Pasar al contenido principal

Letras | Ernesto Sierra y la posibilidad de elegir como manifestación de libertad (segunda parte)

"Soy un receptor crítico de las políticas gubernamentales, sean cubanas o de cualquier sitio", confiesa el escritor cubano Ernesto Sierra.

Escritor Cubano Ernesto Sierra
Ernesto Sierra. | Imagen: cortesía del entrevistado.

SAA: ¿Cómo ha sido la vida profesional en España?

ES: Imagino que te refieras a esta última temporada en que decidí venir a terminar, por fin, mi doctorado.

Después de aquella primera estancia por estudios, regresé periódicamente con invitaciones a cursos y distintas actividades profesionales. De 2011 A 2012 vine a estudiar un Máster en Letras y Humanidades en la Facultad de Letras de la Universidad de Castilla-La Mancha, casa de estudios donde he sido acogido con simpatía, respeto y rigor. Considero la UCLM mi segunda Alma Mater.

A ella regresé hace unos años para terminar mi doctorado en Investigación en Humanidades, Artes y Educación, bajo la tutela del Dr. Matías Barchino Pérez. He simultaneado esos estudios con lo que venía haciendo antes, escribir, publicar, hablar en público cuando me lo han solicitado, participar en proyectos colectivos entre España, Cuba y Latinoamérica, ediciones de textos, antologías, congresos, organización de exposiciones y un largo etcétera que ya te puedes imaginar.

En estos momentos trabajo como docente e investigador y me vinculo con proyectos académicos, editoriales y de promoción cultural.

Como sabes, la inserción en la vida profesional aquí es un proceso complejo, riguroso. Por supuesto que es diferente la dinámica de cuando entras y sales del país como colega invitado a cuando resides y optas por incorporarte a la vida profesional en tu campo. Y esto es válido, tanto para asuntos migratorios, como para los específicamente profesionales, muy vinculados, por cierto.

En la medida en que he ido cumpliendo requisitos y objetivos, esa vida profesional se ha ido regularizando y creciendo en retos y oportunidades. En estos momentos trabajo como docente e investigador y me vinculo con proyectos académicos, editoriales y de promoción cultural de perfil latinoamericano, desde las dos orillas.

SAA: ¿Además de tu obra ensayística, qué otros géneros has desarrollado?

ES: He escrito y publicado poesía y cuento, que sigo escribiendo más de lo que publico. He trabajado, por largos períodos, el periodismo, sobre todo en medios digitales; lo he practicado desde mis comienzos profesionales, vinculado con mi ejercicio como crítico literario y promotor cultural.

El periodismo te permite ampliar el abanico temático y escribir sobre arte y acontecimientos culturales en general, no solo sobre literatura. Nunca lo descarto, lo he ejercido cuando las circunstancias me lo han permitido y espero que estas me vuelvan a ser propicias, sin forzarlas.

SAA: ¿ Qué hay de tú más reciente libro, llegado desde tu tesis doctoral?

ES: Como bien dices, Leopoldo Marechal y José Lezama Lima. Luces y sombras de la ciudad letrada es un libro que llega desde mi tesis doctoral. Tuve la suerte de que la Editorial Verbum se interesara en el tema y me propusiera publicar en su colección «Biblioteca cubana». Eso sí, me propusieron publicar «un libro», no una tesis que, como sabes, suelen ser voluminosas.

Me puse a trabajar y decidí centrarme en una unidad temática que pudiera funcionar como título independiente; en este caso elegí los criterios que responden a la sociología literaria y cultural relacionados, de manera directa, con el trazado del canon literario hispanoamericano y latinoamericano del siglo XX.

Esta elección está motivada por el deseo de responder a la pregunta de por qué siendo dos escritores de reconocido prestigio y magisterio por muchos de sus contemporáneos, Marechal y Lezama son poco conocidos, no disfrutan de la popularidad de otros escritores latinoamericanos.

Leopoldo Marechal (izquierda) y José Lezama Lima (derecha)
Leopoldo Marechal (izquierda) y José Lezama Lima (derecha). | Imagen: collage de Árbol Invertido.

En el libro pongo a disposición de los lectores un cúmulo de documentación que intenta responder esa pregunta. Pueden encontrar información recopilada en estudios monográficos, artículos de revistas, entrevistas, polémicas públicas, memorias personales, cartas, en testimonios recogidos entre gente que conoció a ambos escritores y también en documentos inéditos de sus respectivos archivos personales.

Intento presentar esta documentación y el análisis del tema desde una narrativa crítica interna ordenada en torno a las reseñas que, en su momento, escribió Julio Cortázar sobre Adán Buenosayres (1948) y Paradiso (1966), las novelas cumbres de Marechal y Lezama, respectivamente. Que Cortázar haya escrito sobre ambos es relevante porque señala unas coordenadas no vistas o, no reconocidas por sus contemporáneos. Temprano reconoció la importancia de ambos escritores en poesía y novela e intentó sacarlos del ostracismo generacional y oficial que sufrieron en vida, en sus respectivos países.

Como simpatizante y funcionario del peronismo, Marechal y su novela recibieron el rechazo de sus antiguos camaradas martinfierristas, sobre todo de Borges y el grupo Sur; en el caso de Lezama, las consecuencias menos deseables de la Revolución cubana de 1959 cayeron sobre él y su obra, por su condición de católico, homosexual y librepensador. Por ambos Cortázar «quiebra una lanza», de ahí que vertebre parte del libro a partir de sus textos críticos.

SAA: ¿Por qué Marechal y Lezama?

ES: En otros espacios he contado cómo leí Adán Buenosayres, la primera novela de Marechal, hacia mis dieciocho años, en la edición cubana de la Casa de las Américas, de 1969. Fue una revelación.

A esa edad ya había leído bastante poesía y narrativa europea y norteamericana en las económicas y utilísimas ediciones «Huracán». Había leído autores españoles recitaba de memoria a Quevedo y Machado, mis preferidos, había leído El Quijote, Platero y yo, novelas picarescas, las excelentes antologías poéticas españolas publicadas en Cuba; había leído a Martí, Darío, Quiroga, mucha poesía de Efraín Huerta y Octavio Paz, hasta el impacto que fue la novela de Marechal.

Sabes que en la Cuba de esos años existía una relación hostil con las religiones.

De inmediato me cautivó el lenguaje, el sorprendente nivel de esa prosa poética que, por sobre todo, sentía que me hablaba en un español vivo, contemporáneo, que explotaba el lenguaje hasta posibilidades desconocidas para mí en ese momento.

También me atrapó la aventura del conocimiento; recién comenzaba la universidad y me divertía muchísimo ver reflejado y parodiado en la novela, el mundo de conocimientos que estudiaba y había estudiado en las aulas. Después sabría que Marechal había sido profesor de primaria muchos años.

La otra motivación que me ancló a la novela fue la escritura en clave cristiana que la recorre. Sabes que en la Cuba de esos años existía una relación hostil con las religiones aunque después la gente fuera a consultarse por la Madrugá, como dice la conocida canción de Adalberto, en general.

Pues la novela de Marechal me metió de lleno en un diálogo personal con el cristianismo y el catolicismo, sin dogmas, remitiéndome a fuentes e interpretaciones personales del autor; otro aprendizaje inesperado y esencial para mí, para mi formación.

En esos años comenzaba el paulatino rescate de Lezama y su obra. Comencé a leer Paradiso. La lectura se me hacía lenta por la dificultad que encierra la sintaxis lezamiana pero sentía curiosidad por aquella representación de una Cuba desconocida.

En un gesto casi anacrónico, Marechal y Lezama, desde el paradigma del poeta, van elaborando unas poéticas que devienen cosmovisiones.

De a poco comencé a notar ciertos contactos con la obra de Marechal, sobre todo en la presencia del catolicismo y el conocimiento como materia novelesca, las alusiones constantes a la cultura grecolatina, al infierno, materias mezcladas con escenas populares, cotidianas, universos muy parecidos, aunque representados con lenguajes bien diferentes.

Con el tiempo, varias relecturas de las novelas y lecturas de textos críticos, fui constatando que aquellas semejanzas no eran algo fortuito. En un gesto casi anacrónico, Marechal y Lezama, desde el paradigma del poeta, van elaborando unas poéticas que devienen cosmovisiones: «Poética», en el caso de Marechal, «Sistema poético del mundo», en el caso de Lezama. Y ambos despliegan y ponen a prueba esas cosmovisiones en sus respectivas novelas; de ahí el carácter complejo e inasible de sus textos, su hibridez, su relevancia para el desarrollo de la novela hispanoamericana del siglo XX.

Marechal publicó Adán Buenosayres en 1948, al año siguiente Lezama publicó el primer capítulo de Paradiso en la revista Orígenes. Paradiso se publicó en 1966 y, en 1967 ambos escritores se conocieron en La Habana, al ser invitados al jurado de novela del Premio Casa de las Américas, junto a Cortázar, Juan Marsé y Mario Monteforte Toledo.  Pero de esas materias hablo en el libro.            

SAA: Actualmente, ¿cuál es tu relación con el oficialismo cubano?

La pregunta me resulta un tanto brusca en un cuestionario sobre mi desempeño académico y ensayístico en el contexto de una Feria del libro pero no me sorprende. No creo que los cubanos podamos escapar a la curiosidad sobre nosotros en temas migratorios; la insularidad y la vida política del país hacen del viaje al exterior una especie de oscuro objeto del deseo. 

Tendrías que definir lo que entiendes por oficialismo. Si lo asumo desde su concepción más esencial, la del conjunto de tendencias y organizaciones políticas que conforman y apoyan un gobierno, soy un receptor crítico de las políticas gubernamentales, sean cubanas o de cualquier sitio.

Esa actitud crítica no es exclusiva de los intelectuales, pero sí nos debe ser consustancial; es lo que nos cuida de caer en peligrosos extremismos. Si te refieres a mi relación con las instituciones culturales cubanas, no veo razón alguna para no mantener buenas relaciones; han sido mi entorno de estudio, trabajo e investigación más de la mitad de mi vida.

En 2017 por ponerte un ejemplo realicé una estancia de investigación, a propósito de mi tesis doctoral, en la Biblioteca Nacional, la Casa de las Américas, la Facultad de artes y Letras de la UH, la Casa Museo José Lezama Lima y otras instituciones con archivos documentales y fotográficos que resultó fundamental, como puedes imaginar.

El escritor cubano Ernesto Sierra
Ernesto Sierra. | Imagen: cortesía del entrevistado.

También en 2017 ayudé a coordinar, en la Universidad de La Habana, el X Congreso de SICLA (Seminario de Identidad Cultural Latinoamericana), organización de carácter continental, con sede en la Universidad de Sevilla. Con el Centro Hispanoamericano de Cultura, de la oficina del Historiador mi último centro de trabajo en Cuba, siempre estoy dispuesto a colaborar.

Desde 1996 soy miembro de la UNEAC. En muchas instituciones culturales cubanas tengo colegas que admiro y respeto, amigos que ya lo son para toda la vida y eso no lo va a cambiar ningún oficialismo, ningún extremismo, del signo que sea.

Sobre el oficialismo, yo me preocuparía, te repito, por el extremismo de este y de su complementario, el antioficialismo institucionalizado. En sus versiones extremas ambos suelen condenar a los cubanos de bien al fuego cruzado de la desinformación.

Artur Miller a quien pude conocer y escuchar en el viaje que realizó a Cuba en el año 2000, junto a William Styron, dijo alguna vez algo así como que, «un buen periódico, una buena prensa es un país hablándose bien a sí mismo»; la frase siempre me viene a la cabeza cuando pienso en lo que acabo de decir.

Espero que el periódico para el que escribes, en su derecho de asumir la postura política con la que se identifique, publique siempre con apego a la verdad. Es la mejor manera que tenemos de contribuir a edificar la república que soñó Martí: «con todos y para el bien de todos».  

Senén Alonso Alum

(Pinar del Río, Cuba, 1997). Licenciado en Filología por la Universidad de La Habana en 2020. Ejerció como investigador literario en el Centro de Estudios Martianos (CEM) desde su graduación hasta 2022. Ha publicado poemas y ensayos en el medio independiente La Jeringa, en el blog de cine En Raccord, en el Portal Digital del CEM, en el boletín de crítica y pensamiento Puntal, en las revistas Librínsula, El Caimán Barbudo, Opía Magazine, AM:PM, El Estornudo, Honda, Casa de Las Américas y Cine Cubano.

(Pinar del Río, Cuba, 1997). Miembro del staff de Árbol Invertido.

Licenciado en Filología por la Universidad de La Habana en 2020. Ejerció como investigador literario en el Centro de Estudios Martianos (CEM) desde su graduación hasta 2022. Ha publicado poemas y ensayos en La Jeringa, en el blog de cine En Raccord, en el Portal Digital del CEM, en el sitio web del Centro Onelio Jorge Cardoso, en las revistas Librínsula, El Caimán Barbudo, Opía Magazine, AM:PM, El Estornudo, Cine Cubano, Honda, Casa de Las Américas y Rialta Magazine. Fue finalista en el concurso de narrativa “Portus Patris” (2021), auspiciado por la Asociación Hermanos Saíz de Las Tunas. Es graduado del XXII Curso de Técnicas Narrativas que se impartió en el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso (2020-2022), donde resultó ganador de la Beca Caballo de Coral debido a su proyecto de novela Ucronías y otras verdades ficcionadas.

Añadir nuevo comentario

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.