La llegada de barcos de guerra rusos y un submarino nuclear a La Habana este miércoles 12 de junio se convirtió en una de las noticias del día también a nivel internacional, pues más allá de la insólita imagen de estas embarcaciones entrando a la Bahía de La Habana, para muchos fue una remembranza a la Crisis de los Misiles de 1962.
En un momento donde las tensiones entre Rusia y la OTAN se encuentran en una situación de gravedad, la llegada de la flota del Ejército ruso a La Habana, a apenas 90 millas de los Estados Unidos, ha puesto en alerta a los militares norteamericanos.
¿Qué barcos componen la flota?
Lo más llamativo de las embarcaciones que componen la flota de guerra rusa es el submarino de propulsión nuclear Kazan, al que se pudo observar este miércoles desde diferentes zonas de la capital mientras hacía su entrada en la Bahía de La Habana acompañado por la fragata Almirante Gorshkov.
Justamente la Almirante Gorshkov, conocida también como la “fragata invisible”, es considerada una de las más importante de la marina rusa por su difícil rastreo mediante métodos como radares, cámaras y ondas infrarrojas. La embarcación tiene un coste aproximado de 250 millones de dólares.
Construido en 2006, este barco de color gris y con el número 454 en su lateral cuenta con un armamento notable. Entre sus armas se incluyen un Cañón A-192 Armat de 130 mm, dos CIWS Kashtan, 16 misiles antibuque Oniks 3M55 / Kalibr, misiles antiaéreos de alcance medio Shtil I, cuatro tubos de torpedo de 400 mm, cohetes antisubmarinos SS-N-29 / RPK-91 Medvedka-VE, un sistema antiaéreo Poliment-Redut y misiles 3M22 Zircon.
Mientras tanto, el submarino de misiles de crucero Kazan, perteneciente a la clase Yasen y de propulsión nuclear, tiene la capacidad de transportar y lanzar misiles de crucero y está equipado con tecnología que le permite portar misiles antibuque y antisubmarinos.
De acuerdo con la información del portal especializado Zona Militar, el submarino que arribó a La Habana forma parte del Proyecto 885M de la Armada de Rusia, es el segundo en su clase y tiene un desplazamiento de 8.600 toneladas.
Además de estar armado con misiles hipersónicos, está equipado con lanzadores verticales que pueden disparar misiles de crucero antisuperficie Kalibr y Oniks. También cuenta con diez tubos lanzatorpedos de 533 mm.
El primero de estos submarinos fue construido en 2016, con modificaciones significativas en su diseño en comparación con su predecesor, el Severodvinsk. Una de las principales diferencias es la reducción de su longitud en 12 metros, lo que disminuyó los costos de construcción. En 2017 fue botado al agua y, tras varias pruebas, finalmente entró en servicio en 2021.
Zona Militar indicó que tanto la fragata como el submarino están equipados con armas modernas de misiles de alta precisión, que incluyen los misiles de crucero "Kalibr", los misiles antibuque "Oniks" y los misiles hipersónicos "Zircon".
El presidente ruso, Vladimir Putin, anteriormente ha afirmado que estos misiles pueden superar cualquier sistema de defensa antimisiles actual, ya que alcanzan una velocidad nueve veces mayor que la del sonido y tienen un alcance de más de 1000 kilómetros.
Las dos unidades de combate naval están respaldadas por dos buques auxiliares: un petrolero y un remolcador de salvamento. Todos ellos llevan la bandera de la armada rusa, conocida como la bandera de San Andrés.
Cuba, en medio del conflicto entre Rusia y EEUU
Desde la semana pasada la Marina estadounidense ha estado vigilando de cerca la flota rusa, mostrando un especial interés en evaluar su capacidad militar. Esta vigilancia se debe, en parte, a la posibilidad de que estas maniobras sean una respuesta a la autorización del uso de armas estadounidenses por parte de Ucrania en territorio ruso.
A finales de mayo el Gobierno de Joe Biden autorizó a que las fuerzas ucranianas utilicen armas estadounidenses contra objetivos en Rusia, con la condición de que estas armas solo se empleen en las zonas fronterizas desde las cuales Moscú ha lanzado ataques contra Ucrania.
Pese a las motivaciones rusas, la Casa Blanca no percibe la presencia de los barcos a pocos kilómetros de sus costas como una amenaza. "Los despliegues de Rusia son parte de una actividad naval de rutina, y no nos preocupan, no representan una amenaza directa para Estados Unidos", puntualizó un funcionario estadounidense en declaraciones citadas por la BBC.
Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, declaró que no existen pruebas de que Rusia haya trasladado misiles a Cuba, aunque Estados Unidos mantendrá una vigilancia constante.
Tensión en las aguas del Caribe
Todas las embarcaciones enviadas por el Kremlin navegaron por la costa este de Florida, Estados Unidos, en su ruta hacia el puerto de Cuba, situándose a solo 145 kilómetros del territorio estadounidense.
Es importante destacar que el Gobierno de Joe Biden no fue notificado por la Administración de Vladimir Putin, y las autoridades estadounidenses no se enteraron de la situación hasta que fue anunciada por el régimen de Miguel Díaz-Canel.
Cuba y Rusia sostienen que esta operación naval es una manifestación de las "históricas relaciones de amistad" y se realiza dentro del "marco de la cooperación internacional" entre ambas naciones.ç
Sin embargo, esta semana, el presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió que podría tomar medidas si los países occidentales suministran armas de fuego a Ucrania para su uso en territorio ruso.
Aparte de esta nueva escalada de tensión, hay varios aspectos relacionados con la llegada de los buques rusos a Cuba que sugieren que esto no es más que una "maniobra de propaganda". Así lo señaló el analista Famil Ismailov en declaraciones a BBC Mundo.
"Es interesante que Rusia recalcó esto, que no hay armas nucleares en esta flotilla. Es un indicio que manda el mensaje de que no tiene la intención de hacer una escalada armamentística", añadió Ismailov.
El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, dijo que la flotilla había estado realizando ejercicios navales en el océano Atlántico antes de su llegada, en los cuales se practicó "el uso de misiles de alta precisión mediante modelos informáticos contra objetivos navales que simulan grupos enemigos situados a más de 600 km de distancia", además de "entrenamiento para defenderse de un ataque aéreo".
Al respecto, el analista especializado en América Latina y el espacio postsoviético Emanuel Pietrobon dijo a The Moscow Times que Cuba es “el socio más importante de Rusia en el hemisferio occidental desde un punto de vista puramente geopolítico y geoestratégico” y “el significado de esta presencia naval no difiere esencialmente del pasado: Rusia quiere demostrar que su armada es capaz de cruzar los océanos y llegar a las costas de Florida”.
Para Hamid Ismailov la visita de la flota a La Habana "no es una coincidencia. Es un claro movimiento de propaganda de Rusia para dejar claro algo: Apoyamos a Cuba en el patio trasero de Estados Unidos”.
Cuba, cada vez más servil con Rusia
Esta semana, mientras todos los ojos apuntan a la Bahía de La Habana, el ministro de Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, se encuentra realizando una visita a Moscú, donde sostuvo un encuentro con su contraparte rusa, Serguéi Lavrov.
"Estamos en el camino del fortalecimiento de nuestro diálogo político y trabajamos en los impulsos para estimular la economía cubana", aifrmó Lavrov durante una rueda de prensa este miércoles donde participó Rodríguez Parrila.
A medida que Rusia ha recibido como castigo por la invasión a Ucrania altas dosis de aislamiento por parte de las potencias occidentales, las autoridades cubanas han estrechado su alianza con el Kremlin, a donde han ido grupos de mercenarios nacidos en la isla a combatir contra el país europeo.
Mientras tanto, los buques rusos estarán en aguas cubanas hasta el 17 de junio, y a partir de este jueves, el público puede visitar la fragata Gorshkov durante un período de cuatro horas diarias, según informó un diplomático ruso a CNN.
El Gobierno cubano informó que, durante su permanencia, los marinos rusos participarán en un programa de actividades. Este programa incluye visitas de cortesía al jefe de la Marina de Guerra Revolucionaria y a la gobernadora de La Habana, además de recorridos por sitios de interés histórico y cultural.
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