Pasar al contenido principal

Libros | Un proyecto cultural centenario: la Biblioteca de Autores Cubanos

El proyecto de una completa Biblioteca de Autores Cubanos ha sido un desafío en la historia de la isla.

Escritor cubano José Lezama Lima (La Habana, 1910-1976).
Escritor cubano José Lezama Lima (La Habana, 1910-1976).

Desde el siglo XIX, en fecha que para estas reflexiones no vamos a rastrear, los intelectuales cubanos hemos luchado para dar vida a un proyecto fundamental en la defensa de nuestra cultura: una colección editorial, una biblioteca especial de autores cubanos. Si bien los primeros intentos por establecerla en la época colonial no dieron fruto permanente, lo cierto es que la aspiración existió desde entonces. Una realización de ese sueño pareció lograrse cuando la Academia Nacional de Artes y Letras de Cuba inauguró una única entrega con la publicación en 1926 de las Obras de Ricardo del Monte. Sin embargo, no pasó al parecer de esa primera publicación. El proyecto era, y es, tan urgente, que se repitió a lo largo del siglo XX.

Proyectos de Colección Cubana en el siglo XX

De todos los intentos, por crear una Biblioteca de Autores Cubanos, el más valioso y duradero fue el de la Universidad de La Habana pues se mantuvo desde 1944 hasta 1966. En agosto de ese año 1944, el doctor Clemente Inclán Costa como rector de la Universidad de La Habana, inauguró oficialmente una valiosísima Biblioteca de Autores Cubanos. Este gran proyecto aspiraba a la difusión de la cultura nacional a través de la publicación de las obras maestras de los autores nacionales, y así lo hacían constar las palabras al lector que aparecen en el primer volumen allí publicado. El comité editorial de aquella gran empresa cultural fue más que prestigioso. Figuraba en él el entonces vicerrector universitario y destacado intelectual Roberto Agramonte, quien, filósofo y sociólogo, fue también, años más tarde, un político destacado en el Partido Ortodoxo. Sus libros incluyen estudios valiosos sobre las convicciones filosóficas de Enrique José Varona, sobre José Agustín Caballero y en particular sobre sociología. A Agramonte, como director de la flamante Biblioteca de Autores Cubanos, lo acompañaba, en calidad de secretario del comité editor, el doctor Elías Entralgo Vallina, igualmente un prestigioso intelectual y profesor universitario con una trayectoria muy destacada (no habían llegado los tiempos en que, bajo el castrismo, las editoriales cubanas, salvo muy raras excepciones, resultasen dirigidas por sargentos políticos y represores), había publicado diversos libros tanto de historia de Cuba, como de sociología, filosofía y en particular sobre Enrique José Varona. Finalmente, como vocal figuraba el doctor Raimundo Lazo profesor de Literatura Cubana de la misma universidad.

La Biblioteca de Autores Cubanos publicó durante los veintidós años de su existencia una serie de libros que constituyen parte del acervo de la cultura cubana. Se comenzó por obras capitales de José Agustín Caballero, Félix Varela y José de la Luz y Caballero. Luego aparecieron obras de Emilio Bobadilla, José Martí, José Manuel Mestre, Miguel Ángel de la Torre e incluso vieron la luz allí documentos del archivo de Gonzalo de Quesada. Se ha señalado como defecto una determinada incoherencia editorial: por ejemplo, mayor frecuencia de la poesía como género, o también que se publicara a un autor de menor relieve como Miguel Ángel Limia. Esas objeciones no tienen en cuenta el hecho de que una Biblioteca de Autores Cubanos debía preocuparse, hasta hoy, de rescatar para el público lector la memoria de autores y textos cuyo recuerdo podría difuminarse. El legado de aquel gran proyecto respaldado por Inclán y Agramonte sigue siendo trascendental. 

Ese proyecto tan valioso terminó en 1966. No hubo explicación alguna de su cancelación ni por la Universidad de La Habana, a la cual pertenecía, ni tampoco por el Ministerio de Educación, ni por el Consejo Nacional de Cultura. Este silencio ominoso solo puede ser interpretado como señal del desinterés del gobierno castrista y sus instituciones. Tardaría mucho tiempo para que se pretendiera, tímidamente, revivir una colección editorial así en el marco de instituciones del castrismo, en particular por el Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba, que publicó un texto de Antonio Bachiller y Morales en 1965, uno de Juan Clemente Zenea en 1966 y el Epistolario en dos tomos de Juana Borrero también en 1966. Algunos intentos en sentido similar hizo el historiador Eduardo Torres Cuevas, sobre todo en cuanto a pensadores filosóficos. Finalmente, la crisis general del castrismo terminó por paralizar todos esos intentos.

El ideal necesario de una Biblioteca completa

En suma, el ideal de una Biblioteca de Autores Cubanos sigue siendo una necesidad vital para la cultura de los cubanos dentro y fuera  de la isla. Un sueño. A las aspiraciones originales respaldadas por Inclán, Agramonte, Entralgo y Lazo en cuanto a publicar autores cubanos con determinado valor para salvaguardar el discurso nacional habría que incorporar otro tipo de autores y textos. 

Por ejemplo, se nos ocurre la necesidad de que un proyecto editorial así incluya textos críticos de escritores extranjeros que han aportado juicios de valor sobre la cultura insular: Ivan Schulman, Paul Estrade, Gabriela Mistral, Alexis Márquez, Noel Salomón, Ángel Esteban, Carmen Ruiz Barrionuevo, Iuri Talvet, Claude Couffon, por solo citar algunos nombres que se nos ocurren al azar. Pero en esta apertura necesitamos ser verdaderamente inclusivos y esto implica también ampliar el diapasón temático a crítica de cine, artes plásticas y arquitectura, pensamiento filosófico, artes culinarias, antropología, sociología, pensamiento cultural, politología,  y también decidirse a rescatar y publicar periódicos y revistas que marcaron indeleblemente nuestra cultura.

Se han publicado ensayos de gran interés sobre la cultura cubana por autores chilenos, brasileños, mexicanos y otros: todo eso debe ser rescatado en función de la memoria insular. Hay, por otra parte, textos de autores no cubanos y sobre temas no cubanos, que resultan de gran importancia: ciertas personalidades y sus ideas, determinados libros, influyeron mucho, en su día, en zonas de la cultura insular. 

Vale la pena mencionar algunos ejemplos. El pensamiento americanista de José Martí resulta iluminado cuando se comprueba que, contra lo que se ha afirmado después de 1959, sus ideas tenían muchos puntos de contacto con las de Domingo Faustino Sarmiento, a quien Martí admiró y respetó (y viceversa); Alfonso Reyes (que acuñó el concepto de jitanjáfora a partir de un poema del cubano Mariano Brull) influyó mucho en una época en la crítica literaria cubana, en particular por su obra magna El delinde; Bronislaw Malinowski arroja luz sobre la grandeza de nuestro antropólogo Fernando Ortiz; Manuel Menéndez y Pelayo y Miguel de Unamuno dejaron criterios de interés sobre Cuba. 

Hay memorias de oficiales españoles que nos dejan ver mejor ciertos perfiles de las guerras anticoloniales en Cuba. No, una Biblioteca de Autores Cubanos cabal deberá ser una Biblioteca de Temas Cubanos, con amplitud inclusiva y no con nacionalismos excluyentes o con diques ideológicos que, como en ciertos diccionarios de autores cubanos pergeñados por el castrimo y bajo la responsabilidad directa de comunistas como José Antonio Portuondo y Mirta Aguirre, incluyeran soberanas nulidades como Sidroc Ramos, mientras excluían nombre mayores de letras de la nación.  En una palabra, debemos recuperar una memoria y una crítica que no salga solo de manos cubanas. Invoquemos de nuevo, pero con este sentido específico, la frase sabia de Martí e injertemos en nuestro tronco nacional las aportaciones valiosas del mundo. Verbigracia, las crónicas de Madden o de Perpiñá, y los textos de tantos otros que visitaron e intuyeron el alma nacional como María Zambrano, o aquel duende ingobernable de García Lorca; las evocaciones pasajeras, ya sean de Ernesto Cardenal y su estancia en Cuba, o las impresiones juveniles de Roberto Ampuero en sus años verde olivo en La Habana. Polifonía y no estentóreo y parcial discurso excluyente.

Ese debería ser el sueño: rescatar para siempre la Cuba secreta, sin sucias exclusiones políticas, con las manos abiertas y el universal y eterno gesto de abrazar.

Regresar al inicio
▶ Ayúdanos a permanecer

Un contenido como este, y nuestro medio informativo en general, se elabora con gran esfuerzo, pues somos un proyecto independiente, trabajamos por la libertad de prensa y la promoción de la cultura, pero sin carácter lucrativo: todas nuestras publicaciones son de acceso libre y gratuito en Internet. ¿Quieres formar parte de nuestro árbol solidario? Ayúdanos a permanecer, colabora con una pequeña donación, haciendo clic aquí.

[Y para cualquier propuesta, sugerencia u otro tipo de colaboración, escríbenos a: contacto@arbolinvertido.com]

Luis Álvarez

Luis Álvarez Álvarez

(Camagüey, 1951). Poeta, crítico literario e investigador cubano. Es Doctor en Ciencias (2001) y Doctor en Ciencias Filológicas (1989), ambos por la Universidad de La Habana, donde trabajó durante varios años. Distinguido con el Premio Nacional de Literatura (2017), recibió además el Premio de Pensamiento Caribeño que otorgan la Universidad de Quintana Roo y la Editorial Siglo XXI.

Olga García Yero

Olga García Yero en revista Árbol Invertido.

(Sancti Spíritus, 1954). Crítica literaria e investigadora cubana. Es Doctora en Ciencias (2013) y Doctora en Ciencias Filológicas (1992), ambos por la Universidad de La Habana. Entre sus numerosos libros de ensayo destacan: Aurelia Castillo: una escritura a conciencia (Editorial Ácana, 2002) y Sara Gómez, un cine diferente (Ediciones ICAIC, 2017).

Comentarios:


José Prats Sariol (no verificado) | Jue, 05/09/2024 - 16:55

Excelente proyecto. Implicaría un financiamiento adecuado y una relación de autores y obras que obtenga un consenso democrático. Hermoso desafío...

Guillermo Labrit (no verificado) | Vie, 06/09/2024 - 18:31

Esclarecedor e ilustrador artículo que menciona a figuras meridianas del pensamiento y la literatura cubanos y extranjeros que han abordado de alguna manera nuestra literatura, escrito con una imparcialidad y una decencia que ya dábamos por perdidas.

Añadir nuevo comentario

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.
CAPTCHA
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.
Este reto es para probar que no eres un robot. Por favor, ten en cuenta minúsculas y mayúsculas.