El escritor y opositor cubano José Gabriel Barrenechea fue finalmente enjuiciado este miércoles 24 de septiembre de 2025 en un tribunal de Santa Clara, Villa Clara, tras permanecer casi once meses en prisión preventiva en la cárcel conocida como La Pendiente. El proceso judicial, que se extendió durante varias horas, incluyó a otros acusados vinculados a la misma causa por "desorden público", derivada de su participación en una protesta contra el apagón masivo ocurrido en noviembre de 2024.
Según confirmaron a Árbol Invertido fuentes cercanas al juicio, la defensa de Barrenechea, de 54 años, presentó numerosos testigos y planteó argumentos sólidos en su favor, generando la percepción de que el acusado tuvo una representación legal consistente. Sin embargo, siguiendo una práctica habitual en los procesos políticos cubanos, la sentencia no fue comunicada al término de la vista oral y será notificada en los próximos días, manteniendo en suspenso el destino del intelectual.
PEN International denuncia el juicio contra José Gabriel Barrenechea
La causa del autor villaclareño ha despertado preocupación internacional y se ha convertido en un símbolo de la persecución sistemática que sufren los intelectuales críticos en Cuba. En nombre de la organización PEN International, la birmana Ma Thida, presidenta de su Comité de Escritores Encarcelados, denunció que esta detención responde a un intento sistemático de las autoridades cubanas de silenciar voces divergentes de la política oficial:
“Los escritores y artistas cubanos continúan enfrentando una persecución implacable por sus libros, artículos y protestas. Los esfuerzos sistemáticos del Gobierno para silenciarlos revelan el profundo temor a la libertad de expresión que yace en el corazón de la represión en Cuba. La comunidad global de PEN insta a la liberación inmediata de José Gabriel Barrenechea”
La denuncia de PEN International cobra especial relevancia al recordar los vejámenes adicionales que ha sufrido Barrenechea durante su cautiverio. La organización documentó que mientras permanecía bajo arresto, las autoridades le negaron el derecho fundamental de despedirse de su madre, Zoyla Chávez Pérez, cuando esta falleció en mayo de 2025 a los 84 años, un acto de crueldad que ilustra el carácter inhumano del sistema carcelario cubano. Además de enfatizar en el deterioro físico que exhibe tras casi un año en unas cárceles con pésimas condiciones de vida y alimentación, que le ha provocado “desnutrición extrema, infecciones estomacales y cutáneas, trastornos del sueño, ansiedad y depresión”, según refiere la declaración.
De la palabra libre al cuerpo preso
La amplia trayectoria de José Gabriel Barrenechea como escritor y colaborador habitual de prestigiosas publicaciones como Convivencia, Diario de Cuba, Latinoamérica 21, y nuestra propia revista Árbol Invertido —también co editor de la revista Cuadernos de Pensamiento Plural— lo ha posicionado como una voz crítica y respetada dentro y fuera de la isla. Sus ensayos y artículos han abordado sistemáticamente temas relacionados con la situación política y social cubana, siempre desde una perspectiva crítica hacia las políticas del régimen.
Su trabajo intelectual ha estado marcado por un compromiso inquebrantable con la libertad de expresión y la denuncia de las violaciones a los derechos humanos en Cuba. Esta postura le ha valido años de hostigamiento, censura y persecución por parte de las autoridades cubanas, que ven en su voz una amenaza al control absoluto de la narrativa oficial. Antes de su detención, ya había sido objeto de interrogatorios y advertencias por parte de la Seguridad del Estado cubana.
La censura como política de Estado
El juicio a José Gabriel Barrenechea no puede entenderse como un caso aislado, sino como parte de una estrategia más amplia del régimen cubano para acallar cualquier voz disidente. Los cargos de "desorden público" evidencian cómo las autoridades criminalizan el ejercicio legítimo del derecho a la protesta y la libertad de expresión.
La protesta de noviembre de 2024 surgió espontáneamente como respuesta ciudadana a los continuos colapsos del sistema eléctrico cubano, que han sumido a la población en condiciones de vida cada vez más precarias. Sin embargo, el régimen ha optado por responder con represión y cárcel en lugar de abordar las causas estructurales que motivaron el descontento popular.
Más allá del desenlace judicial que aguarda a José Gabriel Barrenechea, su caso se ha convertido en un poderoso símbolo de la resistencia intelectual cubana. Su figura encarna la lucha de una generación de escritores, periodistas y pensadores que, a pesar de las consecuencias personales, mantienen vivo el espíritu crítico y la defensa de los valores democráticos.
El juicio confirma el clima de represión que impera en Cuba. Cada día que Barrenechea permanece encarcelado, cada derecho fundamental que le es negado, constituye una denuncia viviente contra un sistema que ha convertido la persecución política en política de Estado.
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