LA LUZ, BRÓDER, LA LUZ
Mirar caer la nieve en la oficina de registro
cuando uno es la señal con un pañuelo, un sauce
que huele a mar del trópico, un animal aislado.
Pudiera caer ahora mismo la nieve sobre los edificios
en copos graves
pudiera morirme si me viera en una cerrazón
que tumba la cabeza
hasta las manos de los padres
que esperan sentados en un parque
y que no saben nada.
Un hombre quitaría con una vieja pala esta ceniza.
Vagamente regresa a aquel lugar
donde llovía detrás de la cabeza
cuando tuvo otro nombre y una cicatriz en la barbilla
y era hipócrita y humano
como un pobre diablo.
Bebía en los circos de ocasión
y tenía el bolsillo repleto de llaves inservibles
y un temor absoluto de la soledad.
Seré yo mismo acaso si fuera tenedor de libros
o fuera neerlandés y conociera la magia
y si en el extremo de mi vida la nostalgia
me pasmara las manos sobre el hielo.
Job pudo reposar sin violentarse
sobre este caracol marino
y las sabanas pudieran estar llenas de alfalfas
o de termas brillantes o de casas de troncos.
Quiénes seríamos entonces / calle abajo
acaso compraríamos el periódico de la mañana
cayéndonos de sueño
y las mandarinas y el pan dulce.
Estos años románticos los querrán los hijos de los hijos
y buscarán la letra en el registro, nuestros discos
los papeles sucios.
Voy a morir sin ver la nieve
qué hubiéramos adelantado bajo la nieve harinosa
esa pequeña aventura en nuestra luz:
el paso de un astro, la carrera de una estrella.
Estos días van a ser imaginados
por los dioses y los adolescentes que pedirán estos días
para ellos.
Y se borrarán los nombres y las fechas
y nuestros desatinos,
y quedará la luz, bróder, la luz
y no otra cosa.
Notas
“La luz, bróder, la luz” se publicó en el libro Algunos pocos conocidos (Ediciones Unión, La Habana, 1987), y luego sirvió de título a su antología personal publicada bajo el mismo sello en 2009. Está considerado el poema más representativo de la obra de Sigfredo Ariel, y el verso que lo titula se ha integrado al imaginario colectivo cubano, convirtiéndose en expresión recurrente. Incluso en títulos de otras obras como La luz, bróder, la luz. Canción Cubana contemporánea (Ediciones La Memoria, Centro Pablo de la Torriente Brau, 2021) de Joaquín Borges Triana. A propósito, el periodista y poeta Racso Morejón comentó que "desde que conocimos el poema, muchos hemos parafraseado o citado algunos de los versos que lo componen, disímiles han sido las circunstancias tras las cuales hemos esgrimido su 'la luz, bróder, la luz' para definir(nos) un determinado estado de ánimo".
Sigfredo Ariel: "Lo escribí de un tirón"
Tuve la suerte de que Rodríguez Feo editara Algunos pocos conocidos. Me hizo cambiar el orden de los trabajos varias veces y hasta el título, que salió de un poema que luego quedó fuera del libro y que nunca publiqué. Mientras lo pasaba en limpio en casa de Raysa White, separado de la persona que amaba en aquel momento, se me ocurrió “La luz, bróder…” que escribí de un tirón y a él le pareció apropiado para “cerrar” el conjunto. En realidad, le gustó mucho, se lo leía a sus amigos por teléfono y yo moría de vergüenza. No te imaginas la seguridad que me dio eso. Luego escribí algunos poemas con la intención expresa de que le gustaran a Pepe. Yo tenía veintitrés años y una idea de la poesía bastante confusa. Esos textos fueron a dar a El enorme verano, donde metí otros, sacados de cuadernos inéditos, algo que él desaprobó, pero hacía ocho o nueve años que yo no publicaba y lamentablemente ya no le prestaba mucha atención a sus consejos.
Yoandy Cabrera: “Sigfredo Ariel, escribir desde mi oscuridad”, entrevista en La libélula vaga, febrero 12, 2020.
Ángel Pérez: "Agudo observador de la memoria"
La materialidad de sus versos se funda en una irreductible tensión entre síntesis y lirismo. Por una parte, el poema se presenta como una crónica –próxima a la objetividad– donde Sigfredo Ariel extiende sus dotes de agudo observador de la memoria cultural, de la multiplicidad de fragmentos que conforman el mundo (la Historia, el país, el ser). Por otra, el tejido versal –en tierras del simbolismo– encierra bastante de arquetipo, fija el tiempo o el recuerdo de una subjetividad colectiva.
Ángel Pérez: "Por Sigfredo Ariel: la luz, bróder, la luz", Rialta, julio 27, 2020.
Michel Hernández: "Una de las marcas más visibles de su generación"
Sigfredo no fue solo un excelente poeta sino un investigador a fondo de la música cubana. Con su obra entregó un abarcador testimonio del origen y la evolución de la creación musical del país. Cronista de su tiempo, el legado que nos deja es indispensable para conocer y comprender la cultura de la isla. Sigfredo mantuvo un diálogo con la realidad a través de una obra poética que no perdió el encanto y el rigor desde que se inició en estas lides hace más de tres décadas. Con su muerte Cuba pierde a uno de los referentes de la generación de los 80 en la poesía y a un intelectual cuya obra es de obligada consulta en el ámbito de la poesía, la música, el ensayo y la promoción cultural. Su poema "La luz, bróder, la luz" es uno de los documentos representativos de su obra y de las marcas más visibles del quehacer de su generación y de la poesía cubana contemporánea.
Michel Hernández: Comentario en el dosier “Algunas palabras de luz para Sigfredo Ariel de sus amigos”, Claustrofobias, julio 26, 2020.
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