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Artes visuales | Religión, denuncia y libertad: símbolos fundamentales en la obra de Julio Lorente

"La obra de Julio Lorente explora múltiples variables de representación simbólica de la fe, en las que brinda al espectador otras formas de acercarse al ritmo no estereotipado de Cuba."

Obra del artista Julio Lorente: una Virgencita de la Caridad con ropaje militar
Obra del artista visual Julio Lorente. | Imagen: Julio Lorente

El arte es un modo eficaz de discurso en contextos de centralización y censura. El tratamiento a la imagen mediante alegorías, anagramas visuales e insinuaciones, prolifera mientras los métodos represivos colocan mordazas y establecen límites a la creación. Dentro del clima estrecho que imponen los contextos totalitarios, se ofrecen vías novedosas que fluyen en suma adaptabilidad a lo circundante, en tanto rompen y se desmarcan del dictado excluyente.

En el ecosistema creativo nacional, tales determinaciones son esenciales al tiempo de conquistar terreno en el medio de la libertad de hacer sin ataduras. Hace décadas, el panorama cubano está determinado por variables reducidas, signadas desde puestos de control, que arbitran la presunta asertividad o no de una obra de arte. Así, nos encontramos en una encrucijada que obliga a la no-denuncia de los fenómenos que nos abrasan, en tanto el señalamiento crítico pide maneras eficaces y contundentes para existir.

Obra pictórica que muestra a Cristo con una cicatriz en forma de Cuba
Obra "Herida", del artista visual Julio Lorente. | Imagen: Julio Lorente

Un artista asido a estas prácticas es el versátil Julio Lorente, hacedor de mundos y subtextos que dinamitan los moldes que legislan el discurrir del arte nacional. Este creador goza de una amplísima gama de recursos, a través de los que persigue la desasistencia de la programática institucional y sus mandamientos. En cambio, abona el suelo de la plástica transgrediendo el tono conveniente. Julio se planta adversario, paria, descontento, confrontacional ante la realidad que circunscriben determinados poderes que orbitan alrededor suyo, al tiempo que canaliza sus sentires entre pinceladas.

Su obra es plaza de un profundo quehacer simbólico, poetizable en la intención análoga que encuentra en la dramaturgia sociopolítica cubana. Cala en los temas más inmediatos y audaces de la dinámica que ahoga nuestras calles, contempla la historia, la encamina, la somatiza en el iris de quienes descifran sus lienzos. Marca en la Cuba contemporánea un posicionamiento del arte ante la despolitización a la que se nos somete. Trabaja desde lo popular, desde el código palpable, desde la metáfora asequible a un pueblo, que como él, vive la precarización multisectorial y el confinamiento.

"La obra muestra a un Cristo cercano, que sangra lo que nosotros, que es totalmente nuestro: el Cristo del pueblo cubano."

Julio asume la religiosidad como uno de esos tantos modos de potabilizar sus intenciones. Halla consuelo en imágenes a las que le otorga su fe. Las arma coherentes, desde la reverencia de quien pide y ora por el mejoramiento.

En una de sus telas, titulada "Herida", denuncia el dolor de la Isla con un Cristo sangrante, que sufre no solo la crucifixión, sino también la estaca traidora que lo atraviesa, la calumnia sobre sí, la villanía de los opresores. La obra muestra a un Cristo cercano, que sangra lo que nosotros, que padece lo que nosotros, que es totalmente nuestro: el Cristo del pueblo cubano.

Obra del artista visual Julio Lorente.
Obra "In the name of God", del artista visual Julio Lorente. | Imagen: Julio Lorente

En otra de sus pinturas, muestra a la Virgen de la Caridad del Cobre envuelta en un traje verde olivo, cual funciona como camisa de fuerza o área límite. Tal figuración nos extrapola a aquellos años donde la fe significó para la clase dirigente un "mal para la sociedad" y se intentó inhibir el consuelo sagrado que muchos experimentan al aproximarse a ella. Quizás nos acerca al modo mediante el cual se le sustrajo a un símbolo de resistencia, nuestra "Virgen mambisa", nuestra "Virgen Rebelde", el carácter subversivo de cara a la verticalidad estatista y se vendió desde diversas plataformas como souvenir reivindicativo de jeracas políticos.

La Caridad es nuestra madre, la de cada cubano, quien nos protege y abraza, por tanto nunca representará narrativas del 1% privilegiado, ni estará enquistada en el palacete del poder. Ella es parte de todos. Julio lo entiende, lo siente, y lo pinta.

En uno de sus trabajos digitales enseña la imagen de un Sagrado Corazón de Jesús, en cuyo pecho, en vez de un símbolo palpitante de gracia, porta un disparador nuclear. "In the name of God", es el título, la crítica punzante a los crímenes que cometen las potencias hegemónicas en nombre de la religión y su falaz idea del bien, el contenido.

"Hay posturas de Julio que no comparto. Otras, incluso, las rechazo."

En otro, se recrea cómo la estampa mariana aparece ante los Juanes, quienes, a punto de ahogarse en un mar de sangre, le piden la salvación. ¿Cuántas vidas cubanas se han perdido en el mar durante décadas a consecuencia de los distintos éxodos, las vilezas gubernamentales y las políticas migratorias irresponsablemente genocidas de los Estados Unidos? Julio lo narra hasta el hartazgo, y yo lo leo desde mi cosmos como activismo, como voz solidaria.

Este creador relata, redistribuye, reconfigura, resemantiza, nada en costas de oleajes peligrosos. En momentos halla holgura en pactos de no-pertenencia al recurso de todos, pero las tantas lecturas posibles de sus obras completan el objetivo artístico más allá de los colores y los modos políticos.

Hay posturas de Julio que no comparto. Otras, incluso, las rechazo al tiempo de entender que, tras las manchas de óleo discurren poéticas ajenas a mi sentido del mundo. Existen disparidades entre mi Yo crítico y la diegesís total de este artista. Pero la la esencia que yace entre nosotros, logra, de algún modo indescriptible o vivencial, la unión, la comunidad de sentimientos, el rechazo ante el poder autoritario que des-gobierna y oprime en la Isla.

Obra del artista visual Julio Lorente.
Obra del artista visual Julio Lorente. | Imagen: Julio Lorente

Julio bendice al cerrar cada comentario, manda el resguardo de Dios al brindar sus despedidas. Asume símbolos de fe como idea de comunidad, nunca como sello sesgado. El cómo se proyecta este artista frente a determinadas cuestiones, a las que imprime en momentos — a mí entender — desdibujos violentos, va más determinada por un trasfondo ideológico que pragmático-religioso.

Los dogmas que las instituciones y los poderes epocales le imponen a la fe no tienen sitio en los lienzos de Lorente; al menos no que yo entienda. Más bien aplica a su condición propia de leer la divinidad y las creencias desde el individuo, con énfasis en lo contextual como espacio de lectura por excelencia.

La obra de Julio Lorente explora múltiples variables de representación simbólica de la fe, en las que brinda al espectador otras formas de acercarse al ritmo no estereotipado de Cuba; la Cuba que ama Cristo y la padece en su herida, a la que protege La Caridad del Cobre aunque la intenten pulir en urna de pocos. Julio comparte sus trazos en el idioma visual cubano, desde su religiosidad que toca, como flecha certera, en la diana de lo que hoy acontece en la Isla. Como diálogo. Como denuncia.

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Raymar Aguado Hernández

Raymar Aguado Hernández, crítico de arte cubano

(La Habana, 2000)  Crítico cultural y estudiante universitario. Colaborador de varios medios especializados en temáticas de arte, cultura, política y sociedad. En 2023 publicó ¿(Des)aciertos críticos? La obra de cinco artistas visuales cubanos, por Aquiescencia Editorial. Actualmente investiga y sistematiza sobre el campo artístico de la Isla, enfocándose en expresiones populares como el género musical denominado "reparto".

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