ÍNDICE
- El caso de Mavys Álvarez y Diego Armando Maradona
- El Caso de Epstein salpica a Fidel Castro
- La ley cubana y menores. Mayoría de edad, matrimonio y consentimiento sexual
- Turismo sexual en Cuba desde el Período Especial
- Cifras que importan (realidades incómodas)
- La Cuba "paradisiaca" legada por Fidel Castro
En esta página investigamos, con datos y fuentes, el debate sobre Fidel Castro y la pedofilia: qué se ha dicho, qué se probó, qué quedó en el terreno de las acusaciones y qué muestran las leyes cubanas sobre el consentimiento sexual. Analizamos casos emblemáticos (como Mavys Álvarez y Diego Maradona), las alegaciones que vinculan a Jeffrey Epstein con Cuba, el auge del turismo sexual tras 1990 y la evolución legal del Código Penal (2022) y el Código de las Familias (2022). Nuestro objetivo es ofrecer un marco verificable para un público general, con tono crítico y cultural, en sintonía con la línea editorial de Árbol Invertido.
“Los mitos políticos sobreviven a sus protagonistas. La verificación de los hechos, no.”
En un estado totalitario como la Cuba de un partido único, con un sistema restrictivo que mantiene una vigilancia absoluta sobre individuos y vidas privadas, las historias personales y los marcos legales, y el poder político, no se pueden entender por separado. Este texto propone una lectura —con datos, citas y contexto— del debate sobre Fidel Castro y la pedofilia, el caso Mavys Álvarez–Diego Maradona, la arquitectura legal del consentimiento sexual en la isla y el turismo sexual que el Período Especial volvió visible. No es una simple verificación basada en resoluciones judiciales en firme, pues también pretendemos comprender la realidad y describirla, por eso narramos, citamos, contrastamos y analizamos.
Partimos de dos claves:
- La discusión pública reavivada por relatos y alegaciones (Mavys, Epstein) en un país con opacidad informativa y control estatal.
- Un andamiaje penal y civil que siempre, y significativamente desde 2022, crea zonas grises para adolescentes de 12 a 15 años mientras el discurso oficial habla de una protección absoluta de la infancia.
En Cuba, es notorio que “solo por debajo de 12 años rige una presunción absoluta de falta de consentimiento para el acceso carnal” (en Alas Tensas). O sea, si un adulto mantiene relación sexual con un menor o una menor con menos de 12 años, no hace falta que se demuestre ningún otro delito como engaño o intimidación, sino que el adulto estaría ya cometiendo de facto un delito. Pero, a partir de los 12 años, la infancia deja de tener esta protección legal.
El caso de Mavys Álvarez y Diego Armando Maradona
En el año 2000, cuando Diego Armando Maradona se encontraba en Cuba para tratarse de sus adicciones a las drogas, bajo el amparo del gobierno de Fidel Castro, disfrutando el poder moverse por debajo de la cobertura periodística, sin prensa libre en torno suyo, conoció a Mavys Álvarez Rego, una adolescente de 16 años que residía en La Habana. Lo que comenzó como un noviazgo clandestino se convirtió, según el relato de la propia Mavys, en una historia marcada por abusos, drogas y silencios oficiales.
En 2021, ya adulta y viviendo en Estados Unidos, Mavys decidió contar su versión de los hechos en entrevistas y conferencias de prensa. Allí aseguró que fue inducida al consumo de cocaína, que sufrió violencia sexual y que mantuvo una relación con Maradona cuando todavía era menor de edad.
Fotos publicadas, confirman la presencia de Mavys entonces no solo al lado de Maradona, en centros hoteleros con acceso restringido solo para turistas, entre amigos del futbolista argentino, sino también al lado de Fidel Castro.
“Me robó la inocencia”, declaró Mavys en una conferencia en Buenos Aires en 2021.
Uno de los episodios más polémicos de su testimonio fue el viaje a Argentina en 2001, donde se sometió a una cirugía de implantes mamarios. La autorización para salir de Cuba siendo menor de edad, en un país donde incluso los adultos necesitaban permisos estrictos para viajar, refuerza la idea de que las autoridades cubanas estaban al tanto de la relación. Según Mavys, fue una petición personal de Maradona a Fidel Castro, y este firmó el autorizo para que fuese sacada de Cuba, incluso sin conocimiento de sus padres (quienes por ley serían los únicos capacitados para semejante permiso).
En su relato, Mavys mencionó un encuentro con Fidel Castro, describiendo una referencia posesiva a su persona entre los dos varones:
“Fidel me pasa el brazo por encima y le dice a Diego que cómo había conocido a una chica tan bonita como yo. Diego le responde: ‘Bueno, bajando, bajando’, y Fidel se echa a reír…”.
Tras la denuncia pública, la justicia argentina abrió en 2021 una causa por trata de personas contra allegados de Maradona. El expediente fue archivado en 2022, pero reabierto en 2024 luego de apelaciones de las querellas.
El caso adquirió una enorme repercusión internacional porque no solo involucra al astro del fútbol, sino también al contexto cubano de control absoluto del Estado, en el que Maradona fue un huésped privilegiado y donde la movilidad de una menor de edad no habría sido posible sin el aval de las más altas autoridades.
Existen múltiples imágenes de Fidel con Maradona en La Habana en esa época. En un Estado totalitario con control de seguridad —según ha señalado la propia Mavys en entrevistas—, su “noviazgo” con una menor, su exposición pública en Cuba y el viaje a Buenos Aires para una cirugía dibujan un escenario verosímil de tolerancia y encubrimiento.
El Caso de Epstein salpica a Fidel Castro
El financiero estadounidense Jeffrey Epstein, condenado años más tarde por delitos sexuales (y quien finalmente se suicidaría en la cárcel antes de enfrentar los tribunales), mantuvo al menos un encuentro documentado con el dictador cubano Fidel Castro. Así lo confirman varias fuentes internacionales y una fotografía revelada por The New York Times, hallada entre las pertenencias de Epstein en su residencia de Manhattan.
La imagen, donde aparecen Epstein, Castro y Ghislaine Maxwell, socia cercana del magnate, ha sido verificada por diferentes medios. The Guardian informó que formaba parte de una serie de retratos colgados en las viviendas de Epstein, entre ellos fotos con el papa Juan Pablo II.
El antecedente más antiguo de esa galería se remonta a 2005, cuando durante un registro policial en la mansión de Palm Beach se filmaron fotografías de líderes mundiales, entre ellas la de Fidel Castro. En ese momento se dudó de su veracidad, pero las publicaciones recientes han reforzado su autenticidad.
El contexto de la foto apunta a marzo de 2003, cuando Epstein viajó a La Habana. El ex presidente de Colombia Andrés Pastrana aseguró en 2019 que acompañó a Epstein en ese viaje, realizado desde Nassau (Bahamas) a Cuba “por invitación directa de Fidel Castro”. Según Pastrana, el magnate permaneció en la isla uno o dos días, mientras que él se quedó más tiempo.
Registros de vuelos luego confirmaron que Epstein, Maxwell y Pastrana despegaron de Nueva Jersey el 20 de marzo de 2003 rumbo a Palm Beach y al día siguiente viajaron a Bahamas. El tramo hacia Cuba no figura en los documentos oficiales, probablemente debido a las restricciones de viaje impuestas por Estados Unidos. La fotografía en cuestión incluye también a Pastrana, lo que hace que esta foto se sitúe efectivamente en Cuba.
Es llamativo que ese encuentro coincidió con la “Primavera Negra”, la ola represiva contra disidentes ordenada por Castro en marzo de 2003. Entonces la presencia de Epstein no fue difundida en la prensa oficial cubana y se mantuvo en la sombra.
El propósito del viaje sigue siendo materia de especulación. La periodista Fabiola Santiago, del Miami Herald, sugirió que Epstein pudo haber considerado Cuba como un eventual refugio, dado que la isla carecía de tratado de extradición con Estados Unidos. Sin embargo, no existen pruebas que confirmen esa hipótesis.
En ese momento, Epstein aún no enfrentaba cargos criminales y era conocido sobre todo por su riqueza y sus conexiones globales. Castro, por su parte, acostumbraba a recibir mandatarios, empresarios y celebridades en encuentros formales e informales, lo que explica que, aprovechando la cercanía con Pastrana, extendiera la invitación al magnate.
Pastrana, que ha sido clave para esclarecer los hechos, aclaró en 2023 en la red social X:
“El único viaje que hice con Epstein fue a La Habana, en un jet Gulfstream autorizado por las autoridades cubanas. Nunca volé en el llamado Lolita Express y mi trato con Epstein fue únicamente diplomático”.
Y para echar más leña al fuego, un reciente documental de France TV 2 ha mostrado el interior de un apartamento de Jeffrey Epstein en París, con fotos colgadas en las paredes a modo de trofeos, y en esas fotos ha vuelto a verse a Fidel Castro junto a Epstein. En una de las imágenes impresas, el exlíder cubano aparece en compañía de un grupo de personas (el mismo grupo retratado en las fotos encontradas en otras casas de Miami y Manhattan).
Pero además, surge una nueva foto, donde se ve al anciano dictador recibiendo un beso en la mejilla de una joven, cuyo rostro fue pixelado por la televisión, para proteger su identidad (y dejar más dudas al respecto).
La ley cubana y menores. Mayoría de edad, matrimonio y consentimiento sexual
La mayoría de edad y el problema del matrimonio infantil
En la Constitución de 1940 (vigente aún en los primeros años tras 1959, al menos en el papel), considerada una de las más avanzadas de su tiempo, se establecía como mayoría de edad los 21 años.
Pero, a partir de la Ley de Reforma del Código Civil de 1975, y luego con la Ley 59 de 1987, la mayoría de edad se redujo a 18 años, en sintonía con tendencias internacionales.
En cuanto a la edad para el matrimonio, el Código de Familia de 1975 (Ley No. 1289, de 14 de febrero de 1975, en vigor desde 1976) estableció los límites de 18 (hombres) y 16 (mujeres), con dispensas. Una diferenciación por sexo que fue objeto de críticas durante décadas, pues se consideraba discriminatoria y contraria a estándares internacionales de derechos de la infancia.
Este Código permitía además dispensas de esas edades en “casos justificados”, otorgadas por las autoridades competentes (tribunales o el Ministerio de Justicia). En la práctica, tales dispensas habilitaban el matrimonio infantil, con adolescentes de edad entre 14–15 años.
Ese fue el marco legal hasta el nuevo Código de las Familias de 2022, que fijó la edad mínima para el matrimonio en 18 años, sin excepciones, para ambos sexos. También se eliminó la figura de la “dispensa” y las diferencias de género.
La letra del Código Penal (2022) y la “presunción absoluta”
Artículos publicados por Alas Tensas (como ¿Bajó la edad de consentimiento sexual en Cuba?) sintetizan un punto incómodo: en el Código Penal de 2022 la única presunción absoluta de NO consentimiento está por debajo de 12 años (p. ej., art. 395, acceso carnal; no hace falta probar violencia). Mientras que, entre 12 y 15 años, la punición en contra del adulto depende de que cometa violencia, intimidación, engaño, abuso de autoridad o situaciones de poder (estupro u otras figuras). Y a partir de 16 años, rige el régimen general (con agravantes si corresponde). Este diseño reduce el anclaje protector que, en la práctica social antes de 2022 se situaba en 14 años.
La revista Alas Tensas documenta además la contradicción entre la letra de la ley y la comunicación estatal (cuando la prensa oficial habla de “16 años” como edad mínima) y advierte el riesgo de normalizar relaciones desiguales con adolescentes entre 12 y 15 años mientras no se puedan probar otros delitos o vicios ligados al consentimiento.
“El Código Penal manda un mensaje bastante claro: Si tienes 11 años, eres una niña que necesita protección. Si tienes 12, tu consentimiento ya puede ser debatido en tribunales." (síntesis citada por Alas Tensas a partir del jurista Eloy Viera). (Alas Tensas)
Un umbral penal absoluto en 12 años, combinado con lagunas para las edades comprendidas entre 12–15, sin duda eleva riesgos de explotación y embarazo adolescente, sobre todo en contextos de pobreza y turismo. El propio Estado reconoce la trata como problema y difunde campañas, pero la letra de la ley y la comunicación oficial no coinciden.
Turismo sexual en Cuba desde el Período Especial
De “jineterismo” a economía íntima
La literatura académica y de políticas públicas explica cómo el Período Especial (1990s) hizo visible el turismo sexual y las “economías de la seducción” (relaciones sexo-económicas, afectivas o transaccionales, con asimetrías de género, clase, nacionalidad). El término “jineterismo” se usó —y se resignificó— para nombrar estrategias de supervivencia atravesadas por el turismo.
En un ámbito de extrema pobreza, y cuando se atraía un turismo masivo y de bajos recursos, surgió y se estableció la reputación negativa de Cuba como destino turístico permeado de tolerancia y facilidades, donde por un bajo precio o a cambio de cosas muy baratas se podía obtener un "servicio". Menones de edad se convertían en las personas más vulnerables en ese entorno.
“El turismo sexual es un escenario social donde se (re)producen desigualdades de género, raza, clase y nacionalidad.” (lectura etnográfica del fenómeno en Cuba). (ResearchGate)
Cifras que importan (realidades incómodas)
- ONEI 2024 (Anuario Demográfico): 11.962 nacimientos de madres adolescentes; 16,76 % del total de nacidos vivos. En 64,5 % de esos casos el padre era adulto (dato alarmante sobre relaciones asimétricas).
- IPS Cuba resume: 16,8 % de todos los nacimientos de 2024 fueron de madres adolescentes (11.597 de 15–19; 365 menores de 15).
Estos números no prueban por sí solos el “turismo sexual con menores”, pero sí dibujan un contexto de exposición estructural de adolescentes a relaciones con adultos. En un país que depende del turismo y padece escasez, esa "economía íntima", esa tolerancia a servicios infames, halla terreno fértil.
La Cuba "paradisiaca" legada por Fidel Castro
El relato de Maradona en La Habana, no controlando sus vicios, sino ampliándolos con barra libre, bajo la sombra de una falta de escrutinio de la prensa —clínicas, celebridad, excesos— engarzó con una iconografía oficial hecha de visitas ilustres y control de cámaras, como en el caso más curioso de la visita en silencio del pederasta Jeffrey Epstein a la isla.
En paralelo, la academia y el periodismo llevan décadas describiendo el turismo sexual en Cuba y las ambivalencias normativas. Cuando la ley dice una cosa y la prensa estatal otra, el resultado es desprotección simbólica y —sobre todo— muy real.
Autoritarismo y opacidad distorsionan las pruebas, pero la ausencia de condenas no equivale a ausencia de responsabilidad.
Cuba socialista, convertida en una trastienda de Fidel Castro, entre otras cosas lamentables se convirtió en un destino o un mercado sexual muy barato, con una infancia desprotegida ante la trampa de los índices de pobreza elevados por una parte y, por otra parte, la tolerancia social o el encubrimiento de las autoridades gracias a su exceso de poder.
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