Cientos de cristianos desafiaron la censura en Santiago de Cuba el pasado 22 de septiembre de 2025, luego de que el Partido Comunista de la provincia ordenara suspender un culto de adoración previamente pactado para ese día en el Tropicana Santiago.
La gerencia del lugar, bajo órdenes de la Seguridad del Estado, obligó a detener el evento y expulsó a los fieles que ya habían entrado. Lejos de rendirse, la multitud permaneció en las afueras del recinto, donde comenzaron a cantar himnos y proclamas de fe. Transformaron así la represión en una manifestación pública de resistencia espiritual. Para los creyentes, lo ocurrido en el Tropicana Santiago fue un símbolo de que “nadie puede detener la obra de Dios”.