Las intensas lluvias registradas la noche del 16 al 17 de septiembre de 2025 provocaron inundaciones en La Habana, con calles transformadas en ríos, basura arrastrada por las corrientes y barrios anegados en los municipios de Centro Habana y Diez de Octubre.
En pocas horas, se registraron precipitaciones de hasta casi 60 mm, una cantidad que desbordó el ya colapsado drenaje urbano de la capital. La infraestructura pluvial —obsoleta, poco mantenida y con desagües obstruidos por basura— no dio abasto para evacuar el agua.
Los efectos del temporal no solo se manifestaron en el anegamiento de calles: afectaron también la movilidad, dañaron viviendas en zonas bajas y sumaron riesgos para la salud pública. En medio del panorama, se reportaron apagones simultáneos en varios sectores habaneros, lo que agravó la situación.
Testigos del temporal en la capital cubana relataron que el agua arrastró desechos acumulados durante semanas, mientras que vecinos denunciaron la falta de mantenimiento en tragantes y alcantarillas, muchas de ellas obstruidas por escombros y basura.