El jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), General de Cuerpo de Ejército Roberto Legrá Sotolongo, realizó una visita oficial a Bielorrusia para discutir "medidas prácticas" de cooperación y entrenamiento militar con autoridades del país europeo, según confirmó el Ministerio de Defensa de ese país, aliado clave de Rusia en su invasión a Ucrania.
Según los voceros oficiales bielorrusos, la reunión busca compartir la "experiencia de conflictos armados contemporáneos", una frase que apunta directamente a la guerra en Ucrania, y ocurre semanas después de que el Congreso de Estados Unidos denunciara el reclutamiento de al menos 20 000 cubanos para combatir en las filas rusas.
Legisladores norteamericanos y funcionarios de la inteligencia ucraniana calificaron el reclutamiento masivo como una operación imposible sin la complicidad directa del régimen de La Habana.
Bielorrusia, gran aliada militar de Moscú
Bielorrusia, gobernada ininterrumpidamente por Aleksandr Lukashenko desde 1994, se ha convertido en uno de los aliados más cercanos de Rusia desde el inicio de la invasión a Ucrania en febrero de 2022. El territorio bielorruso sirve como plataforma de lanzamiento para ataques rusos, y como corredor logístico fundamental para el despliegue de las tropas y los armamentos del Kremlin.
Con este viaje oficial de Legrá Sotolongo, el régimen cubano profundiza su alineamiento con el eje Moscú-Minsk, a costa de volver a colocar al país dentro del peligroso ajedrez de las guerras del Kremlin.
Cuba entrega su pueblo a Rusia a cambio de apoyo
Cuba no tiene nada que ofrecerle a Moscú. Esta vez no hay azúcar ni petróleo que intercambiar, y el precio de esa alianza es el sacrificio de vidas cubanas en Ucrania y la exposición de la isla a una nueva línea de fuego internacional. En su intento por mantenerse dentro de la órbita autoritaria rusa, el gobierno de Miguel Díaz-Canel paga su lealtad con lo único que le queda: su pueblo.
El régimen cubano no ha emitido declaraciones públicas sobre las continuas acusaciones de proveer a Rusia de soldados. Sin embargo, los hechos revelan un patrón de cooperación militar que va más allá de la retórica diplomática y tiene consecuencias concretas para la población cubana.
El precio de la alianza de Cuba con la Rusia de Vladimir Putin se paga con vidas cubanas enviadas a combatir en el frente de Ucrania y con la exposición de la isla a una nueva línea de fuego internacional. Mientras el país enfrenta una crisis económica devastadora, con apagones masivos, escasez de alimentos y una emigración sin precedentes, el gobierno de Díaz-Canel prioriza su lealtad a Moscú sobre el bienestar de su población.
Para La Habana, esta es una estrategia de supervivencia política más que económica. En su intento por permanecer dentro de la órbita autoritaria liderada por Vladimir Putin, La Habana busca asegurar respaldo político internacional y legitimación frente al aislamiento que enfrenta en el hemisferio occidental.
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