Oriundo de Holguín, el músico y tiktoker El Emy enfrenta en Estados Unidos una orden de deportación a Cuba que lo mantiene en vilo después de casi una década sin ver a sus hijos.
“Mis hijos eran bebés cuando me fui, hoy tienen casi 10 años”, confiesa con la voz entrecortada, visibilizando una de las consecuencias más duras para quienes viven bajo la condición migratoria del I-220A. Su testimonio enlaza con una experiencia común a miles de cubanos: buscar un futuro fuera de la isla y terminar atrapados en procesos legales que los alejan de sus familias.
El formulario I-220A —Order of Release on Recognizance— es un documento que reciben con frecuencia los migrantes cubanos al entrar de manera irregular en territorio estadounidense. Les permite salir en libertad bajo compromiso personal, sin pasar por un centro de detención. No obstante, no constituye un estatus migratorio ni abre automáticamente un camino hacia la residencia. Se trata de una medida temporal que mantiene a las personas en espera de procesos judiciales o administrativos que pueden prolongarse durante años.
El Emy ha ganado notoriedad tanto en la escena del reguetón como en plataformas digitales como TikTok, donde comparte su música, experiencias personales y mensajes dirigidos a la comunidad migrante. Su trayectoria combina la producción musical independiente con una presencia constante en redes sociales, lo que le ha permitido conectar con un público joven y con la diáspora cubana.