Calles desbordadas, vientos que arrancan techos y marejadas que cubren viviendas es lo que muestran las primeras imágenes del impacto del huracán Melissa en el oriente de Cuba. El miércoles 29 de octubre de 2025, sobre las 3:10 de la mañana, hora local, Melissa tocó tierra por Playa Aserradero, en la costa sur del municipio de Guamá, provincia de Santiago de Cuba. Se registraron vientos máximos sostenidos de aproximadamente 185 km/h al alcanzar la categoría 3 en la escala Saffir–Simpson, aunque algunos reportes registran vientos de hasta 195 km/h.
Los vientos huracanados —superiores a 120 km/h— se extienden hasta unos 45 km desde el centro del ciclón. Por su parte, los vientos de tormenta tropical (desde 65 km/h) abarcan un radio mucho más amplio, de hasta 295 km, según datos del Instituto de Meteorología de Cuba (INSMET). Las bandas de lluvia, con acumulados previstos entre 150 y 300 mm (y puntualmente entre 450 y 500 mm en zonas montañosas), advierten sobre el riesgo de inundaciones súbitas y deslizamientos.
Imágenes y videos publicados en las redes sociales muestran calles totalmente anegadas, casas tapadas por el agua y ciudades sumidas en la oscuridad. Una curiosa figura se convierte en protagonista: un ‘refugiado’ del huracán que llega huyendo del avance de la tormenta. A lo lejos, alguien cree oír gritos de “¡Ayuda!” a lo lejos. Esta dimensión humana complementa el relato más técnico sobre la evolución del huracán Melissa.
En las provincias de Santiago de Cuba, Guantánamo y Granma, cientos de miles de personas fueron evacuadas antes de la llegada del fenómeno, mientras que ttoda la región permanece sin fluido eléctrico y enfrenta graves problemas de abastecimiento de alimentos y otros recursos de primera necesidad.