Un poema de Gleyvis Coro, inspirado en una foto conmovedora de las protestas en Cuba: la anciana de aspecto muy frágil que hace sonar su cazuela vacía.
"¡Morir entonces! Cuando el sol naciente / Con su fecundo resplandor ahuyente / De la fúnebre noche la tristeza, / Cuando radiante de hermosura y vida, / Al cerrarme los ojos, me despida..."
"Me la llevé colgada a donde quiera, / la protegí junto a la choza / de toda la floresta... / Ahora es ella misma quien tropieza / conmigo, se hace sombra / ¡y cae muerta!"