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Opinión

El concepto de inteligencia emocional, no estudiado suficientemente en Cuba, resulta imprescindible para poder afrontar el mundo contemporáneo.

El significado de este controvertido término, declarado palabra del año 2016 por el Diccionario de la Universidad de Oxford, también se aplica en Cuba.

Las promesas incumplidas y la demagogia de la clase política cubana genera desconfianza en el pueblo, cada vez más escéptico con respecto a sus gobernantes.

"Pasa el tiempo y aquí no cambia nada", frase repetida por una buena parte de la población cubana, sirve como punto de partida para esta reflexión.

A través de su relación con algunos de sus familiares y amigos, el autor nos acerca a su amplio universo literario, ético, cinematográfico y culinario.

Hay diferentes maneras de "padecer" la vida en Cuba. Algunas, incluso, pueden ayudar en nuestro crecimiento humano y espiritual.

Nuestros padres fundadores, Félix Varela y José Martí, priorizaron en la mayoría de sus escritos lo relativo a la moralidad de la nueva república cubana.

Esta suerte "cultura de la cancelación" que se ha erigido en Cuba amenaza con hacer desaparecer el debate ético y civilizado en la Isla.

La indisoluble relación entre la realidad (sea cual sea su condición) y la escritura es, según la autora, el punto de partida de cualquier proceso de ficcionalización.

Varias son las causas que impulsan a que algunos cubanos permanezcan voluntariamente en la Isla a día de hoy. En esta reflexión, su autor nos desentraña tal "misterio".

Usando como punto de partida las palabras del escritor serbio-peruano Goran Tocilovac, el autor de esta reflexión se enfrenta resolutivo a la "dictadura de las imagenes".

"Es verdad que los cubanos hemos tenido acceso universal y gratuito a la salud, pero en los últimos años esa es también una realidad en descomposición."