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Deportes | Un equipo de béisbol y dos sueños cumplidos por un pelotero cubano

“Siempre he sido porfiado y no me da miedo quedar en ridículo o que se burlen de mí. Sé que es una posibilidad, pero no me importa”, dice Oropesa sobre su debut en el equipo Cuba del exilio con 52 años.

El pitcher cubano Eddie Oropesa.
El pitcher cubano Eddie Oropesa. | Imagen: Cortesía del entrevistado

El público que iba a asistir el próximo 26 de enero al partido de béisbol entre un conjunto cubano y uno de Japón en el Estadio Edgar Rentería de Barranquilla, Colombia, iba a ser testigo de un acontecimiento histórico. 

No sería la primera vez que un equipo cubano de pelota enfrentara a uno japonés, pero sí la primera vez que un equipo de peloteros cubanos sin vínculos con ninguna entidad estatal de la Isla participara en un torneo internacional. 

El torneo era la Serie Intercontinental de Béisbol y el equipo era el Dream Team (equipo soñado). El nombre original era "FEPCUBE, Patria y Vida", que unía las siglas de la Federación Profesional Cubana de Béisbol –un proyecto fundado en el exilio que busca unir a los peloteros cubanos radicados fuera de la Isla– y el título de la canción que devino himno durante las protestas antigubernamentales de julio de 2021 en Cuba.

El roster preliminar fue anunciado el 29 de diciembre en conferencia de prensa. Muchos aficionados habrán saltado al leer nombres como los de los Big Leagers Aroldis Chapman, Yandy Díaz y los hermanos Yulieski y Lourdes Gurriel (Jr.), o el de un bateador tan estable en la Liga Dominicana como Henry Urrutia.

Sin embargo, entre esos peloteros hay uno menos conocido para muchos cubanos, aunque también jugó en las Grandes Ligas, cuya presencia en el equipo tiene un significado especial. Se trata de Edilberto (Eddie) Oropesa, lanzador que abandonó la selección nacional durante la Universiada o Juegos Mundiales Universitarios de Verano celebrados en Búfalo, en 1993.

No hay que hacer muchos cálculos matemáticos para saber que Eddie Oropesa debe rondar los 50 años. Para ser más precisa, tiene 52. Si alguien piensa que este hombre integra el Dream Team como entrenador de pitcheo, se equivoca. Oropesa es uno de los lanzadores del equipo. Y pretendía pichear. Al hacerlo, estaría cumpliendo dos sueños: lanzar para un equipo cubano y hacerlo para un equipo cubano libre.

Oropesa pudo haber cumplido el primer sueño en 1993, pero escapó en Búfalo antes de tener la oportunidad. Su fuga, a plena luz del día, delante de todo el equipo y frente a todos los presentes en el estadio, está considerada una de las más espectaculares dentro del deporte cubano.

"Creo que fui el primer pelotero que se quedó en su primer viaje. El primero que escapó fue Barbarito Garbey, por el Mariel. Después, el primer desertor fue (René) Arocha, en 1991", cuenta el zurdo matancero.

Eddie Oropesa con Bryan Peña, manager del equipo FEPCUBE.
Eddie Oropesa con Bryan Peña, manager del equipo FEPCUBE. | Imagen: Cortesía del entrevistado

Para el joven de 21 años que era entonces, con su esposa embarazada de su primogénito en Cuba, fue una decisión difícil. Sin embargo, Oropesa tenía claro desde los 13 o 14 que quería ir "para la Yuma", como se le llamaba a Estados Unidos en Cuba en aquel momento.

"Cuando hice el equipo vi la oportunidad y no quería desaprovecharla, por si regresaba a Cuba y me lesionaba, y no podía salir más".

Cuba atravesaba el llamado Periodo Especial en tiempo de paz y la esposa de Oropesa siempre le hablaba de la canastilla para el niño. Eso lo hizo dudar en su decisión de quedarse en Estados Unidos.

"Yo sabía el trabajo que se pasaba para llevar cosas del viaje. Después, pregunté a los muchachos y supe la cantidad de dinero que nos iban a dar, que eran 75 dólares. Yo preguntaba, haciéndome el bobo, qué se podía comprar con eso y, básicamente, eran dos pares de tenis. Yo tenía que llevar canastilla, ropa para mi esposa, para mi familia. Ahí sí decidí que me tenía que quedar. Yo no sabía robar y esa es básicamente la desgracia que se ha vivido desde 1959. Básicamente, había que robar, vender tabaco".

"Era muy difícil quedarse. Nosotros hicimos escala en Miami y mi familia iba a ir a verme. Yo pensaba decirles que me quedaba, pero no los vi. Nos metieron directo en Inmigración para coger el vuelo a Búfalo. Era muy difícil llamar por teléfono. Recuerdo que fue Yobal Dueñas el que me hizo la conexión. Yo me había aprendido los siete números del teléfono de la casa de mi tía".

La única pregunta que le hizo su primo fue si se iba a quedar y Oropesa le respondió que sí. Al recordar aquel momento, el veterano zurdo llama la atención sobre el hecho de que, como haría el Dream Team en la Serie Intercontinental de Béisbol, Cuba debutaba ante Japón. Su primo se acercó a la cerca que separaba a los jugadores del público y le dijo que, después del partido, seguiría al autobús en el que viajaba el equipo cubano hasta el hotel. Oropesa debía aprenderse la matrícula, abandonar el hotel por la noche y buscar el carro de su primo.

El veterano pitcher cuenta que desertó aquella noche. Salió del hotel y buscó el carro de su primo durante casi dos horas, pero no lo encontró. No tuvo más remedio que regresar al hotel donde se hospedaba el equipo. 

"En una reunión se había dicho que no se podía salir de allí. Entrando, con la cabeza baja, frustrado, vi al que era jefe de la seguridad de toda la delegación, porque eran muchos deportes. Me preguntó dónde estaba a esa hora y, gracias a Dios, se me ocurrió decirle que estaba tomando coca cola, que yo nunca había tomado".

Integrantes del equipo Cuba indepeendiente
Integrantes del equipo Cuba independiente, "Dream Team".

Al otro día, y aquí vuelven a repetirse las coincidencias, Cuba enfrentó a Corea, segundo rival previsto para el Dream Team en la Serie Intercontinental. Media hora antes del juego, un compañero le dijo que su familia preguntaba por él. 

Oropesa se acercó a la cerca para hablar con su primo, que le explicó que la noche anterior un dispositivo de seguridad por una amenaza de terrorismo le había impedido ir a recogerlo al hotel. Su primo le dijo que después del partido se fajaría con alguien del conjunto nacional cubano para que él aprovechara y subiera al carro.

Pero el joven lanzador estaba desesperado. Veía a la gente del equipo Cuba llegar. También vio que en algún punto se abrió una puerta y luego volvió a cerrarse. Decidió trepar la cerca. 

"Dejé las chancletas. Recuerdo que cuando iba a empezar a trepar dije, y disculpa la palabra, 'está bueno ya de aguantar la perra pinga esta', y empecé a subir la cerca. La gente me gritaba 'Oropesa, tú estás loco, a dónde tú vas'. Las muchachas que cuidaban el estadio también gritaban. Me tiré y a correr".

Oropesa brincó esa cerca el 10 de julio de 1993 y al día siguiente voló a Miami. La fecha es especial para él y siempre la celebra. En Cuba, su esposa y su padre estuvieron castigados y no recibieron la tarjeta blanca que les permitía abandonar el país, durante tres años.

Finalmente, consiguió sacar a su familia y criar a tres hijos con su esposa en Estados Unidos, donde nadie le impedía creer en Dios ni celebrar las Navidades, como ocurría en Cuba cuando salió.  

Durante ocho años jugó en Ligas Menores y llegó a las Mayores en 2001, cuando ya creía estar viejo para ese nivel. Debutó con lo Philies de Philadelphia en 2001, luego jugó con los Diamondbacks de Arizona y por último jugó con los Padres de San Diego. Jugó como profesional por última vez en 2007, en Holanda. Después ha pitcheado en partidos de veteranos, pero nunca más en un sistema organizado.

El único deporte en el que un manco como Jim Abbot puede estar a punto de ganarle al equipo Cuba

Desde entonces ha llovido bastante. Oropesa tiene 52 años y, cuando se lee su nombre dentro de un staff en el que el mayor de los pitchers tiene 42 años (Yunesky Maya), es inevitable preguntarse por qué se empeña este pelotero veteranísimo en lanzar en este torneo.

Antes de que, a golpe de presiones, el régimen cubano lograra que la Serie Intercontinental de Béisbol fuera cancelada, le pregunté a Edie Oropesa si no tenía miedo de recibir un aguacero de carreras y hacer el ridículo. ¿Cuántas millas por hora puede alcanzar la recta de este veterano en estos momentos?

"Siempre les dije a mi esposa, a mis padres, a mis hijos que quería volver a pichear en un sistema organizado y ellos se reían. Siempre he sido porfiado y no me da miedo quedar en ridículo o que se burlen de mí. Sé que es una posibilidad, pero no me importa. Estoy entrenando muy bien y si Dios quiere voy a llegar el 26 (de enero) a Colombia en 'buen shape' (buena forma)", sostiene Oropesa, quien está consciente de que le pueden "caer a palos", pero asegura tener algo a su favor: la mente. 

Este lanzador de 52 años está convencido de que el béisbol tiene mucho que ver con la mente. "es quizás el único deporte en el que un chiquitico como José Altuve le gana a alguien de doscientas y pico de libras y que mida 6’5, o un manco como Jim Abbot, que por poco le gana al equipo Cuba y después tuvo tremenda carrera en Grandes Ligas". 

"Es un riesgo que tengo que correr. El otro día, cuando le di la noticia a mi esposa, ella se asustó mucho, por miedo a que me den una línea, un pelotazo. Le dije que la única opción es que rece para que la línea no salga por mí y si sale por mí que la pueda coger". 

Oropesa no sabe qué velocidad alcanza en estos momentos con su recta, pero la velocidad dejó de ser su principal arma en el montículo hace mucho tiempo y se lo debe a las numerosas lesiones que sufrió, primero en Cuba y luego en Estados Unidos. En 2002, tuvo que hacer el equipo estando lesionado y lanzar llorando de dolor por una lesión.

"Probablemente comencé en Grandes Ligas ese año tirando lo que tiro ahora. En mi carrera en Ligas Menores también sufrí muchas lesiones del codo y del hombro, y me adapté a sacar outs con maña, tirando flojo. Sé que va a ser difícil por la juventud de los muchachos. El mayor problema va a ser los reflejos, si batean para arriba de mí". 

"Después que me retiré, gracias a Dios he estado haciendo más ejercicios para arriba y la salud del brazo es mejor que cuando estaba en Cuba y que cuando estaba jugando en Grandes Ligas. Solo necesito que me respondan la espalda y las piernas. No tengo miedo". 

Un equipo cubano en el que nadie estará pensando en desertar

Cuando conversé con Eddie Oropesa, me llamó la atención sobre uno de los aspectos más significativos, más hermosos, de la participación del Dream Team en la Serie Intercontinental de Colombia: los peloteros cubanos no estarían sometidos a restricciones ni vigilancia. "Nadie va a estar pensando desertar", sostuvo este hombre que conoce bien la tensión y el precio de abandonar una delegación oficial del deporte cubano.

Antes de saber que existían las Grandes Ligas, el sueño de este pelotero en su adolescencia era hacer un equipo Cuba. "Que a esta edad se me dé, es increíble".

Una gran victoria

Sin embargo, el régimen de La Habana no podía permitir que este equipo sin vínculos con la estatal Federación Cubana de Béisbol (FCB) interviniera en una competencia internacional, aunque este no perteneciera al calendario de la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol ni al de las Grandes Ligas.

No bastó que FEPCUBE renunciara a su derecho de usar los símbolos patrios de Cuba, país de nacimiento de los jugadores, ni que rebautizara el equipo. La existencia de esa federación independiente es un desafío al monopolio del régimen cubano sobre el deporte.

Team USA Rentería, proyecto promotor de la Serie Intercontinental, anunció la cancelación este 16 de enero. Entre los motivos estaba que las autoridades de Colombia no reconocían a FEPCUBE.

Posteriormente, el presidente de Team USA Rentería, Edison Rentería, dio a conocer que el Gobierno cubano llamó al Ministerio de Deportes de Colombia y que esta entidad le exigió excluir al equipo de FEPCUBE de la competencia. Rentería se negó.

Los esfuerzos de La Habana y la actitud del Gobierno de Colombia –que la FCB agradeció posteriormente en un comunicado publicado en la prensa estatal– demostró el miedo del régimen a que los cubanos puedan verse representados por un equipo de peloteros libres. 

La prensa estatal ha presentado la suspensión de la Serie Intercontinental como una derrota a FEPCUBE; Oropesa ve todo lo contrario.

"No creo que sea una derrota, al contrario, es una gran victoria porque los pusimos contra la pared. Respecto a mí, estoy super contento con todo lo logrado en este corto tiempo, estos días de tanta hermandad y armonía en los entrenamientos".

El matancero agradece a todos los que apoyaron el proyecto desde el principio, a lo peloteros jóvenes y a los establecidos en Grandes Ligas.

"Es increíble lo que han hecho varios caballos nuestros, que básicamente están arriesgando sus carreras millonarias por representar a un representar un equipo Cuba de verdad, de cubanos libres. Todos los cubanos deberían estar súper orgullosos. Esto es por los presos políticos que ponen sus vidas en peligro por la libertad de Cuba, por la libertad de nosotros para que algún día tengamos la oportunidad de regresar a nuestra Isla bella".

El 17 de enero, el Dream Team debió disputar su primer desafío de preparación frente al equipo del Miami-Dade College. Aunque la Serie fue cancelada, el partido se llevó a cabo. Y Eddie Oropesa lanzó. Enfrentó a dos bateadores y los puso out… por la vía del ponche. El desafío terminó 3x2 a favor del equipo de FEPCUBE.

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Yusimí Rodríguez López

Periodista Yusimí Rodríguez López

(La Habana, 1976). Narradora y traductora. Colaboradora también de los sitios Diario de Cuba y Havana Times. En 2015 publicó su primera colección de cuentos, The Cuban dream. Ganó el Premio Deslinde con La otra guerra de los mundos (Ed. Deslinde, Madrid, 2021). Cuentos suyos aparecen en antologías en Cuba y otros países.

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