La actual crisis de agua en La Lisa, municipio de La Habana, es la peor en décadas debido a la insuficiencia de las fuentes de abasto, el deterioro de las tuberías y la desigual distribución del servicio. Algunas familias no reciben agua desde diciembre de 2024.
Vecinos de distintas localidades denuncian desde hace meses en redes sociales la gravedad de la situación. Mientras en algunas zonas el suministro llega con cierta regularidad, en otras la ausencia prolongada dificulta la higiene básica y pone en riesgo la salud de las familias.
En los días en que hay abasto es común ver a personas recoger agua de salideros — roturas de tuberías — en zonas bajas usando galones, cubos y otros recipientes. Los salideros son frecuentes en este municipio periférico, lo que provoca que el agua potable se contamine antes de llegar a las viviendas.
"Casi siempre entra con poca fuerza y turbia, no se puede beber sin filtrarla", cuenta María Elvira, jubilada residente en San Agustín. Ella anota por escrito los días en que recibe el servicio. En sus apuntes de los últimos meses consta que el agua solo ha entrado "la mitad de las veces que debería".
Agua sin horario y sin fuerza
En otras zonas, afectadas por el débil bombeo desde las fuentes de abasto, los residentes se quejan de la incertidumbre sobre la entrada de agua, que puede llegar tanto en horas laborales como en plena madrugada.
Patricia Estrada, residente en una zona con esa situación, narró que pasa las noches "de la cama a la llave y de la llave a la cama, con la esperanza de que haya aunque sea un hilito de agua para llenar cubos".
La situación más crítica se vive en el consejo popular de Alturas de la Lisa, donde Camilo Hernández, padre de dos niñas, no recibe agua por tubería desde diciembre de 2024. La fuerza de bombeo no es suficiente para que llegue hasta la parte alta donde vive. Recoger agua de lluvia, pagar pipas o llenar galones en casas vecinas son algunas de las alternativas que ha encontrado para sobrevivir.
Las pipas —camiones cisterna que deberían ser una solución coordinada por el gobierno— se han convertido en un lujo que solo se consigue "por la izquierda" a precios inalcanzables.
"En el mejor de los casos te cobran 8 mil pesos, pero pueden llegar o pasar los 10 mil si la situación está crítica", relató Hernández. Consultado sobre las respuestas de las autoridades, aseguró que "vienen con justificaciones pero ninguna solución".
Un problema histórico agravado
Aunque La Lisa históricamente ha tenido problemas de abasto, los residentes coinciden en que la actual crisis es una de las más severas.
En un contexto de apagones frecuentes, acumulación de basura y un sistema de salud debilitado, la escasez de agua no solo aumenta el malestar de la población, sino que también favorece la propagación de enfermedades.
Mientras tanto, las autoridades permanecen en silencio y sin ofrecer soluciones a largo plazo.
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