Elías Rizo León, "el niño de la bandera del 11J", ha enviado un mensaje comprometido a Cuba, a todos los jóvenes cubanos, pero en especial a quienes están en las cárceles de la isla, castigados por ejercer el sagrado derecho a expresarse libremente, como él lo hizo aquel 11 de Julio de 2021 alzando su bandera.
Aquel momento quedó inmortalizado como la foto símbolo, la foto icónica de las protestas masivas del 11 de Julio: Un grupo de jóvenes gritan "Patria y vida" encima de una patrulla policial volcada en pleno centro de La Habana, en la famosa Esquina de Toyo. Entre ese grupo de chicos se destaca Elías (entonces tiene apenas 16 años recién cumplidos el 7 de junio): agita una bandera cubana teñida con su propia sangre.
Estuvo allí donde ocurrieron los choques más duros de la policía contra los manifestantes. Hubo disparos. Hubo un fallecido. La represión sería brutal ese día y en los meses siguientes. Se ensañaron contra aquellos jóvenes que estuvieron en esa esquina y los condenaron a las penas más altas de prisión, a no menos de 15 o 18 años tras las rejas.
Rebelión, fuga y asilo político
Elías logró escabullirse ese día entre las columnas, aunque la policía no demoraría en identificarlo por las fotos y los videos que desbordaban las redes sociales. Lo buscaron, presionaron a su madre para que lo entregara, pero ella se negó y no cedió ni ante el chantaje ni ante las falsas promesas de "no hacerle nada". (Y la vida le daría la razón: otras madres que bajo presión creyeron en la palabra del represor y entregaron sus hijos, tuvieron que ver cómo los castigaban, a pesar de ser menores de edad, con duras condenas).
Elías permaneció oculto y, gracias a una red de ayuda y solidaridad, pudo salir de la isla clandestinamente el 25 de agosto vía Rusia (uno de los pocos países adonde se podía viajar sin visado). Desde allí, por tierra, caminando, de tramo en tramo, finalmente llegó a España en mayo de 2022, junto con sus padres y su hermanita de solo 11 años.
Ya en territorio español pidió asilo político y desde entonces ha estado en una especie de sano anonimato, fuera del radar de la policía política cubana, por su seguridad.
Estudia, se forma, como debe hacer un joven, sintiéndose libre y seguro. Pero no olvida un solo día a sus coterráneos y especialmente a quienes no corrieron con la misma "suerte" suya, la fuga y el exilio, sino que hoy resisten en las cárceles.
"Un día alzaremos la bandera y celebraremos..."
El destino nunca da puntada sin hilo. Y aquel joven que mantenía una bandera cubana guardada en casa desde los días de sus inicios escolares, ha quedado impreso en la retina de los cubanos como un símbolo, puesto de pie sobre la patrulla volcada que ha definido como "un aparato de tortura de la policía cubana" y desplegando esa misma tela teñida con su sangre.
Asombra por su madurez a pesar de su juventud. Elías es alguien de una conciencia muy bien fundada, y que sigue preocupado por los Derechos Humanos.
Contactado por Árbol Invertido, en vez de hablar sobre su experiencia personal o responder preguntas acerca de su historia "de película", decide aprovechar los segundos de una entrevista relámpago para dirigirse humilde pero firmemente a los jóvenes cubanos, sus familias, y al pueblo todo, enviando un mensaje de solidaridad y esperanza:
"Un día alzaremos la bandera y celebraremos la victoria de la Libertad sobre la opresión".
Regresar al inicio