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Poesía cubana | "La luz, bróder, la luz" / Sigfredo Ariel

"Estos días van a ser imaginados / por los dioses y los adolescentes que pedirán estos días / para ellos."

Ilustración de Sigfredo Ariel.
Imagen: Sigfredo Ariel

La luz, bróder, la luz

Mirar caer la nieve en la oficina de registro

cuando uno es la señal con un pañuelo, un sauce

que huele a mar del trópico, un animal aislado.

Pudiera caer ahora mismo la nieve sobre los edificios

en copos graves

pudiera morirme si me viera en una cerrazón

que tumba la cabeza

hasta las manos de los padres

que esperan sentados en un parque

y que no saben nada.

Un hombre quitaría con una vieja pala esta ceniza.

Vagamente regresa a aquel lugar

donde llovía detrás de la cabeza

cuando tuvo otro nombre y una cicatriz en la barbilla

y era hipócrita y humano

como un pobre diablo.

Bebía en los circos de ocasión

y tenía el bolsillo repleto de llaves inservibles

y un temor absoluto de la soledad.

Seré yo mismo acaso si fuera tenedor de libros

o fuera neerlandés y conociera la magia

y si en el extremo de mi vida la nostalgia

me pasmara las manos sobre el hielo.

Job pudo reposar sin violentarse

sobre este caracol marino

y las sabanas pudieran estar llenas de alfalfas

o de termas brillantes o de casas de troncos.

Quiénes seríamos entonces / calle abajo

acaso compraríamos el periódico de la mañana

cayéndonos de sueño

y las mandarinas y el pan dulce.

Estos años románticos los querrán los hijos de los hijos

y buscarán la letra en el registro, nuestros discos

los papeles sucios.

Voy a morir sin ver la nieve

qué hubiéramos adelantado bajo la nieve harinosa

esa pequeña aventura en nuestra luz:

el paso de un astro, la carrera de una estrella.

Estos días van a ser imaginados

por los dioses y los adolescentes que pedirán estos días

para ellos.

Y se borrarán los nombres y las fechas

y nuestros desatinos,

y quedará la luz, bróder, la luz

y no otra cosa.

SEÑALES PARA EL POEMA

“La luz, bróder, la luz” se publicó en el libro Algunos pocos conocidos (Ediciones Unión, La Habana, 1987), y luego sirvió de título a su antología personal publicada bajo el mismo sello en 2009. Está considerado el poema más representativo de la obra de Sigfredo Ariel, y el verso que lo titula se ha integrado al imaginario colectivo cubano, convirtiéndose en expresión recurrente. Incluso en títulos de otras obras como La luz, bróder, la luz. Canción Cubana contemporánea (Ediciones La Memoria, Centro Pablo de la Torriente Brau, 2021) de Joaquín Borges Triana. A propósito, el periodista y poeta Racso Morejón comentó que "desde que conocimos el poema, muchos hemos parafraseado o citado algunos de los versos que lo componen, disímiles han sido las circunstancias tras las cuales hemos esgrimido su 'la luz, bróder, la luz' para definir(nos) un determinado estado de ánimo".


Tuve la suerte de que Rodríguez Feo editara Algunos pocos conocidos. Me hizo cambiar el orden de los trabajos varias veces y hasta el título, que salió de un poema que luego quedó fuera del libro y que nunca publiqué. Mientras lo pasaba en limpio en casa de Raysa White, separado de la persona que amaba en aquel momento, se me ocurrió “La luz, bróder…” que escribí de un tirón y a él le pareció apropiado para “cerrar” el conjunto. En realidad, le gustó mucho, se lo leía a sus amigos por teléfono y yo moría de vergüenza. No te imaginas la seguridad que me dio eso. Luego escribí algunos poemas con la intención expresa de que le gustaran a Pepe. Yo tenía veintitrés años y una idea de la poesía bastante confusa. Esos textos fueron a dar a El enorme verano, donde metí otros, sacados de cuadernos inéditos, algo que él desaprobó, pero hacía ocho o nueve años que yo no publicaba y lamentablemente ya no le prestaba mucha atención a sus consejos.

Sigfredo Ariel [“Sigfredo Ariel, escribir desde mi oscuridad”, entrevista de Yoandy Cabrera, La libélula vaga, febrero 12, 2020]


Sigfredo no fue solo un excelente poeta sino un investigador a fondo de la música cubana. Con su obra entregó un abarcador testimonio del origen y la evolución de la creación musical del país. Cronista de su tiempo, el legado que nos deja es indispensable para conocer y comprender la cultura de la isla. Sigfredo mantuvo un diálogo con la realidad a través de una obra poética que no perdió el encanto y el rigor desde que se inició en estas lides hace más de tres décadas. Con su muerte Cuba pierde a uno de los referentes de la generación de los 80 en la poesía y a un intelectual cuya obra es de obligada consulta en el ámbito de la poesía, la música, el ensayo y la promoción cultural. Su poema "La luz, bróder, la luz" es uno de los documentos representativos de su obra y de las marcas más visibles del quehacer de su generación y de la poesía cubana contemporánea.

Michel Hernández [“Algunas palabras de luz para Sigfredo Ariel de sus amigos”, Claustrofobias, julio 26, 2020]

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Sigfredo Ariel

Sigfredo Ariel (1962-2020)

(Santa Clara, 31 de octubre de 1962 - La Habana, 26 de julio de 2020) Fue un escritor, poeta y dibujante cubano. Ganó el Premio David de Poesía en 1986 y recibió en dos ocasiones el Premio Nacional de Poesía de Cuba Julián del Casal (1997-2004) y el Premio Nacional de la Crítica (2002-2006). Entre sus obras destacan Los peces & la vida tropical, Manos de obra (Premio Nicolás Guillén, 2002) y Born in Santa Clara. Fue asesor musical de la película Buena Vista Social Club de Wim Wenders (1998) y guionista del largometraje Miradas de Enrique Álvarez (2000). También trabajó en radio y televisión, creando el programa La hora de las brujas (1990-1994), y dirigió la Revista de Música Cubana de la UNEAC (2007-2008).

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