En un acto de fervor ideológico, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, afirmó que Hugo Chávez “resucitó como Jesucristo” y lo proclamó como “santo” ante una multitud de militantes sandinistas.
"Chávez está vivo, está resucitado, está en todos nuestros pueblos", dijo Ortega frente al embajador venezolano y altos funcionarios de su régimen.
El discurso, cargado de simbolismo religioso y propaganda política, se da en medio de la creciente deriva autoritaria que afecta tanto a Nicaragua como a Venezuela.