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Top | Lista de 16 largometrajes imprescindibles del cine independiente cubano

Conoce 16 largometrajes de ficción, documentales y formas libres que demuestran las altas calidades del cine independiente cubano del siglo XXI, poco conocidos por los públicos de la isla debido a la censura y la indiferencia del ICAIC.

 "Memorias del desarrollo" (Miguel Coyula, 2010), fotograma.
"Memorias del desarrollo" (Miguel Coyula, 2010), fotograma.

El cine cubano experimenta en las primeras décadas del siglo XXI un período de florecimiento creativo solo comparable al auge fílmico de los años 60, con la gran diferencia de que toda esta producción se ubica casi por completo fuera del área de influencia del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). La mayoría de estas obras han sido proyectadas muy poco o nada en los cines de Cuba. Permanecen desconocidas para la mayoría de los cubanos, en los que prevalece una idea del cine cubano anacrónica, fomentada por la institución. 

Logotipo del ICAIC cabeza abajo.

Lo abultado de esta lista, que recoge 16 títulos (y deja fuera otros muchas películas valiosas, a riesgo de extenderse en exceso) testimonia lo que afirmo. La mayoría de estos largometrajes aguarda por su "estreno nacional", mientras son una y otra vez exhibidos en muestras gestionadas en otros países, en festivales de primer nivel donde obtienen importantes premios, y si acaso en proyecciones privadas acogidas en Cuba por iniciativas independientes.  

Molina's Ferozz (Jorge Molina, 2010)

"Molina´s Ferozz" (Jorge Molina, 2010), fotograma.
"Molina´s Ferozz" (Jorge Molina, 2010), fotograma.

Ópera prima de ficción del director de culto del cine cubano contemporáneo Jorge Molina (Molina's Culpa, Molina's Mofo, Molina's Margarita), esta película se apropia de la consabida fábula de la Caperucita Roja para urdir un relato que mezcla códigos del folk horror (horror rural) con el terror psicológico y el romance prohibido de Lolita y el profesor. Todo desde el libre explayamiento del libido, que fuera de la filmografía de Molina, es poco explorado en el cine cubano, las más de las veces con pacata contención.

Una película estentórea, bizarra, excesiva y tensa, que reconfigura las convencionales representaciones del campo cubano y lo campesino, que frisa los ambientes opresivos de Faulkner, bien lejos de lo pintoresco y cualquier amago costumbrista. Desollar al ser humano, lo libera de la piel de oveja piadosa con que camufla el deseo, la abyección y la maldad.

Memorias del desarrollo (Miguel Coyula, 2010)

 "Memorias del desarrollo" (Miguel Coyula, 2010), fotograma.
"Memorias del desarrollo" (Miguel Coyula, 2010), fotograma.

El segundo largometraje de ficción de Miguel Coyula (Red Cockroaches, Psiqué, Corazón Azul) adapta la novela homónima que Edmundo Desnoes concibió como segunda parte de su paradigmática Memorias del subdesarrollo, adaptada al cine en 1968 por Tomás Gutiérrez Alea. 

Por segunda vez el nihilista Sergio recorre infinitos laberintos de calles, personas y acontecimientos, cuyos influjos resbalan como lluvia amarga sobre el cuerpo, empeñado sin éxito en hurtarse al venenoso contacto de las parcialidades humanas, y de todo lo que menoscabe su insatisfecha necesidad de plenitud filosófica. El nuevo Sergio, periodista en Cuba, profesor del Departamento de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Nueva York, una vez emigrado, explica a sus alumnos que “la razón por la que me fui de Cuba fue porque me estaban diciendo qué hacer, que escribir, cuándo hacerlo. Y aquí estoy. Tengo libertad total para escribir lo que quiera en este país, pero a nadie le importa”.

La Isla y los Signos (Raydel Araoz, 2014)

"La Isla y los Signos" (Raydel Araoz, 2014), fotograma.
"La Isla y los Signos" (Raydel Araoz, 2014), fotograma.

Con este documental, Raydel Araoz (Arquetipos, Retornar a La Habana con Guillén Landrián, Virgilio en el gabinete azul) busca armonizar forma y discurso con las propias esencias heterodoxas de la obra del intelectual cubano Samuel Feijóo, tanto escrita como pictórica, editorial. 

Echa mano de los infinitos recursos que ofrece el lenguaje de la animación, para reconstruir el imaginario visual plasmado en la revista Signos, suerte de suma, mapa y sistematización de todo el ideario feijóoseano, y por ende, su definitivo legado intelectual. 

La película es todo un periplo por las páginas de Signos, donde se combinaron creativamente toda la bizarra iconografía del arte naif cubano, validado y promocionado por el propio Feijóo para convertir la lectura con la revista en una verdadera experiencia estético-sensorial.

La obra del siglo (Carlos Quintela, 2015)

"La obra del siglo" (Carlos Quintela, 2015), fotograma.
"La obra del siglo" (Carlos Quintela, 2015), fotograma.

Este segundo largometraje ficción de Carlos Quintela (La piscina, Buey, Los lobos del este) dejó la primera huella de cine cubano dirigido por cubanos en el Festival Internacional de Cine de Róterdam (IFFR), al merecer el Premio Tigre a la Mejor película en la edición 44 del prestigioso certamen.

Quintela construye su historia de frustraciones, conflictos generacionales, y fracaso nacional alrededor de un “rey desnudo” sobre el que casi todos callan en Cuba, a pesar de su grosera enormidad: la nunca culminada Central Electronuclear de Juraguá, en Cienfuegos. Este monstruo abortado es un símbolo de un “salto hacia adelante” del régimen de Fidel Castro, que se convirtió en epicentro del fracaso de su revolución socialista.

Santa y Andrés (Carlos Lechuga, 2016)

"Santa y Andrés" (Carlos Lechuga, 2016), fotograma.
"Santa y Andrés" (Carlos Lechuga, 2016), fotograma.

Motivo de uno de los episodios más pavoroso de la censura artística cubana en el siglo XXI, el segundo largometraje de ficción de Carlos Lechuga (Cuca y el pollo, Melaza, Vicenta B) es una historia de amor y concordia entre dos víctimas de la instrumentación y la represión totalitaria del régimen cubano. Y en una dimensión simbólica más amplia, de todos los sistemas de este tipo.

Andrés (Eduardo Martínez), poco disimulada versión fílmica del poeta Delfín Prats, resume en sí a todos los intelectuales segregados, condenados al ostracismo, apresados y torturados en Cuba. Santa (Lola Amores) es una mujer de pueblo forzada a servir de celadora y espía del creador condenado al insilio. Simboliza en sí a tantos “complices” civiles de los órganos represivos, verdaderos responsables de la perpetuación del poder.  

El proyecto (Alejandro Alonso, 2017)

"El proyecto" (Alejandro Alonso, 2017), fotograma.
"El proyecto" (Alejandro Alonso, 2017), fotograma.

Alejandro Alonso (Terranova, Abisal, La historia se escribe de noche) propone con su ópera prima una reformulación casi metafísica del propio concepto de “proyecto”, entendido comúnmente como algo inacabado, bocetado, embrionario, insinuado. A la vez que remite a una “proyección” en el tiempo, a un viaje constante desde el pasado hacia un futuro que nunca será presente. 

La película es resultado de un proyecto inicial de Alonso, frustrado por circunstancias lóbregas, que resucitó como una obra sobre un personaje habitante de un impreciso tiempo futuro, que filmó en la Cuba de 2017 la vida de una escuela rural devenida refugio, más que vivienda, de personas sin hogar. A lo largo de todo el relato, se contraponen imágenes del pasado cubano, rebosantes de entusiasmo futuro, y las imágenes del verdadero destino que le fue deparado a tanto frenesí utópico.

A media voz (Heidi Hassan y Patricia Pérez, 2019)

"A media voz" (Heidi Hassan y Patricia Pérez, 2019), fotograma.
"A media voz" (Heidi Hassan y Patricia Pérez, 2019), fotograma.

A media voz es uno de los largometrajes documentales cubanos más premiados del siglo XXI. Su palmarés incluye el premio a Mejor Documental en la edición 32º del prestigioso Festival de Cine Documental de Ámsterdam (IDFA), el Coral de Largometraje Documental 41º Festival de Cine de La Habana, y el Biznaga de Plata a la Mejor Dirección en el 23º del Festival de Málaga. 

La película está articulada como un diálogo entre dos amigas-hermanas (las propias Hassan y Pérez) que emigraron de Cuba hacia Europa en plena lozanía de sus potenciales como realizadoras. Es básicamente un acto de redescubrimiento, sanación y confesión. Van en pos de saldar la deuda eterna que el que se fue guarda consigo mismo, y con el Yo que en una realidad alternativa, se quedó. A la vez es una crónica de la reubicación y la reconstrucción personal que demanda el proceso tan drástico de la emigración. 

Brouwer. El origen de la sombra (Lisandra López y Katherine T. Gavilán, 2019)

"Brouwer. El origen de la sombra" (Lisandra López y Katherine T. Gavilán, 2019), fotograma.
"Brouwer. El origen de la sombra" (Lisandra López y Katherine T. Gavilán, 2019), fotograma.

Brouwer. El origen de la sombra es un retrato documental a buen resguardo de toda pretensión biográfica, descriptiva, cronológica y naturalista. Es un retrato definitivamente expresionista de uno de los más importantes músicos y pensadores musicales de la historia del arte cubano: el músico e intelectual Leo Brouwer.

La película rehúye el realismo mimético y se convierte en la crónica de la impresión que provoca el que es mirado a los que lo miran. En la resonancia de la personalidad filmada en las personalidades que la filman. Las realizadoras filman el misterio que es y siempre será una singularidad humana, articulando un relato que plano a plano, secuencia a secuencia, se enrarece, se ensombrece, se extraña. El protagonista recorre un camino inverso que inicia en la luz pero se sublima en la sombra final.

Las campañas de invierno (Rafael Ramírez, 2019)

"Las campañas de invierno" (Rafael Ramírez, 2019), fotograma.
"Las campañas de invierno" (Rafael Ramírez, 2019), fotograma.

La inclasificable ópera prima de Rafael Ramírez (Diario de la niebla, Alona Los perros de Amundsen) puede ser definida por la frase que enuncia uno de los tantos seres bizarros habitantes de esta verdadera dimensión mental: “la realidad es lógica, la lógica es irreal”. 

Tal paradoja define quizás todo el cine de este creador de mundos, fundador de sistemas de pensamiento, mezclador de ideas, demonios y obsesiones, cuyos resultados se revelan poliédricos, ignotos y misteriosos. Ramírez no comunica, sino revela pliegues de su conciencia. No articula relatos, sino que propone perennes ejercicios de permutación, analogía, conjugación y simbolización. 

Las campañas de invierno es un juego de libertades y miedos que se concreta en un discurso de la extrañeza, revelador a su vez de cuán frágil es la idea del mundo que abrazamos, para no avizorar el vacío cognitivo, que en realidad está repleto de la materia oscura de la libertad. 

La Opción Cero (Marcel Beltrán, 2020)

"La Opción Cero" (Marcel Beltrán, 2020), fotograma.
"La Opción Cero" (Marcel Beltrán, 2020), fotograma.

El documental de Marcel Beltrán (La música de las esferas, Casa de la noche) es un relato sobre venas abiertas, cuerpos quebrados, sobre sueños desnucados. Resulta una crónica austera de fugas naufragadas, esperanzas empantanadas y éxodos congelados. Entre sus líneas se lee acerca de una Cuba agonizante, que solo sabe parir huérfanos: su principal marca genética compartida es el éxodo. En sus diccionarios agotados, las únicas acepciones que le quedan al concepto de Futuro son “emigración”, “escape”, “evasión”. 

Escapar de la isla a través de las selvas centroamericanas es un viaje en el tiempo para liberarse de un pasado eternizado y poner rumbo hacia un porvenir real en tanto posible. De cierto, es algo terriblemente indefinido, pero a la corta resulta más promisorio que el horror concreto del que huyen. Escapan del estatismo estatalizado (o del Estado estático) al movimiento hacia adelante, hacia un mundo donde los relojes marcan otras horas que la de gritar Revolución. 

Quiero hacer una película (Yimit Ramírez, 2020)

"Quiero hacer una película" (Yimit Ramírez, 2020), fotograma.
"Quiero hacer una película" (Yimit Ramírez, 2020), fotograma.

La ópera prima de ficción de Yimit Ramírez (Mataperro, Windows XY, Koala) protagonizó, después de Santa y Andrés, otro episodio de censura institucional en Cuba, que se cebó en una breve línea de diálogo para acorralar más aun al cine independiente. 

Las discusiones tuvieron como epicentro una especulación sobre la sexualidad de José Martí, dicha casualmente por uno de los personajes. La mayoría de los censores no la habían visto, apenas contaban con el juicio de un funcionario del ICAIC que vio una copia no terminada. Pero la ignorancia es la mejor arma para los verdugos ideológicos.

La versión final se estrenó dos años después de la tormenta, y vista íntegramente, propone no menos complejas discusiones acerca de la creación fílmica y artística en sentido general, de sus licitudes e ilicitudes éticas (o si la ética es siquiera un ángulo válido para analizar el arte), y de las meras relaciones entre el artista y la realidad. 

Mafifa (Daniela Muñoz, 2021)

"Mafifa" (Daniela Muñoz, 2021), fotograma.
"Mafifa" (Daniela Muñoz, 2021), fotograma.

La ópera prima documental de Daniela Muñoz se centra en el redescubrimiento de Gladys Esther Linares, más conocida como Mafifa, considerada por los devotos de la conga santiaguera como la “campanera mayor”, elevada a dimensiones de culto, veneración y mito desde su muerte en 1980, mucho antes que la realizadora naciera.

El retrato que consigue la película es tan complejo como fragmentario, dislocado, trunco. Se mixtura y completa con el que la propia Daniela teje simultáneamente de sí misma, como sujeto también fragmentario, en pugna con las deficiencias auditivas que condicionan su diálogo con el mundo, y la retan a reimaginar lo silenciado desde una fotografía de primeros planos, planos detalles, encuadres angostos, fijeza inestable.

Como la totalidad del mundo se le escabulle, Daniela se aferra a los detalles, a las partículas de vida que consigue percibir, y los expande, los lee como posibles agüeros, símbolos que encierran verdades universales, mapas condensados del pasado y el futuro.

La mujer salvaje (Alán González, 2023)

"Mafifa" (Daniela Muñoz, 2021), fotograma.
"Mafifa" (Daniela Muñoz, 2021), fotograma.

El personaje concebido por el director y guionista Alán González para su ópera prima de ficción abandona la docilidad domesticada que ha guiado su existencia, para entregase al salvajismo espontáneo, a la libertad desaforada. Desobedece a la vida, se rebela contra el fatalismo y la predestinación. Traza un nuevo mapa personal sobre la piel, a medida que se descubre como paraje.  

Yolanda se transforma en espejo que le devuelve un reflejo aguzado, la ciega y le hace nacer unos nuevos ojos que solo saben mirar hacia el futuro. El pasado va diluyéndose a sus espaldas, como efímera niebla matinal. Yolanda pare a Yolanda, se reescribe, se lanza a un crisol ardiente para refundirse en una nueva moldura. La única opción es el provenir, la posibilidad de trascenderse, sin que la cera de sus alas se derrita cuando finalmente alcance el sol.

Un hombre bajo su influencia (Emmanuel Martin, 2023)

"Un homme sous son influence" ("Un hombre bajo su influencia", Emmanuel Martin, 2023), fotograma.
"Un homme sous son influence" ("Un hombre bajo su influencia", Emmanuel Martin, 2023), fotograma.

El segundo largometraje de ficción de Emmanuel Martin pudiera muy bien cerrar con sus cortometrajes previos En el iglú (2008) y Buen viaje, stalkers (2011) una trilogía sobre el descolocación y la dislocación de un ser tan consciente de sí mismo, que roza los bordes mismos de la inconsciencia. Los tres títulos admiten el análisis como tríptico sobre la condición crónica del marginado, incapaz de pertenecer a lo que fue previamente diseñado para rechazarlo, abortarlo, regurgitarlo como un bocado demasiado correoso.

Desde la misma voluntad autorreferencial que lo movió a asumir el rol protagónico de los dos cortos, Emmanuel vuelve a interpretarse aquí. Se disfraza de sí mismo, pero esta vez emplea ropajes transparentes. Recrea, más que el anecdotario de su vida en Montreal, a donde emigró, el vórtice de dudas, angustias, ideas, obsesiones, inconformidades, frustraciones, deseos, dudas, en que parece haberlo sumido la nueva doble condición de marginal y desplazado. El de Emmanuel Martín parece ser un meta-exilio, que recrudece su sentido de soledad, y consolida su autoconsciencia de náufrago crónico.

El matadero (Fernando Fraguela, 2023)

"El matadero" (Fernando Fraguela, 2023), fotograma.
"El matadero" (Fernando Fraguela, 2023), fotograma.

El 26° Festival de Cine de Málaga 2023 premió con el Biznaga de Plata al Mejor largometraje documental a la ópera prima de Fernando Fraguela, una historia de asfixia, despedida y escape. También puede leerse como la biografía de un minotauro cubano que vivió casi toda su vida en un laberinto infinito de edificios más apretados que la plata de los Andes, alzados entre él y el horizonte. Sus cimas planas se convirtieron en un falso horizonte a través del cual el Sol sale tarde y se pone demasiado temprano; y las nubes se asoman como rebaños de pegasos curiosos por conocer la vida de los minotauros incapaces de levantar vuelo.

El matadero pudiera ser también el diario desesperado de un Dédalo que aún no halla la solución para escapar de su prisión inextricable, o el testimonio de un Ícaro que aguarda paciente porque las alas florezcan espontáneamente a la sombra de los edificios, y luego usarlas para escapar, sin mirar nunca atrás. 

El bosque intermitente (Lázaro Lemus, 2024)

"El bosque intermitente" (Lázaro Lemus, 2024), fotograma.
"El bosque intermitente" (Lázaro Lemus, 2024), fotograma.

La ópera prima de Lázaro Lemus (Las muertes de Arístides) parece contarnos sobre una iniciación. Pero secuencia a secuencia, nos percatamos de que todo se trata de un retorno. El autodescubrimiento es más una recordación que un aprendizaje. Es un desnudamiento, la muda de un exoesqueleto civilizatorio, racionalista.

Mientras se sumerge en los estratos del bosque intermitente, el protagonista Hilario va perdiendo su nombre. Abandona paulatinamente su época, ve desmoronarse todo el artificioso constructo de la identidad. Durante sus periplos por un jardín abundante en senderos eternamente bifurcados, Hilario no descubre el mundo, sino que se descubre en el mundo. Construye una identidad conjunta con su entorno. Más bien la recupera en cada verso (escrito con letras de aire, sombras y honduras) del gran poema cósmico que resulta la película. Hilario se expande, se desborda más allá de sus sentidos y sus huesos. Más allá de la propia película.

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Antonio Enrique González Rojas

Antonio Enrique González Rojas. Periodista y crítico de Arte y Cine.

(Cienfuegos, 1981) Periodista, crítico de arte, profesor y asesor creativo cinematográfico y narrador. Textos especializados suyos aparecen en publicaciones como Rialta Magazine, Hypermedia Magazine, El Laberinto del Minotauro, Cine Cubano, entre otras. Integró el Jurado de la FIPRESCI en el 39º Festival de Cine de la Habana, Jurado Oficial de Animación en el º43 Festival de Cine de la Habana, y Jurado de la Prensa en el 14º Festival de Cine de Gibara. Integró el jurado colateral de la organización Periodistas Iberoamericanos de Cine (PIC) en el 50º Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, e integró en 2024 y 2025 el Jurado de los Premios de la Crítica Latinoamericana para el Cine Europeo de la European Film Promotion (EFP). Ha sido profesor y asesor de maestrías y el ciurso regular de la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños (EICTV). Tiene publicado dos libros de narrativa: El dispensador de respuestas (Reina del Mar, 2007) y El Tirano de Siracusa (Mecenas, 2009), y cuatro de crítica de cine: Voces en la niebla. Un lustro de joven audiovisual cubano (2010-2015) (Claustrofobias, 2016), Tras el telón de celuloide. Acercamientos al Cine Cubano (Primigenios, 2019), Crítica, mentiras y cintas de video (Oriente, 2023) y 100 películas a plazo fijo (Casa Vacía, 2023). Es miembro de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (FIPRESCI) y de la PIC.         

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