Antes de salir el 11 de julio de 2021 a las calles de la localidad de Quivicán, en la provincia de Mayabeque, a protestar contra la dictadura cubana, la poeta María Cristina Garrido ya era una “persona de interés” para la Seguridad del Estado del régimen.
La poeta, entonces una joven desconocida para muchos, no lo era para los servicios de inteligencia del régimen cubano, pues militaba en organizaciones como Partido Republicano de Cuba y la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR), por lo que ya la consideraban una amenaza.
María Cristina Garrido, cuya obra poética le valió para ganar en 2008 el Primer Premio Nacional del Concurso Tabacalero Carlos Baliño, tampoco era conocida por muchas personas en Cuba cuando en septiembre de 2020 denunció el caso de un niño que no tenía zapatos para ir a la escuela en Pinar del Río y recibió todo tipo de ataques por parte de las autoridades locales.
Pero en ese momento, previo a las manifestaciones del 11 de julio, a la protesta frente al Ministerio de Cultura e incluso a la huelga del Movimiento San Isidro, la joven poeta cubana no se amedrentó, y contestó a las autoridades que por cada vez que la difamaran, publicaría diez casos más de personas en situación de pobreza en Cuba.
Si uno revisa la hemeroteca de cualquier medio independiente cubano, solo viendo los titulares de las noticias donde aparece mencionada María Cristina Garrido se puede comprender su historia.
A día de hoy, la poeta cubana de 41 años de edad lleva dos en prisión, seguramente los más duros de su vida, pues comparte esa condición con su hermana Angélica, también condenada por protestar el 11J, y durante este tiempo ha perdido a su madre y a su padre.
La prisión y el decesos de sus padres
Primero murió el padre de las Garrido. Ya ellas llevaban más de un año en prisión, sufriendo de confinamientos en celdas de castigo, golpizas, interrogatorios y amenazas.
Como el sufrimiento que el régimen cubano infringe a sus opositores políticos no tiene límites, y la supervivencia de la élite en el poder está por encima de cualquier cuestión humana, el simple temor a que se congregara un grupo de personas cercanas a esta familia en el funeral fue suficiente para que no permitieran hacerlo en su localidad.
Si ya la vida estaba siendo demasiado dura para las hermanas, el cúmulo de desgracias y malas noticias aumentaría solo dos meses después, cuando a pocos días de terminar el año 2022 las jóvenes conocieron la noticia de la muerte de su madre.
Cuando entraron a la cárcel tenían una familia. Ahora están mucho más solas en el mundo.
Y en prisión las condiciones de vida se han hecho muy duras. Más para prisioneras políticas cubanas que no bajan la cabeza ante las amenazas del régimen, aunque su salud se deteriore por minuto.
Angélica, por ejemplo, ha padecido de tanto estrés en la cárcel que llegó a sufrir una parálisis facial producto de un accidente cerebrovascular.
El juicio de las Garrido
A diferencia de otros presos, el juicio contra las hermanas, por pedir libertad en las calles de Quivicán, no se hizo esperar demasiado.
En enero de 2022, menos de seis meses después de su arresto, en el cual fue brutalmente golpeada, razón por la cual la mantuvieron 18 días en paradero desconocido, la poeta cubana se sentó frente a un tribunal que pedía 15 años de privación de libertad por los delitos de resistencia, atentado, instigación a delinquir y desorden público.
A Garrido, además, la acusaban de liderar las protestas en Quivicán, por lo que en marzo de 2022 el Tribunal Provincial de Mayabeque entregó la sentencia firme donde condebana a la poeta a siete años de privación de libertad.
De acuerdo con las declaraciones del esposo de Angélica Garrido a Radio Televisión Martí, el régimen se basó en falsos testimonios de agentes de la policía y de otras personas que fungieron como testigos para condenar a las hermanas.
Dos meses más tarde, en el juicio de apelación a la condena, el Tribunal Provincial de Mayabeque ratificó los siete años de privación de libertad a Garrido pese a que su abogada, Odalis Zarza, argumentó que María Cristina no había cometido delito alguno, y que durante el proceso el judicial se habían cometido errores técnicos
Actualmente la joven poeta se encuentra cumpliendo su sanción en la prisión de mujeres de El Guatao, desde donde ha seguido escribiendo tanto su obra poética como manifiestos de apoyo a los manifestantes del 11J y contra los malos tratos de la dictadura a los presos políticos.
Según contó el escritor cubano Rafael Vilches durante la más reciente edición del Foro Intemperie, en Madrid, donde se presentó Voz Cautiva (Ediciones Deslinde, 2023), el último libro de poemas de Garrido, los textos incluidos en el volumen fueron sacados clandestinamente de la prisión.
Para sacarlos, la autora utilizó los más diversos mecanismos, que van desde dictarlos por teléfono a sus familiares durante cuando le daban permiso a realizar llamadas, hasta escribirlos con letra imperceptible en papeles que daba a sus familiares en las visitas, o incluso, en algunos casos, los entregó a otras prisioneras, para que fueran sus familias quienes los sacaran.
El hecho es que el volumen de poemas, uno de los pocos que se conoce escritos desde la prisión política en Cuba, ha sido reivindicado por la mayoría de sus lectores, entre los que se encuentran poetas reconocidas como Gleyvis Coro Montanet, Katherine Bisquet, Ana Rosa Díaz e Ileana Álvarez.
Los poemas incluidos en el libro, titulados como los días que lleva en prisión, son también uno de los testimonios más completos y conmovedores del presidio político en la isla, pues en ellos se entremezclan los sentimientos de Garrido con los castigos, torturas, prohibiciones, incomunicación y amenazas a las que ha sido sometida.
Garrido también ha tenido que sufrir uno de las mayores traumas para un escritor, que es el robo o destrucción de sus obras, pues tras su arresto las autoridades policiales incautaron gran parte de su obra, la cual parece imposible recuperar.
Con los pocos textos que se salvaron del robo por parte de las autoridades castristas, el escritor Manuel L. Mérida conformó el libro Examen de tiempo (Ediciones Ilíada, 2022), donde se pueden leer varios de los poemas escritor por la joven cubana antes de entrar a prisión, además de otros ya redactados bajo reclusión.
“La poeta María Cristina constituye, sin dudas, un peligro mayor para el régimen, pues, a los cimientos de sus ideas, se une su condición de mujer poeta de sensibilidad y fuerza especiales. Su poema más “peligroso” se realizó con cada grito de “¡Libertad!, de ¡Patria y Vida! Un bofetón en la cara al poder que siempre se cree inalcanzable y seguro. Su voz ha pretendido ser silenciada, aún más por ser la voz de una mujer que disiente, que expresa sin temor su oposición en un espacio público dominado por hombres”,escribió la revista feminista Alas Tensas en un texto que resume magistralmente la obra de esta joven escritora cubana.
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