marabú
a veces toca pasar página
a veces tragar espina
cortar tronco grueso
convertirse en carbón. masticar
espina y horda. masticar
cuero empotrar tu
partidura al lomo en cuadro
fúnebre / épico / nostálgico / burla /
palabra para decir basta:
marabú, marabú tragándose el Todo:
que es camino, cachaza, calumnia.
después del Todo: risa / matraca /
carrusel (detenido en el domingo,
mañana, el coro de llorones) /
barrio / pelota / estirpe.
a veces tragar tronco,
la hojita diminuta. calentar el
interior hasta que el corazón
(el carboncito) se te alumbre.
marchar sobre los huesos, en los
huesos, por los huesos en dirección
contraria. el machete, a veces, se
dobla al fajarse con el marabú, con su
vista oscura fuga. hoja
tiembla. vida en temblor entra
por mano, sacude almas
de la mano, el cerco.
tragas espina, con la espina fe.
no duermes nunca,
no duermes. tronco.
libertad
un ir, un venir, montado
en mula ciega, un estar
hacia / en el final pronunciando
nombretes, bienes, encuadres,
bromas, estómagos agujereados,
pociones, elementos dóciles o
fieros. los nombres de todos
en saliva hechos / desechos.
y la infamia, sin olvidar
su magnitud, su ceguera,
su contrapeso… a mover el
esqueleto por la guardarraya,
decir del pi al pa… sin reír…
que anteceda la sinceridad
a los polluelos picoteando
en el agridulce espasmo
del chapopote pisado ya, transitado
ya. li – ber – tad: tatuaje
en el corazón de piel, dos
lomos un mulo negro como
hueco. en blanco destetado
o en amarillo cincel contra el grueso
carapacho del vivero. entrada
a una espiral de mortandades,
esto dice stop y después un foso
con helechos voraces,
humedad y silbido. humedad
antiguo puente, frondosidad
que a veces espanta. saborea
la calderilla, su balada misteriosa.
los fieles en enjambre, sus baladas
misteriosas. aceite para resbalar
por este escurridero.
machetazo
tierra al medio, melón al
medio, coco al medio, corteza
del pulpo y los carnavales al medio,
muñeco de trapo al medio… sangre corre
y los hijos corren… a fugarse
del machetazo atroz que
repartiendo viene la vida. no
simetrías, no especulaciones,
no recortes de periódicos sobre
cartón mural del odio. no pencos,
no zopilotes anunciando las
tropas. corte al medio sin medir.
al unísono del zumbido… machete
en el aire tantas veces, por última
vez encajado en las islas los cuerpos
idos, escapados. machete la infelicidad
tasajeando hijos, padres… mientras ellas, las
paridoras de fe, lloran. ahogadas
en el filo … escapando en la
mohosa hoja. chapean
bajito / cabezas abajo… es una orden,
cabezas hacia el norte / otra orden.
machetazo madre, a implorar desde
ya la total muerte.
quinqué
llamita proyección muro olvido
amarillo luciérnaga miedosa
cara mancha humo delirio
nocturnidades infantiles hechas / hachas
en lengua miedosa. caras
amarillean el polen que una vez
tuvieron mis palabras. abuela,
esqueleto polvo, madre
llamita entre los obstinados muros.
imaginar / niñez / gorriones
hechos nido por el peso de las tejas.
probables muertos, ruido
en la noche duradera. lluvia
no estrellas, galopantes ratas
remueven la pantalla construcción
en luz. mecha / traqueteo de un balance
árboles tren. pajilla suelta, hundida y
la aparente figura
en el vaivén macabro de la flama.
ágora de ron / múltiplo inacabado / sinsonte
número otro amanecer. llave óxido
suspende la mecha, hogaza empapada,
músculo forjador de risas tristes, vientos y
obsolescencia del vapor. pecho
cristal ennegrecido.
algunos fantasmas tienen caras de conga
a despertar, a dislocar
el engendro. brújula,
a perseguir. vienen batiendo
tambores con saña
y susto. no dormir después
de ese recuerdo. no lagrimear en
la acera ripio. olvidar
estática del miedo, el hormigueo
en la pantalla, el mono viejo, la herida
sonora del cencerro, el negro
chupando las almas encajadas
entre los pasos. conservar
el cómo retumba el corazón.
Del libro inédito "Conga Country".
"El libro 'Conga Country' es mi forma de representar la falta de oxígeno de nuestro país que pasa de lo real a ser parte del imaginario de los que seguimos viviéndolo desde afuera", nos declara Lionel Valdivia.
Su obra ha sido valorada por el poeta y crítico Roberto Manzano como una "poesía de alta elaboración subjetiva". Y agrega Manzano:
"Impacta por su hondura y plasticidad, simultaneidades difíciles de conseguir. Con capacidad introspectiva poco frecuente penetra en lo real como quien describe una comarca desconocida, y el resultado son esos textos admirables que están afuera y adentro, en el exacto punto de la poesía. Un torrente descriptivo, aunque delinee lo real, transfigura cuanto mira en un modelo interior que sufre grandes transformaciones simbólicas. El lector agradecerá la lectura, por su enriquecedor humanismo".
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