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Documentos | "Manifiesto J-25" de los Estudiantes Universitarios Cubanos: "Decimos basta"

Manifiesto de jóvenes del 2025 (significado de las iniciales J-25), movimiento en gestación de estudiantes universitarios de toda Cuba.

Universidad de la Habana. El Alma Mater. Manifiesto J-25

MANIFIESTO J-25: "CUBA SOY YO"

Cubanas y cubanos:

Con la memoria viva de nuestra historia y el compromiso profundo con el porvenir de la nación, alzamos la voz desde el dolor y la esperanza. Hoy, como ayer, volvemos a decir: con todos y para el bien de todos. No venimos a imponer, sino a convocar. No desde una trinchera partidista, sino desde la raíz compartida de nuestra cubanía. Este manifiesto nace de una urgencia moral y de una verdad sencilla: Cuba no puede seguir secuestrada por un poder que ha negado al pueblo su derecho a participar, decidir y soñar.

I. Declaración de Principios

La República de Cuba fue fundada sobre los ideales de soberanía ciudadana, dignidad humana, justicia y libertad. Estos principios, que alguna vez animaron la lucha por la independencia, han sido deformados y utilizados como escudo de un régimen que se ha perpetuado en el poder suplantando al pueblo.

No se trata de competencia entre ideologías. Se trata de vidas. Del derecho a tener futuro, y a construir responsablemente un presente. Del deber de recuperar lo que es de todos: la nación, y la capacidad de autodeterminación que cimentan un legado bicentenario de sacrificios por la dignidad humana.

El presente manifiesto convoca a todas las cubanas y cubanos, sin distinción, sin rencores, sin etiquetas impuestas. Aquí caben quienes aún creen, quienes dudan y quienes temen; quienes visten uniforme y quienes trabajan la tierra; quienes partieron y quienes resisten. Nos une la certeza de que un país no es un partido, y que ningún proyecto legítimo puede existir sin el consentimiento libre y plural del pueblo. Revolución es ara, no altar; y es en esa premisa martiana en la que fundamentamos nuestra renuncia a la censura de voces cubanas que expresan su rechazo al actuar egoísta de un gobierno que no se debe al Pueblo, sino a sí mismo; y que desconoce el poder del compromiso cívico para construir en libertad una mejor sociedad.

Quienes se han autoproclamado líderes por tantas décadas, y a quienes denunciamos hoy, solo han secuestrado la voz del Pueblo de Cuba para dar la falsa imagen de un sistema que es una mera ficción, en lo que el pueblo alienado es obligado a pagar años de mala gestión, pero no puede determinar el acontecer y actuar de su país.

II. Sobre la Crisis

La realidad que vivimos es el resultado de décadas de concentración del poder, exclusión ciudadana y supresión de las libertades fundamentales. Cuba padece una crisis estructural y sistémica: la economía está colapsada, el sistema de salud agoniza, la educación se ha vuelto retórica vacía, y el hambre, la incertidumbre y la desesperanza marcan el día a día de millones. A esto se suma la profunda pérdida de confianza en la dirección de la Revolución, minada por años de propaganda oficialista, nepotismo institucional y censura sistemática. Las medidas administrativas adoptadas han sido insuficientes o contraproducentes, incapaces de aliviar las penurias cotidianas o de ofrecer soluciones sostenibles a los problemas de fondo. La desconexión entre el poder y la realidad de la ciudadanía ha generado un vacío de legitimidad que ningún discurso puede ya encubrir.

La emigración masiva, la censura, el hostigamiento a voces críticas, la penalización del pensamiento libre y el desmantelamiento de cualquier tejido autónomo de la sociedad civil no son hechos aislados: son síntomas de un modelo que se agotó y que, en su agotamiento, erosiona la dignidad de todos.


III. Denuncia y Responsabilidad

No se puede hablar de soberanía cuando se niega el derecho a decidir. No hay dignidad posible en un sistema que reprime a quienes piensan distinto. La persistencia de una élite aferrada al poder ha usurpado durante décadas el rol del pueblo como soberano. Esta situación no es resultado de errores coyunturales ni de causas externas exclusivamente. Es, ante todo, consecuencia de una estructura de poder cerrada, autorreferencial, y desvinculada de las necesidades reales del país.

Del mismo modo, rechazamos toda forma de injerencia externa que haya contribuido a agravar el aislamiento, el empobrecimiento y la polarización de nuestra nación. Durante décadas, actores foráneos han instrumentalizado el sufrimiento del pueblo cubano para promover agendas de división e intolerancia, secuestrando la expresión auténtica de nuestra identidad nacional. Esta manipulación ha sido funcional al poder represivo del Estado, legitimando la censura ideológica y profundizando la fractura social. La emancipación de Cuba debe ser obra de los cubanos, sin tutelas ni imposiciones.

También denunciamos la hipocresía de un Estado que se autoproclama socialista mientras actúa sistemáticamente en contra del interés popular. Bajo el disfraz de la igualdad y el discurso obrero, ha consolidado una élite privilegiada que vive a espaldas del pueblo, mientras somete a las mayorías a la escasez, la obediencia forzada y la dependencia ideológica de un Partido Comunista que ni representa a la clase trabajadora ni ejerce la función de vanguardia. El poder no ha sido un instrumento de liberación, sino de control.

Las medidas implementadas por el gobierno no solo han fracasado en revertir el empobrecimiento generalizado, sino que han profundizado las diferencias sociales, generando una segregación silenciosa y creciente entre quienes tienen acceso a divisas y quienes sobreviven en la marginalidad. La inseguridad económica se ha vuelto estructural, afectando sobre todo a los sectores más vulnerables, mientras se castiga la iniciativa individual, se criminaliza el emprendimiento y se perpetúa un modelo de dependencia que niega la autonomía de los ciudadanos.

IV. Compromiso con la Emancipación Nacional

Este manifiesto no impone una fórmula, propone un camino: abrir las puertas a una nueva etapa republicana basada en el respeto mutuo, la pluralidad y la justicia social. Se hace urgente:

  • Reconstruir las instituciones democráticas mediante procesos abiertos, participativos y soberanos.
  • Garantizar los derechos fundamentales de expresión, reunión, asociación y participación política sin represalias.
  • Recuperar la economía nacional desde una perspectiva ética, sostenible y centrada en la equidad, la propiedad digna, el trabajo decente y el bienestar colectivo.
  • Proteger y dignificar el conocimiento, la salud, la cultura y el servicio público, hoy erosionados.

V. Llamado a la Unidad para la Acción Cívica

Convocamos a la nación entera, sin distinciones de origen, credo o función. A quienes aún visten uniforme: su deber no es con una cúpula, sino con la patria. A quienes temen hablar: su voz vale. A quienes han perdido la fe: este manifiesto es también para ustedes. Llamamos a construir un movimiento cívico nacional, pacífico y decidido, que recupere la palabra como herramienta, la calle como espacio legítimo, y el amor a Cuba como fundamento común.

No buscamos revancha, buscamos reconciliación con la verdad. No convocamos a la violencia, sino a la valentía de ser libres. La acción que proponemos nace del alma martiana: radical en principios, generosa en espíritu.

VI. Al Mundo que Nos Observa

A la comunidad internacional le decimos: esta es una causa por la vida, la libertad y la dignidad. No es una pugna ideológica ni una disputa de poder: es un grito de un pueblo que no se resigna. Apóyennos no desde la interferencia, sino desde la solidaridad activa. Cuba necesita acompañamiento, escucha y puentes, no más silencios ni simulaciones diplomáticas.

VII. Conclusión: Por la República que Nos Debemos

Hoy no basta con sobrevivir. Queremos vivir plenamente. Y vivir plenamente es poder decidir, disentir, participar, amar y quedarse. Por eso decimos basta. No por odio, sino por justicia. No para destruir, sino para construir juntos la república que soñaron nuestros abuelos y merecen nuestros hijos.

Este manifiesto es una semilla. Que germine en cada conciencia. Que se multiplique en cada barrio. Que se diga, se copie, se escuche. Que llegue a todos los rincones de esta isla, y que también cruce el mar.

Por la vida digna.
Por la verdad.
Por el derecho a decidir.
Por Mella.
Por Martí.

 

¡VIVA CUBA LIBRE!

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