada en el 2019, pero, por esos avatares del destino, permaneció inédita en mis archivos hasta que, con la llegada de otro 17 de mayo que nos recuerda la fecha en que la OMS dejó de considerar a la homosexualidad como patología, me parece indicado desempolvarla y contar la historia de un chico gay y transformista nacido en la Cuba rural de finales del siglo XX.

Cuando conocí a  Luis Miguel  a principios de 2019, él tenía solamente un sueño. Pero, a manera de abrebocas para los lectores, valga decir que poco después mi entrevistado logró cumplir aquel sueño. Del mismo modo, aunque la COVID haya frenado muchos otros de sus proyectos, como nos ha ocurrido a casi todos, estoy seguro de que no renunciará a ellos.

Fue la novia de mi primo quien me habló de esta pareja homosexual. Tienes que entrevistarlos, me dijo, ambos son muy buenos transformistas y el más joven ganó el año pasado un concurso muy importante, el Miss Santa Clara Travesti. Sí, podía resultar interesante conocer su historia y, tras las coordinaciones previas, me presenté en su hogar.

No estaba seguro de qué iba a encontrar en mis presuntos entrevistados. Alguien me había enseñado tiempo atrás una foto con barba tipo candado de Ru Paul, el conocido transformista que ha cantado junto a Elton John, y en aquel entonces no descubrí ni remotamente a esa mujer que muchos consideran entre las más hermosas del mundo. Al llegar, el joven Luis Miguel, que solo estaba en short, buscó una camiseta, se la puso y, dado que su pareja no estaba en casa y demoraría un poco en llegar, comenzamos, más que la entrevista, una conversación informal.

Orlando, la pareja de Luis Miguel, llegaría al cabo de un rato, pero no quiso hablar. No sé si porque le disgusta que se graben sus palabras, porque se sentía indispuesto (al poco de llegar subió a la planta alta a acostarse), o porque en una sociedad absolutamente respetuosa de la sexodiversidad su historia podría parecer tan irrelevante como la de cualquier hijo de vecino. En fin, que nos tendremos que conformar con la visión de Luis Miguel, un muchacho de veinticinco años que en menos de un lustro pasó de heterosexual con novia a Miss Santa Clara Travesti 2017 y convencido aspirante, entonces, a convertirse en la nueva Miss Cuba Travesti, que  debió realizarse en el 2018, pero como muchos otros eventos culturales, fue pospuesto para el 2019 a raíz de la muerte de Fidel Castro.

Luis Miguel, ¿cuándo comienza tu pasión por el transformismo?

Primero descubro que me atraen los hombres. Después, al tiempo, fue que decidí vestirme de mujer. Yo hasta los diecinueve años llevaba una vida completamente heterosexual, con novias, socios.

¿Y sexualmente te satisfacían estas relaciones heterosexuales?

Sí. Yo vivía en La Sierpe, un municipio de campo, en la provincia de Sancti Spíritus. En mi familia no hay gais y mis tíos son machos remachos. Yo sentía eso por dentro, pero me reprimía, me decía a mí mismo no puede ser, no, no. Siempre dije que no por el qué dirán. En esos lugares de campo la gente tiene una mentalidad cerrada.

¿Y cuándo decides olvidarte del qué dirán?

Yo estaba haciendo el Servicio Militar Obligatorio en Trinidad y me faltaba un mes para terminarlo.

¿Y no ocurrió nada en esa etapa, teniendo en cuenta la convivencia constante que tienen los reclutas?

No. Ya te digo que yo constantemente me reprimía hasta que un día decidí hacer mi vida porque no iba a seguir siendo infeliz para que los demás fueran felices, aunque le doliera a mi familia. Entonces, conocí a un muchacho suizo y tuve mi primera experiencia homosexual.

¿Me recuerdas qué edad tenías?

Diecinueve años.

Para los tiempos que corren puede parecer un poquito demorada esa decisión respecto a tu primera experiencia no heterosexual.

A ver, yo sabía desde antes lo que quería, que no tenía mi mente clara con mi vida, pero el tiempo es de Dios y si decidió que ocurriera a los diecinueve es porque era el tiempo justo.

Me hablas del tiempo de Dios. ¿Eres creyente, profesas alguna religión?

No, solamente creo en Dios.

¿También creías en Dios a los diecinueve?

Lo veía diferente. Ya al conocer a Orlandito es diferente porque él sí es muy creyente.

¿Y no te sentías en conflicto con Dios por tu homosexualidad?

No, solamente pensaba en el qué dirán de las personas. Tampoco tenía la capacidad de mente que tengo ahora.

¿Por qué tu primera relación es con un suizo, un extranjero? ¿Creíste que al no ser cubano la posibilidad de que ese encuentro se repitiera era ínfima?

No, sencillamente me llamó la atención y, nada, pasó. Pudo haber sido con un cubano.

Cuando tienes esta primera relación supuestamente eras heterosexual, tenías novia, ¿seguiste con ella, llevando esta doble vida?

Sí, seguí con mi novia. Después, al tiempo, me decidí por lo que yo quería ser. Sí. Al tiempo fue que me decidí a cambiar de vida.

Al tiempo significa una vez concluido el Servicio Militar Obligatorio.

Sí. A los veinte años termino el Servicio y comienzo a trabajar.

¿Dónde trabajas?

En Educación, como Jefe de Seguridad y Protección de todos los centros escolares del municipio.

¿Fue lo que encontraste en ese momento?

Sí y me sentía bien con ese trabajo.

¿Cuánto tiempo estuviste en esa labor?

 Unos dos años.Yo no le hablaba a nadie de mis preferencias, pero la gente no es ciega. Trabajando allí tuve mis dos primeras parejas estables, pero la vida privada y personal uno no se la tiene que contar a nadie. Yo, vivía en mi casa, con mi familia.

¿Y cuándo decides vestirte de mujer por primera vez, qué es lo que te motiva?

Lo hice por primera vez hace tres años. Quería experimentar lo que se sentía ser transformista sobre el escenario porque un día fui a ver un show de travestis y me gustó lo que hacían y quise hacerlo yo también. No hubo una etapa previa, sucedió y ya.

¿Y cómo te preparas para este primer show?

Nada, con mis amistades. Me ayudaron prestándome ropas, calzado, por suerte calzo un treinta y nueve y son más fáciles de conseguir los zapatos de mujer. Y contraté en Sancti Spíritus a una persona que se dedica a maquillar.

¿Y ya desde esa primera presentación dominabas los tacones?

Pasé un buen trabajo hasta que me acostumbré a ellos. Cuando hice el primer show no era lo perfecto, pero tampoco el peor.

Y físicamente, ¿se notaba en algún detalle que eras un hombre?

Sí, estaba más gordito, se me notaban los músculos de la época del Servicio. Cuando decidí seguir en el mundo del transformismo tuve que hacer dieta, dejar de hacer ejercicios.

Me contabas que a raíz de esta primera presentación conoces a Orlando.

Sí. La presentación fue en Sancti Spíritus, en la Casa de la Música. Él me vio actuar y le gustó y, al día siguiente, nos vimos en una fiesta gay que se dio en un lugar llamado El Pollito. Allí hablamos por primera vez y hasta los días de hoy. Llevamos más de tres años de relación.

¿Qué te dijo de tu actuación?

Que iba por buen camino, pero que todavía me faltaba. Él también hacía transformismo. Una vez alquiló un local y representó esa escena de la película de la vida de Selena en la que Jennifer López entra en un automóvil al lugar donde va a dar el concierto. Orlandito hasta contrató el carro, se vistió con esa especie de body ajustado al cuerpo que usaba Selena. Él era muy buen transformista, solo que ya tiene cuarenta y un años y ha decidido retirarse. Su nombre artístico es Fendy, es una marca de perfume muy famosa, creo que francesa.

 ¿Y cuál es tu nombre artístico, lo usaste ya en esa primera presentación?

 Sí, desde la primera vez me presentaron como Nahyla Shelton. Me lo puso un amigo no sé por qué y me gustó. Después del Miss Santa Clara cambié a Nahyla Anderson como un homenaje a la reina anterior, Zulema Anderson.

 Cuando hiciste tu primera presentación todavía vivías en La Sierpe.

 Sí, yo vivía allá y Orlandito aquí, en Remedios. Empezamos a conocernos y decidí venir a vivir con él. No me costó mucho tomar la decisión porque lo que sentía por él era una cosa muy fuerte, y por supuesto, es algo vivo aún.

¿Cómo vas creciendo en este mundo del transformismo?

Muy bien porque actualmente soy la Miss Santa Clara 2017.

Correcto, pero háblame del camino recorrido hasta llegar allí. ¿Después de mudarte a Remedios haces presentaciones allí, en Santa Clara?

En Santa Clara no. Hice varias presentaciones en Remedios y cuando Orlandito vio mis capacidades empezó a llevarme a concursos en Caibarién, Sancti Spíritus. Él me enseñó todo, todo lo que sé. Desde que empecé me enseñó cómo ponerme, cómo caminar la pasarela, a tener los gestos más finos.

Supongo que sería un poco difícil...

Sí, me costó un poco, pero lo que nace con la persona es eso y ya. Eso nació conmigo, solo que lo tenía oculto.

¿Cómo conoces de la celebración de este concurso de Miss Santa Clara?

Este concurso se realiza anualmente. Como te decía, yo nunca había estado en El Mejunje, pero me llaman de Santa Clara para que me presentara a este evento. Hablamos con la reina en ese momento vigente, Zulema Anderson, que era amiga de nosotros, especialmente de Orlandito y había estado varias veces en la casa y ella accedió a patrocinarme, o sea, maquillarme, peinarme. Y ya, fue la primera vez que fui a Santa Clara y te confieso que iba con un poco de miedo, pero confiando en Dios que la corona iba a ser mía y, gracias a Orlando, me fue muy bien.

Cuéntame sobre el concurso.

Empezamos nueve concursantes y la primera noche el jurado eliminó a una.

¿Cómo estaba compuesto ese jurado?

Eran cuatro personas, incluido el director artístico de las galas. Todos tenían experiencia previa y evaluaban pasarela, vestuario, peinado, cuerpo. También había un representante de Mariela Castro.

¿Quieres decir del CENESEX?

Sí, se llama Malú y junto con Sara Gold, una travesti que vive en Miami, patrocinaron el evento.

¿A qué le llamas “patrocinar”?

Ellas pusieron el dinero para los regalos que se dieron en el concurso.

¿Y hacen esa donación a título personal o como parte de alguna entidad?

No sé, Malú representaba al CENESEX y Sara, no sé decirte. Solo que tenía muy buenas relaciones con los organizadores y los miembros del jurado y supongo que por eso quiso poner su granito de arena.

Regresemos al concurso y a esa primera noche de eliminación.

Esa primera noche pasa tres veces por la pasarela. La primera vez es para presentarnos y puede decirse que no cuenta a la hora de valorar los jueces, pero siempre conviene que la primera impresión sea favorable. El segundo pase es en traje de baño y ahí valoran el cuerpo de cada concursante. Y por último tienes que defender un traje de fantasía.

¿De fantasía? ¿Te refieres a un vestuario y maquillaje similar a los de las carrozas de parrandas?

Sí, algo así. El que yo escogí fue la viuda negra.

Entonces, para la segunda noche del concurso quedan ocho participantes. ¿Cómo desfilan en esta ocasión?

Con trajes de gran vestir.

¿Te refieres a vestidos de gala?

Exacto. Pasamos por distintas rondas y van eliminando de dos en dos, hasta que quedamos yo y la primera finalista.

Que fue…

Su nombre es Misael y se presentaba como Danaya Help. Bueno, te aclaro que a todas nos presentaban con nuestros nombres “artísticos” y diciendo el lugar del que procedíamos. Danaya es de Guayos. Ah, la primera dama fue Chandra Tsunami.

¿En qué consistió tu premio como Miss?

Además de la corona, que la tengo bien guardada por allá arriba (señala el segundo piso de la casa), me dieron doscientos dólares, una peluca color rubio crema, metros de tela para hacer vestidos, un collar y gargantillas doradas a juego con la corona, un fin de semana en un hotel con un acompañante y todos los gastos pagados, una producción completa de maquillajes por todo el año y el pase como finalista al Miss Cuba que se celebrará el diecinueve y veinte de mayo.

 

Mis Cuba
Nahyla, coronada como Miss Cuba Travesti 2019, junto a Jayr, el sastre de transformistas y travestis de El Mejunje.

 

Antes olvidé preguntar, ¿recuerdas exactamente cuándo se celebró este certamen?, ¿fue en El Mejunje?

El Mejunje es muy pequeño para estos eventos. Se hizo en el cabaret El Bosque en Julio del 2017.

Cuando dices que es muy pequeño imagino que al cabaret El Bosque fue mucho público.

Sí, mucho. Sé que en Camajuaní, por ejemplo, hacen eventos parecidos en el teatro.

Eso quiere decir que el teatro La Caridad podrá ser la sede del próximo Miss Santa Clara. Pero bueno, cuéntame del Miss Cuba que ya casi está aquí. ¿Cómo es la “mecánica” de este concurso?

Es muy similar al Miss Santa Clara, solo que en mayor escala.

Y, obviamente, estás muy ilusionado con ganarlo.

Claro, si no estuviera ilusionado no iba. Es un sueño ganar esa corona. A mí me gusta mucho el maquillaje, los concursos de belleza. Si pudiera participar en concursos internacionales también me encantaría ir.

¿Qué sientes cuando te vistes de mujer? ¿Eres entonces otra persona?

Pues claro. Cuando me visto de mujer no soy Luis Miguel, soy Nahyla.

O sea, eres una especie de actor.

Sí, el transformismo es actuación. Cuando el público aplaude me siento seguro. El que ellos me vean y acepten como mujer me hace sentirme realizado.

¿Te han piropeado alguna vez? ¿Te molesta?

Sí, me han piropeado y no me molesta que me digan cosas lindas, que tengo un cuerpo bello.

¿Has recibido alguna ofensa?

No, hasta ahora no. Siempre me han dicho cosas lindas.

¿Te han regalado flores?

Sí y tampoco me molesta. El primero que me regala flores casi todos los días es Orlando y quienes me regalan flores lo hacen delante de él y con respeto hacia mi trabajo.

¿Tú familia ha visto tus shows?

No, pero sí saben que actúo, que fui Miss. El traje de gran vestir con el que recibí la corona me lo mandó mi prima de Las Vegas y también los zapatos. A mí me gustaría que alguna vez mi familia me viera actuar.

¿Son muy “traumáticos” los cambios físicos que se requieren para practicar el transformismo?

A ver, las cejas normalmente me las afeito para marcar bien el arco e igual con los brazos. Las piernas no es imprescindible afeitarlas porque desfilas con medias panty color carne y el pene y…, lo otro, lo echas hacia atrás, lo recoges bien.

Como en la película Fátima o el Parque de La Fraternidad.

Exacto. Para el Miss Santa Clara sí tuve que sacarme las cejas y la barba. Ah, y los pies te duelen por los tacones, claro.

¿No te hormonas para lucir más femenina?

 No, no, todo natural. Ah, se me olvidaba, los senos me los hago con relleno de esponja.

En el caso de ustedes, es rompedor de cerrados esquemas el que ambos se hayan dedicado al transformismo, ¿cómo te sientes al respecto?

Muy bien. Eso no tiene nada que ver. Somos gais igual. Yo me siento orgulloso del talento que él tiene. En el mundo del transformismo es mi maestro, mi guía. Orlandito es mi mejor amigo, mi hermano, mi padre. Gracias a él tengo esa corona por la que luchó tanto como yo. Gracias a él soy lo que soy. Nosotros nos queremos, nos respetamos y entendemos tanto. Cuando él hacía sus shows yo siempre lo apoyaba al cien por ciento, al igual que él conmigo.

Aparte de los concursos, nos comentabas que haces shows. ¿Qué artistas te gusta representar?

Yo hago las canciones de las artistas. Las hago a mi manera, no es exactamente que las imite. Me gustan Mirta Medina, Amanda Miguel, Gloria Trevi, Isabel Pantoja.

Son cantantes que generacionalmente están un poco lejos de ti y bastante teatrales en sus presentaciones.

Sí, me gustan las cantantes con temperamento y canciones que no lleven coreografía. Todavía no me atrevo a bailar como mujer en público.

¿Te cuesta mucho diferenciar entre Nahyla y Luis Miguel?

No, siempre lo tengo claro. El transformismo es un hobby y muy caro. En cada presentación usas tres o cuatro vestidos, cambias de zapatos, joyas.

Hay transformistas que se han convertido en modelos de importantes firmas, ¿te gustaría intentarlo?

Sí, claro y también enseñar a otros.

¿Y a qué te dedicas ahora?

Mi amigo Orlando y yo tenemos un hostal de una habitación que pensamos ampliar y él, además, es peluquero. Él es peluquero hace veintisiete años y yo llevo el hostal. Siempre estoy aquí en la casa, soy muy casero. No me gusta estar todos los días en la calle en fiestas. Prefiero estar en mi casa tranquilo.

¿Te sientes satisfecho?

Todo está bien. No me importa la diferencia de edad ni nada. Al contrario, me siento más seguro. Orlando llena mi vida, me hace sentir satisfecho. Me siento bien así. No puedo decir otra cosa.

 

Alejandro Langape

Alejandro Langape periodista

Ingeniero. Narrador y ensayista. Egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Reside en Villa Clara.

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