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Periodismo | María Matienzo: "El activismo nos está permitiendo volver a ser seres humanos"

"Una de las Elizabeth es una mujer a la que el marido se le pierde en la ducha al estilo Murakami. Un día entra a bañarse y no sale nunca más", comenta la entrevistada con respecto a su novela, que se presenta el 13 de septiembre en Madrid.

La periodista y escritora cubana María Matienzo
La periodista y escritora cubana María Matienzo. | Imagen: cortesía de la entrevistada.

María se me va manifestando en las redes sociales como una impresión fotográfica en la bandeja de revelado. Su contorno se dibuja cada vez más y termina por ser una figura perfectamente nítida. Llegó el momento de saber quién vive detrás de la imagen.

Claro está, nunca podré ufanarme de un resultado atómicamente completo, toda vez que las complejidades de un solo humano desbordarían las bibliotecas del mundo. Pero al final hemos construido el universo a base de inconformidades, por eso me doy por satisfecho con este intento.

El místico lirismo de mi entrevistada, que salta del periodismo a la ficción como quien juega a la rayuela, tiene sin embargo una contraparte tremendamente pesada en su compromiso cívico, político y social, y es evidente que emplea sin remilgos sus armas de oficio para defender cualquier causa que merezca salir a la luz desde el oscuro foso de la represión y la censura.

Escritora, documentalista, cocinera, ensayista, fotógrafa, lesbiana, periodista, cartomántica, santera, y hasta bartender si le dan un filo, por estos días presenta su novela Elizabeth aun juega a las muñecas. Yo no podré estar, pero le recomiendo de buena tinta a quien ande cerca, que ese día se dé un brinco hasta el lugar de la cita.

Me alegra muchísimo que el azar y el buen tino de los editores de Isliada hayan hecho coincidir un texto suyo y un dibujo mío en una misma página, aunque sea digital, y de ahí, por esos destellos que tienen las cosas para manifestarse, naciera el último empujón para propiciar esta muela.  

Amilkar Feria (AF): Me imagino tomándonos un café en algún lugar llamado Patria, mientras le pregunto por qué no usa en toda su extensión el lindo nombre que tiene para darse a conocer: María de los Ángeles Matienzo Puerto. Ella podría responderme que es muy largo para firmar cualquier trabajo periodístico. Pero sería pura especulación. Hay que preguntarle.

María Matienzo (MM): Yo creo que mi nombre completo es parte de alguna conspiración secreta entre mis abuelas. Una me lo puso y nunca lo pronunció mientras que la otra me llamaba así cuando quería neutralizarme, y funcionaba. Ahora los ángeles han quedado para resguardarme como las bendiciones de mis abuelas.

AF: Me gustaría comenzar por el acontecimiento en ciernes. ¿Cuál es la trama argumental de Elizabeth aun juega a las muñecas?

MM: En Elizabeth aun juega a las muñecas hay tres lineas argumentales que se cruzan y terminan siendo una sola.

Una de las Elizabeth es una mujer a la que el marido se le pierde en la ducha al estilo Murakami. Un día entra a bañarse y no sale nunca más. La vida de esta Elizabeth transcurre entre los avistamientos del marido y la reconstrucción de su vida.

Muñecas de juguete. | Imagen: cortesía de la entrevistada.
Muñecas de juguete. | Imagen: cortesía de la entrevistada.

La segunda Elizabeth es una niña que narra su vida desde la escalera de un edificio y a través de su relación con el agua que se filtra de un apartamento a otro.

La tercera protagonista (o quizas la principal) no se llama Elizabeth en un inicio, pero es una muñeca que para contar lo que sucede a su alrededor tiene que apelar a todos los sentidos y hacer una narración sinestésica de la realidad. 

AF: ¿Se trata de la misma Elizabeth a la que siempre le gustó el circo?

MM: Es la misma Elizabeth una y otra vez. Es Elizabeth en todas las dimensiones posibles, en mundos paralelos donde vive vidas diferentes. Cuando le gusta el circo es una, creo que la original. Cuando juega a las muñecas es otra, una mujer heterosexual, abandonada, golpeada por la vida. En Mientras recuerdo al secretario del Partido, es una detective menospreciada en el contexto cubano. En Marcos me abandona a mi suerte es una presa de las circunstancias. En los textos que aun no salen, vuelve al circo, es lesbiana y tiene otros conflictos con la realidad que no tenía la Elizabeth de las dimensiones anteriores.

AF: ¿Es tu primera novela?

MM: Si, es la primera y espero que no sea la única. Escribir una novela no es tan facil como la gente piensa. Nadie se pregunta mientras lee qué sucede con quien la escribió ni el tiempo que invirtió ni las revisiones que hizo o el camino que tuvo que recorrer con las editoriales.

AF: ¿Qué editorial asumió la edición y publicación? Dame más detalles de la presentación para que los lectores se vayan afilando los dientes.

MM: Salió a través de una pequeña editorial española que se llama Hurón Azul, aquí en España, y aunque es la primera novela de la colección "Mujeres de Nieve" de esa editorial, nunca ha sido presentada. Así que esta será la primera vez que la presentaré. Será en una librería que se llama La Fabulosa, en Malasaña, Madrid, el 13 de septiembre a las 19:30.

Cartel de la presentación de la novela de Matienzo
Cartel de la presentación de "Elizabeth aún juega a la smuñecas", novela de María Matienzo. | Imagen: cortesía de la entrevistada.

La novela salió en el 2020 con la pandemia y ha arrastrado el desfasaje que nos trajo el Covid, más el karma cubano.

AF: Desde tu formación como periodista, ¿qué género te da más satisfacción?

MM: La entrevista, sin pensarlo dos veces.

Me gusta establecer un diálogo con la gente que entrevisto que va más allá de las preguntas y las respuestas. Llevo años haciendo entrevistas donde las preguntas que hago al entrevistado se pierden en el proceso de escritura y se convierten en un contrapunteo entre lo que me dijo y la realidad.

La entrevista me permite conocer a la gente, ponerlas en contraste con documentos, con leyes y otros puntos de vistas que no siempre tienen que estar en sintonía con el entrevistado. Para mí, la entrevista es la posibilidad infinitamente multiplicada de contar Cuba, de contar la vida sin dejar de pasar esa versión individual por mi propio prisma.

AF: ¿Y como escritora de ficción?

MM: La ficción distópica, la novela negra sin abandonar la realidad distópica. Es que la realidad cubana es distópica, pero no se puede contar así, como una la percibe en el periodismo, ni se la puedes contar a la gente tal cual la ves en tu imaginario de escritor porque, además de haber perdido la capacidad de mirar en los universos creativos del otro, la gente se ha vuelto muy pragmática

Bueno, no creo que muchos tengan tiempo de tener un universo creativo. Pedirles que aprecien el ajeno, ya sería demasiado.

Pero en fin, yo gozo dándole vida a los personajes a partir del alma que les veo cuando me los imagino. Elizabeth y muy pocos personajes míos son seres humanos. El resto son animales y hasta objetos o elementos de la naturaleza. En Elizabeth aun juega a las muñecas el agua tiene vida, por ejemplo.

AF: Me parece obvio que no tienes ningún problema en cruzar la frontera entre el oficio del periodismo y el de escritora, sabiendo además que eres editora. ¿Es así?

MM: Para mi no debieran existir fronteras. Soy anárquica aunque la gente intente mantenerme en una sola baldosa del piso como si bailara un danzón.

Y aunque parezca una contradicción con la religión que practico, (aquí vendría un sticker reflexivo). Es que la gente se ha quedado con lo más superficial de la Regla de Osha, así que me retracto, no hay nada más emancipatorio que entrar en comunión con la naturaleza rompiendo todas las fronteras posibles. Y eso es la Regla de Osha.

Pero sin desviarme. Detesto las fronteras, los símbolos, las ataduras, los himnos y a los editores (aquí me río a carcajadas) sobre todo si no entienden que no importa el largo del párrafo o te corren una coma de lugar cambiando todo el sentido de la frase.

No, no tengo ningún problema con cruzar fronteras y si se trata de escritura, menos. El problema lo ven otros cuando me encasillan en el periodismo o en el activismo y se olvidan que María puede hacer lo que quiera: escritora, cartomántica, cocinera, documentalista, ensayista, fotógrafa, lesbiana, periodista, santera, hasta bartender si me lo propongo. 

Me pasó con el libro de la Orquesta Hermanos Castro y con el ensayo sobre los Cuentos Fríos de Virgilio Piñera. Mucha gente se preguntó, cómo era posible eso si yo era una simple periodista que se dedicaba exclusivamente a denunciar los problemas de los demás y no a la alta cultura.

AF: Hablando de transgresiones, transiciones y todos los subterfugios que usamos para referirnos al intento por recomponer el ripio de cosas mentales que nunca debieron estar fragmentadas –sexuales, políticas, raciales, etc.– ¿cómo asumes públicamente la defensa frontal de tus valores de equidad, tomando en consideración los atavismos que lastran a media humanidad? ¿Tienes alguna estrategia, o es a pulmón?

MM: Yo no asumo nada de manera frontal aunque lo parezca. Dejo pasar muchas cosas que me parecen negociables con el resto de la humanidad. El Yod o Dedo de Dios, mi Sol en conjunción partil con Júpiter y la Luna en conjunción con Quirón me inclinan a ser y parecer una guerrera aunque no quiera, a andar por la vida sanando la herida ajena mientras la mía no la sana nadie, y me obliga a no abandonar ninguna batalla porque tengo un propósito, que si no trabajo para alcanzarlo, sobro en esta tierra.

Y en esa batalla entre lo que soy y lo que la gente se empeña en ver he aprendido a dejar pasar algunas batallas y no dejar los pulmones o el corazón en el camino.

Una mujer pone un cuchillo frente a la novela "Elizabeth aun juega a las muñecas"
Novela "Elizabeth aun juega a las muñecas". | Imagen: cortesía de la entrevistada.

Te doy una explicación medio mística (para algunos puede ser superstición) porque a mí, que hace mucho tiempo no participo de ningún enfrentamiento público o digital, que hace mucho que no opino porque me parece una pérdida de tiempo total y absoluta, me ven como me estas viendo tú a través de esta pregunta.

Eso sí, creo que hay mucha gente repitiendo consignas, frases hechas sobre temas vitales y que en su actuar aplican el más descarnado racismo o lo reproducen sin detenerse a pensar dos veces; practican la misoginia con más frecuencia de la que juegan al dominó mientras se la dan de buenas personas; promueven feminismos excluyentes y hablan de libertad de expresión hasta que el otro abre la boca para dar su opinión.

Así que más que tener una estrategia para defender esos atavismos, prefiero actuar. Trato de tener bajo control mis miserias.

AF: ¿Crees que pueda existir algún cambio social, en Cuba o en Burundi, sin apelar a un activismo manifiesto? ¿Cuál ha sido tu experiencia en este sentido?

MM: Creo que no. El activismo nos está salvando, al menos en Cuba, no sé en Burundi, del salvajismo. Nos está permitiendo revisarnos aunque no siempre nos guste la manera en que ocurren esas revisiones. El activismo nos está permitiendo volver a ser seres humanos, cosa que nos ha privado de ser una dictadura que por sobre todo se ha dedicado a deshumanizarnos.

Pero claro, ser activista tiene sus riesgos, y no solo hablo del enfrentamiento con la dictadura, sino del tener que lidiar con los monstruos que ha creado la dictadura. Monstruos que podemos ser nosotros mismos. No me estoy parando en un podio. Estoy mirando a mi alrededor y reconociendo que como mismo una tiene su lado oscuro los demás también. Si te quedas en casa no te los topas nunca, pero si decides salir, prepara todo tu arsenal porque de otra manera no sobrevivirás.

AF: ¿Cómo atisbas el futuro de Cuba a corto y mediano plazo? ¿De qué depende?

MM: Me estás pidiendo demasiado. Cuba ha demostrado ser esquiva a cualquier análisis político por muy lógico que sea. El futuro de Cuba solo se puede atisbar con una bola de cristal porque cuando uno piensa que ha dado un paso hacia la libertad, retrocede. Quiero pensar que vamos en espiral, y que en la subida siempre habrá una zona que quede en la oscuridad y es cuando una tiene la sensación de que no se ha avanzado nada o que estamos cada día peor.

De lo que sí estoy segura es de que no depende de un solo elemento ni hay un único camino para lograr un país que, al menos, entre en la modernidad.

Amilkar Feria Flores

Amílkar Flores

La Habana (1967). Escritor y artista visual. Licenciado en Pedagogía en Artes; Diplomado en Antropología Cultural y en Producción Simbólica. Ha ejercido como ilustrador gráfico, analista de prensa, periodista y profesor universitario. Ha publicado, entre otros, los títulos: Las dulces horas (Premio Pinos Nuevos 2007 (Poesía, Unión, 2008)); Algunas animalezas y otras bestialidades (Narrativa, Ediciones Extramuros, 2010 y Crónicas diluvianas (Narrativa, 2010). Cuenta con numerosas exposiciones personales y colectivas en Cuba y el extranjero. Actualmente desarrolla el proyecto de experimentación artística Observatorio Entrópico de Palatino.

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