En Beijing, durante el desfile militar por el 80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, un micrófono abierto reveló una conversación privada entre Vladimir Putin y Xi Jinping, transmitida en directo por la televisión estatal china.
Mientras ambos líderes caminaban junto al dirigente norcoreano Kim Jong-un, el intérprete de Putin comentó que “la biotecnología está en continuo desarrollo” y que “se pueden realizar trasplantes de órganos repetidamente”. Según sus palabras, esos avances permitirían que “mientras más vive uno, más joven se vuelve, y hasta se puede alcanzar la inmortalidad”.
Xi Jinping respondió con una frase que pronto acaparó titulares: “Algunos predicen que este siglo la gente podría vivir hasta 150 años”.
El intercambio deja entrever algo más que interés en la biotecnología y la extensión de la vida humana: refleja también la aspiración de prolongar su poder. Entre tanques y misiles hipersónicos, aquel comentario casual terminó siendo el mensaje más revelador del acto.
No es un detalle menor: ambos mandatarios han modificado las leyes de sus países para extender sus mandatos de manera indefinida. Xi abolió en 2018 los límites presidenciales en China, mientras que el presidente ruso reformó la Constitución rusa para garantizar su permanencia en el Kremlin.