La poeta cubana Nancy Morejón, una de las escritoras más renombradas en la isla, ha sido elegida como protagonista para la edición 2025 del programa “Poeta en Residencia”, que organiza en Madrid la Residencia de Estudiantes. Premio Nacional de Literatura en 2001 y miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua desde 1999, Morejón publicó su primer poemario, Mutismos, en 1962 con Ediciones El Puente, y desde entonces ha desarrollado una carrera literaria que incluye más de una decena de libros entre poesía y ensayos, así como numerosos premios dentro y fuera de Cuba.
El espaldarazo de Nancy Morejón al régimen
Su obra como escritora, sin embargo, ha estado acompañada por su labor como funcionaria en instituciones estatales que restringen la libertad de expresión a los artistas y escritores cubanos y por el espaldarazo incondicional al régimen en algunas de sus decisiones más controvertidas. Nancy Morejón apoyó con su firma en 2003, en un mensaje dirigido “a los pueblos del mundo”, el fusilamiento de tres jóvenes que habían secuestrado una lancha para escapar de la isla, y la cruel condena a 75 intelectuales disidentes durante la llamada Primavera Negra.
El apoyo de Nancy Morejón a la dictadura cubana ha sido explícito en sus poemas y declaraciones.
Tras las masivas manifestaciones del 11 de julio de 2021 en Cuba, y la represión subsecuente, que dejó un saldo de más de mil prisioneros políticos por el simple hecho de ejercer su derecho a la expresión, Morejón publicó también un artículo en el medio oficial Granma, donde acusaba de delincuentes a los manifestantes. Poco después firmó la carta colectiva donde cientos de funcionarios y algunos intelectuales afines al régimen aseguraban, a pesar de las evidencias, que no hubo tal represión y que el proceso penal contra los manifestantes era legal y justo.
El apoyo de Nancy Morejón a la figura de Fidel Castro y su sistema dictatorial ha sido explícito tanto en sus poemas como en declaraciones y entrevistas, e igualmente desde sus cargos al frente de las instituciones estatales de cultura, donde la vigilancia ideológica y la exclusión son prácticas comunes. Desde sus puestos de dirección en la Casa de las Américas, la Asociación de Escritores de la UNEAC y la revista Unión, ha ejercido la censura vetando temas polémicos y autores críticos.
En sintonía con estas posturas oficialistas, jamás en su larga carrera ha usado su poder de influencia para defender a escritores víctimas de la represión o el ostracismo, como Delfín Prats, María Elena Cruz Varela, los miembros de Diáspora(s), Ángel Santiestéban, u otros más recientes como Luis Manuel Otero Alcántara y José Gabriel Barrenechea; ni ha hecho el menor esfuerzo por reivindicar la significación de sus colegas de juventud en El Puente, como José Mario y Ana María Simo, todavía borrados de la historia cultural en la isla.
Nancy Morejón: complicidades y rechazos
En 2023, Morejón fue invitada a presidir el Mercado de la Poesía de París, lo que provocó malestar entre muchos escritores e intelectuales a nivel internacional. El PEN Club de Francia cuestionó esta designación y el Mercado de la Poesía decidió revocarle la presidencia honorífica. A raíz de ese hecho, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba y el Ministro de Cultura cubano, Alpidio Alonso, calificaron la revocación como una consecuencia de “la maquinaria del odio imperial”.
Parte de la obra de Nancy Morejón aborda temas como la esclavitud, la identidad afrocubana y el feminismo, y en ocasiones se ha presentado a sí misma como defensora de los derechos humanos para las personas de herencia africana y en general para todas mujeres. Su afiliación a una dictadura que no reconoce estos derechos al pueblo y que, por el contrario, los viola sistemáticamente, la contradice y ha empañado su obra como escritora.
Nancy Morejón se ha convertido en una pieza del aparato propagandístico que justifica la represión a quienes se atreven a alzar la voz en Cuba.
El anuncio de que Nancy Morejón sería en 2025 la poeta elegida por la Residencia de Estudiantes de Madrid volvió a generar malestar entre diversos medios e intelectuales, quienes rechazan el reconocimiento a una escritora que, dando la espalda al sufrimiento de su pueblo y traicionando los valores que dice defender desde su poesía, se ha convertido en una pieza más del aparato propagandístico que intenta justificar la represión del Estado cubano a aquellos que se atreven a alzar la voz.
Es lamentable que instituciones como la Residencia de Estudiantes y la Casa de América en Madrid abran sus puertas a cómplices de un régimen que le niega a sus ciudadanos, entre tantos otros derechos, ese derecho fundamental para todo creador: la libre expresión.
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