Pasar al contenido principal

Sociedad civil | Kirenia Yalit: "Muchos no entendían por qué los jóvenes necesitábamos este espacio"

"Cuando haya un cambio de sistema, cuando logremos la democracia o estemos en transición, también harán falta organizaciones de la sociedad civil que velen por los jóvenes".

Kirenia Yalit, coordinadora de la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana.
Kirenia Yalit, coordinadora de la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana. | Imagen: Cubanet

Cuando el 22 de febrero de 2014 la activista cubana Kirenia Yalit fundó la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana junto a otros 21 jóvenes que buscaban un espacio propicio para debatir y defender las demandas de la juventud ante el régimen cubano, la situación en la Isla era muy diferente a la actual.

Tanto han cambiado las cosas en los últimos años que, a la par del aumento de la conciencia cívica de la ciudadanía, el régimen ha incrementado la represión contra los activistas y líderes sociales, lanzándolos mayormente al exilio, como es el caso de Yalit, quien se encuentra actualmente en Madrid.

En esta década han sido muchas las organizaciones que han desaparecido por la represión y las amenazas del régimen, pero la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana ha logrado resistir a la embestida autoritaria, reinventándose a través de nuevos proyectos para incentivar la participación cívica de los jóvenes cubanos.

Sobre estos diez años de trayectoria, la historia de la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana, sus proyectos actuales y los retos que implica liderar una organización opositora en un contexto dictatorial, conversamos con Kirenia Yalit.

¿Cómo surge la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana? ¿Cuáles eran sus principales objetivos en el momento de su fundación?

Integrantes de la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana en 2015.
Integrantes de la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana en 2015. | Imagen: Facebook

La Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana surgió el 22 de febrero del 2014 a partir de una necesidad que teníamos de tener un espacio netamente juvenil. En ese momento habían registradas desde la sociedad civil cubana más de 90 organizaciones, y aunque existiera otra organización juvenil, no iba a tener los mismos objetivos que buscábamos.

Nosotros queríamos convocar a jóvenes líderes que pertenecían a otras organizaciones, incluso partidos políticos de la oposición, porque sentíamos la necesidad de ver que nos estaba interesando a los jóvenes. La Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana surgió con dos objetivos fundamentales: incentivar el liderazgo de los jóvenes cubanos y promover los derechos humanos con énfasis en los derechos juveniles.

En la primera reunión, la de nuestra fundación, participamos 22 jóvenes, lideres de otras organizaciones en su mayoría, y en el transcurso del primer año se fueron sumando otros que no pertenecían ni siquiera a otra organización, pero se fueron enterando de lo que hacíamos y de los objetivos que teníamos. A partir de ahí logramos ser en 2016 más de 70 jóvenes en todo el país.

En esos primeros años el trabajo fundamental tenía que ver con formar a los jóvenes en temas que les eran desconocidos, como es el liderazgo, la democracia, los derechos humanos y los mecanismos internacionales existentes para lograr algún impacto respecto a la situación que se estaba viviendo en el país.

Al principio la metodología que usábamos era la de tener encuentros presenciales. En esos tiempos no había internet en los teléfonos y las conexiones eran muy escasas, ni siquiera existían los puntos Wi-Fi en los parques. 

Nuestro trabajo era principalmente presencial, nos reuníamos donde podíamos, en casas de activistas o personas que nos prestaban el espacio. Incluso utilizábamos espacios al aire libre, tuvimos varias reuniones en el parque Lenin. Aprovechábamos cualquier lugar donde nos pudiéramos reunir a pesar de la represión.

En muchos casos algunos jóvenes fueron detenidos, hostigados, a otros se les impedía salir de sus provincias, porque trabajábamos a nivel nacional desde el principio. No solo nos centrábamos en La Habana, aunque las principales actividades se realizaban en la capital.

Así fue que creció la organización en ese primer momento, cuando nos considerábamos una organización de membresía, por eso te hablo de que éramos 22 jóvenes en el inicio y después fuimos sumando hasta 72.

¿Diez años después de fundada, cuáles han sido los principales logros de la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana?

Kirenia Yalit, coordinadora de la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana.
Kirenia Yalit, coordinadora de la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana. | Imagen: Alas Tensas

Una de las principales acciones que tuvimos fue identificar los ocho puntos fundamentales que exigíamos al Gobierno, porque una de nuestras metas era contribuir a las políticas públicas. Te estoy hablando del 2014, cuando todavía creíamos que podíamos incidir, o al menos hacer fuerza, sobre los temas que tenían que ver con la juventud. 

Recuerdo que uno de los puntos fundamentales de esos ocho que pudimos identificar tenía que ver con la exigencia de un ministerio o una entidad que respondiera a los jóvenes, porque considerábamos que la Unión de Jóvenes Comunistas solo respondía a los intereses del Gobierno.

Para nosotros fue fundamental defender este espacio no solo de la represión y el hostigamiento de la Seguridad del Estado, sino también defenderlo dentro de la sociedad civil independiente, pues muchos no entendían por qué los jóvenes necesitábamos este espacio.

A nosotros nos era importante defenderlo porque permitía una cierta horizontalidad a la hora de plantear nuestras principales preocupaciones, que no solo iban por un cambio de sistema, que era algo que teníamos bien claro desde el principio, sino también nos preocupábamos por contribuir a formar una conciencia cívica y política en esos jóvenes que se iban sumando a nuestras actividades, y eso lógicamente lleva un cambio de conciencia importante.

Otro de los logros que tuvimos en la primera etapa fue no solo propiciar un espacio para los jóvenes dentro de Cuba, sino que también comenzamos a formar parte de otros espacios internacionales y regionalesdonde compartíamos con jóvenes que venían de países democráticos, y eso ayudó a abrir el espectro de trabajo de la organización y de la visión en sentido general de lo que queríamos para un futuro en nuestra sociedad.

En estos primeros años no estuvimos exentos de represión, de detenciones de corta y larga duración, de vigilancia permanente y limitaciones de movilidad. No solo a los jóvenes que venían de otras provincias, sino también a nuestro Ejecutivo, incluyéndome a mí, que en ocasiones no nos permitían salir de La Habana para hacer actividades en otras provincias, pero a pesar de esto logramos hacer al menos una actividad mensual. 

Nunca pudimos estar los 72 por cuestiones lógicas de la represión, pero en algunas ocasiones llegábamos a 25 juntos en el mismo espacio, y ya luego fue imposible, no logramos hacer una reunión o capacitación con más de diez jóvenes en el mismo lugar.

Eso, por supuesto, se agravó con la pandemia del Covid-19, pero en ese momento contábamos mínimamente con las redes sociales y la comunicación vía WhatsApp, por lo que tuvimos que repensarnos las dinámicas de trabajo porque no era viable reunirnos en un espacio físico. 

Ya es en este momento, en 2020, a los dos objetivos organizacionales que veníamos trabajando agregamos un tercer objetivo enfocado en ampliar las capacidades de convocatoria de la juventud cubana, generando nuevos espacios de participación y movimiento cívico. 

Ahí intentamos aprovechar el tema de las redes sociales y la comunicación online para llevar a cabo el trabajo que veníamos haciendo. En este punto ya no nos consideramos una organización de membresía, sino una organización que trabaja en colaboración y con aliados.

¿Qué tan diferente era la Cuba de 2014, cuando surgió la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana, a la actual?

Reunión de la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana.
Reunión de la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana. | Imagen: Facebook

La mayor diferencia tiene que ver con que en el 2014 todavía no había una conciencia como la hay ahora. Aun cuando los problemas y la situación eran muy similares en temas políticos, sociales y económicos, no había una conciencia como la está habiendo ahora, ese despertar que se ha dado, no solo en la juventud, sino en otras generaciones. 

El surgimiento de las redes sociales, al menos el poder ir pensando en esta nueva forma de comunicarse, fue muy novedoso también en esa época, y, sobre todo, que en ese tiempo había un auge muy grande de la sociedad civil independiente y no existían los métodos del destierro, al menos en la magnitud que se han dado recientemente. 

También esa época coincidió con la mayor apertura que encontró la sociedad civil para poder salir a capacitarse fuera, a formarse, a hacer nuevas alianzas y crear redes de apoyo internacionales. 

En ese momento los activistas podíamos salir y entrar al país, aunque no era tan fácil. A veces nos ponían restricciones de salida por diferentes métodos, pero al menos había la posibilidad para algunos activistas de formarse fuera y luego poner en práctica lo que habían aprendido en esos eventos al regresar a la Isla.

En el caso particular de la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana nos beneficiamos de redes de apoyo con organizaciones que venían trabajando temas de juventudes, que nos ayudaron a entender cómo se podían hacer determinadas campañas, cómo podíamos nosotros, a partir de nuestro propio contexto, hacer determinados llamados de atención que le pudieran interesar a los y las jóvenes cubanas.

¿Te sientes satisfecha con el trabajo hecho por la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana durante estos años?

Bolso de la campaña Exprésate.
Bolso de la campaña Exprésate. | Imagen: Facebook

Creo que después de diez años hemos tenido logros, pero también desafíos y aprendizajes. En cuanto a los logros, el poder ayudar a la formación de jóvenes pertenecientes a otras organizaciones de la sociedad civil independiente en Cuba y a otros jóvenes que se sumaron durante estos años ha sido fundamental, porque sin formación y conocimientos muchas veces no hay una conciencia real del activismo que se hace. 

Hemos sido en estos diez años la única organización juvenil que ha mantenido un trabajo sostenido y sistemático. Habiendo vencido la primera parte, que fue la de formación a otros jóvenes de la sociedad civil, en los últimos años hemos trabajado con jóvenes que antes no estaban implicados en un cambio en Cuba, en un cambio social, y que a partir de las nuevas herramientas y nuevos métodos de trabajo se han ido sumando.

En el 2020 nos pensamos una campaña a la que llamamos Exprésate, que ha sido la gran campaña que nos ha posibilitado hacer mini campañas, como “Exprésate Artistas”, “Exprésate Mujeres”, “Exprésate en Dictadura”, que es lo último que hemos estado trabajando, y, por supuesto, el gran evento que hemos tenido este último año: “Exprésate, Libres por Derecho”.

Esta campaña surgió cuando vimos la imposibilidad de tener encuentros presenciales. Pensamos entonces en la utilización de las redes sociales y por ahí sumar a nuevas voces jóvenes que en algún momento se habían pronunciado respecto a estos temas, pero que no estaban trabajando directamente con proyectos concretos.

A partir de ahí pensamos en la posibilidad de implicar a esos nuevos sectores juveniles que tenían una voz de disidencia desde de sus manifestaciones, como ha sido el caso de los grafiteros, y trabajar de conjunto con ellos, sobre todo porque la campaña Exprésate va encaminada a la libertad de expresión y todo lo que conlleva. 

Exprésate ha tenido un impacto muy positivo en sentido general. Comenzamos por visualizarnos a partir de materiales impresos con el hashtag #Exprésate, y con la creación de materiales audiovisuales y carteles que hicieran alusión a lo que queríamos lograr con los jóvenes para que se conectaran y se sintieran parte.

Eso lo logramos, pero las campañas tienen un inicio y un fin, no pueden ser sostenidas. Por eso pensamos en incluir mini campañas dentro de la campaña Exprésate. A principios de 2023, y porque ya veníamos apoyando a los familiares de los presos políticos, vimos la posibilidad de visibilizar la situación de algunos presos y presas en particular. 

En ese sentido lo que hicimos fue identificar a los familiares que estaban dispuestos a dar sus testimonios, y a partir de ahí logramos lo que ha sido “Exprésate, Libres por Derecho”, donde, inspirándose en los testimonios de los familiares de los presos políticos, los artistas del grafiti hicieron sus obras, y luego creamos una compilación de todos los testimonios más los grafitis en el documental Libres por Derecho.

Me siento satisfecha porque hemos sido una organización que se ha sostenido a pesar de todo lo que te he contado de represión, de los miedos infundados. El poder reunir en un espacio a diferentes voces ha sido una satisfacción de los que hemos sido parte de la organización.

Por los años en que fundamos la Mesa, en 2014, no era como ahora, donde la gente tiene más acceso a la información a partir de un teléfono, de las redes sociales. Lograr eso ha sido fundamental, el poder reinventarnos a partir del propio contexto de la represión. Ahí hay una satisfacción personal y como parte de la organización por podernos mantener. 

Espero que la organización, aun cuando yo no esté, pueda mantenerse con otros jóvenes trabajando y pensando en dar un espacio, ya sea virtual o presencial, para que los jóvenes puedan expresarse con la libertad que deberíamos tener como seres humanos.

Pero te digo más, incluso cuando haya un cambio de sistema, cuando logremos la democracia o estemos en transición, también harán falta organizaciones de la sociedad civil que velen por los jóvenes.

¿Cuáles han sido tus principales aprendizajes durante estos diez años en la organización?

Los defensores de derechos humanos Erik Jennische, Kirenia Yalit y Alessandra Pinna.
Los defensores de derechos humanos Erik Jennische, Kirenia Yalit y Alessandra Pinna. | Imagen: Árbol Invertido

Aprendizajes han sido muchos, pero sobre todo el respeto. Trabajar con respeto, no asumir nunca una verdad absoluta, no asumir que el otro tiene que saber. Creo que eso nos ha permitido tener estos espacios donde convergen tantos jóvenes diferentes.

El otro aprendizaje es que las alianzas no se pueden dar de forma forzada. Yo creo que tiene que haber confianza para lograr trabajar de conjunto con otras organizaciones. Nosotros lo hemos hecho porque se han dado esos espacios de confianza. 

Lamentablemente, las alianzas no han sido todo lo amplias que debería ser, sobre todo como sociedad civil independiente, porque hemos estado enfocados en una supuesta unidad que no es tal, ni debería ser el fin, sobre todo si hay respeto.

Desde nuestra posición como organización nos hemos aliado con quien hemos creído que es importante hacerlo, aun cuando no compartamos criterios en algunos aspectos.

Otro de los aprendizajes es que hay que tener en cuenta a todas las generaciones, pero sobre todo a los criterios e intereses de los jóvenes. No debe haber una imposición, aun sabiendo que hay necesidades de cambios importantes, porque los procesos forzados nunca han sido positivos. 

Desde mi criterio particular, me hubiese gustado que las cosas se hubiesen acelerado, que se dieran procesos más rápidos, quizá ya hoy no estuviésemos en dictadura, pero eso no lo controlamos y es un proceso que va en dependencia también de la capacidad de las personas, de la resiliencia de las personas.  

Yo creo que trabajar con jóvenes es una de las cosas más satisfactorias, porque uno logra ver los cambios de conducta, de comportamiento, como esos aprendizajes se revierten en buenas prácticas.

¿Qué dificultades añadidas tiene dirigir una organización de la sociedad civil en Cuba para una mujer?

Kirenia Yalit, coordinadora de la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana.
Kirenia Yalit, coordinadora de la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana. | Imagen: Cubalex

La Seguridad del Estado utiliza métodos diferentes para hostigarnos. Para nosotras aplican una forma diferente la violencia verbal, para agredirnos utilizan mucho más nuestra vida personal con el objetivo de traernos consecuencias psicológicas y matar nuestra reputación.

Por otro lado, ser joven, ser mujer, y trabajar como activista o dirigir una organización tiene sus prejuicios. Cuando ves la historia del activismo dentro de Cuba hay muchas mujeres, pero en la dirección de la mayoría de las organizaciones hay hombres y adultos. Ahí hay un reto en que te vean como par, al mismo nivel.

Por suerte, el trabajo que venía haciendo en la Comisión Cubana de Derechos Humanos me abrió las relaciones con otras personas, con otros activistas hombres y mujeres, y eso de alguna forma allanó el camio, pero no significa que no haya estado lleno de prejuicios, de querer ponernos zancadillas, o de creer que el criterio nuestro, o el mío en particular, quizá no era el más válido. 

En esos espacios me he tenido que imponer. Por ejemplo, cuando empecé dirigiendo la organización, el mayor número de miembros eran hombres, al igual que en el Ejecutivo, lo que hacía que mi esfuerzo fuera doble, aunque primara el respeto.

No es un camino sencillo, tanto por la Seguridad del Estado y sus instituciones como por otros activistas, pero bueno, yo creo que a mí lo que de alguna manera me ha ayudado es que yo intento entender las posiciones de los demás y no intento demostrar nada, pero sí que se vea la valía de mi criterio y de mi organización. 

Es un tema muy complicado, hay muchos prejuicios porque venimos de una sociedad machista, y los que nos hemos convertido en activistas, opositores, disidentes, incluyendo a otras mujeres, no estamos exentos de tener prejuicios al ver a una mujer joven dirigiendo.

Llevo más de 12 años de activista y he chocado con estos prejuicios. Hay historias muy complejas, con la Seguridad del Estado, de cómo han usado métodos de hostigamiento, tortura y violencia psicológica contra las mujeres.

▶ Ayúdanos a permanecer

Un contenido como este, y nuestro medio informativo en general, se elabora con gran esfuerzo, pues somos un proyecto independiente, trabajamos por la libertad de prensa y la promoción de la cultura, pero sin carácter lucrativo: todas nuestras publicaciones son de acceso libre y gratuito en Internet. ¿Quieres formar parte de nuestro árbol solidario? Ayúdanos a permanecer, colabora con una pequeña donación, haciendo clic aquí.

[Y para cualquier propuesta, sugerencia u otro tipo de colaboración, escríbenos a: contacto@arbolinvertido.com]

Mario Luis Reyes

Periodista Mario Luis Reyes.

(La Habana, 1994). Graduado de Periodismo en la Universidad de la Habana (2018). Reportero de la revista El Estornudo. Ha colaborado con medios cubanos como Periodismo de Barrio, AM-PM Magazine, OnCuba News, Cachivache Media, entre otros. Textos suyos han aparecido en medios internacionales como CTXT (España), Univisión Noticias (EEUU) HuffPost (Mexico), The Clinic (Chile) y Universo Centro (Colombia).

Añadir nuevo comentario

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.